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Monday, September 12, 2016

El club de amigos de Amaury Pérez

El club de amigos de Amaury Pérez
Si no la mayoría, gran parte de ellos proclaman su devoción "a Fidel y
la revolución"
Lunes, septiembre 12, 2016 | Luis Cino Álvarez to Cubadebate)

LA HABANA, Cuba.- Con el programa "Con dos que se quieran", que se emite
por Cubavisión los martes en la noche, se inició hace seis años y ya
va por su segunda temporada, Amaury Pérez ha demostrado que es mejor
entrevistador televisivo que cantautor, y ni decir que novelista.

No se puede negar que Amaury Pérez, décadas atrás, escribió algunas
canciones con letras hermosas e inteligentes, pero definitivamente,
problemas con el vibrato, zancadillas que le pusieron algunos de sus
amigos chivatones de la Nueva Trova o lo que fuese, no funcionaba
aquella mescolanza con la que aspiraba a convertirse en un híbrido entre
Joan Manuel Serrat y Barry Manilow. Y menos cuando como el propio
Amaury ha dicho, "no están de moda los inteligentes", y, al paso que van
las cosas, tampoco los sentimentales.

A Amaury Pérez, que ante las cámaras se siente como pez en el agua -hijo
de gatos, caza ratones-, algunos le reprochan la obsequiosidad y
demasiada melcocha cuando entrevista a sus amigos. Y sus entrevistados
casi siempre lo son, o al menos, él los califica como tales, aun al
mismísimo Silvio Rodríguez, que tanto lo hizo sufrir. Aun así, y a
pesar de su probada incondicionalidad al régimen –en cierta ocasión dijo
que Fidel Castro era como si fuese su papá-, a veces Amaury hace
preguntas a sus invitados que más que agudas, resultan peliagudas.

Por Amaury no queda: él les da el pie forzado, allá ellos si
desaprovechan su oportunidad en el confesorio…

Muy pocos invitados se atreven a desahogarse y quejarse de los agravios
y desaguisados oficiales que han sufrido. Los que más lejos han llegado
en las confesiones han sido un veterano actor que habló de su lucha
contra el alcoholismo, un joven director de cine que sin inhibición
alguna reconoció ser gay y se enorgulleció de ello, una actriz teatral
negra y santiaguera que se quejó del racismo y un músico matancero que
recordó las vicisitudes que le hicieron pasar por ser católico practicante.

Los entrevistados prefieren hablar de sus problemas personales, de sus
inicios en sus carreras, de sus gustos, amores y mascotas. Y a veces, no
pueden contener las lágrimas.

Si no la mayoría, gran parte de ellos proclaman su devoción "a Fidel y
la revolución". Si fueron de los represaliados, de los condenados al
ostracismo y luego de muchos años rehabilitados, se muestran esquivos,
optan por el olvido.

Otros dan pena, como Polito Ibáñez cuando dijo que no quería ser tomado
por un cantante disidente, o el cardenal Jaime Ortega, cuando preguntado
sobre su mediación en el año 2010 para la excarcelación de un grupo de
presos políticos, en lugar de llamar a las Damas de Blanco por su
nombre, prefirió referirse a "esas mujeres que se visten de blanco".

El pasado 30 de agosto el invitado fue Jorge Gómez, el director del
grupo Moncada, quien más que esquivar o tirar curva ante un tema
conflictivo, de tan complaciente, se mostró cómplice de la represión a
los intelectuales en los años 70.

Cuando Amaury Pérez indagó sobre cómo se produjo en 1971 el fin del
Departamento de Filosofía y de la revista Pensamiento Crítico, si la
habían cerrado y por qué, Jorge Gómez dijo que la revista se había ido
agotando de a poco, y lo justificó con el cínico argumento de que "son
cosas que pasan en las revoluciones".

Hubiera sido demasiado atrevido para el muy obsecuente Jorge Gómez decir
que la revista, que agrupaba a tanques pensantes de izquierda como
Aurelio Alonso y Fernando Martínez Heredia, fue cerrada, poco después de
aquel infausto y mal llamado Congreso de Educación y Cultura, por
órdenes de Raúl Castro, por entonces ministro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, quien calificaba a la publicación y al Departamento de
Filosofía de la Universidad de La Habana como "un reducto de
revisionistas y contrarrevolucionarios". Y todo porque se atrevían a
andar manoseando a Marcuse, Gramsci, Sartre, y cuidado si no también a
Bakunin y Trostky.

Por aquellos días, las FAR se ocupaban de la batalla contra los
intelectuales. No era casual que desde la revista Verde Olivo partieran
las infames andanadas de aquel rancheador ideológico que firmaba con el
seudónimo Leopoldo Ávila.

Total, dirá Jorge Gómez, para qué se iba a meter en esos problemas
revolviendo el pasado, si varios de los represaliados de entonces, hoy
son intelectuales orgánicos del régimen, componedores de batea que se
dedican a reinventar el socialismo, olvidados de aquel "error".

En lo que a Jorge Gómez respecta, él mismo lo reconoció, el inesperado
fin de su incursión en la filosofía, más de diez años después de que
aprendiera a tocar los paticos en el piano, le permitió volver a la
música. En 1972, con varios estudiantes universitarios, formó una
agrupación que combinaba el son con la música andina y a la que nombró
Moncada. Años después, luego de sustituir la influencia de Quilapayún e
Inti Illimani por aires más pop, y al demasiado serio Alberto Falla
por cantantes bonitillos, más jóvenes y melenudos, Moncada logró cierta
popularidad. Fue de los grupos que en los años del Periodo Especial
abarrotaban de jóvenes la escalinata de la Universidad, entre otras
causas, porque con los apagones, no tenían lugares mejores donde meterse.

Hoy apenas se escucha a Moncada. Pero su director, Jorge Gómez, luego de
haber tenido su cuarto de hora de fama en la cultura oficial, debe
alegrarse de haber salido indemne y beneficiado de aquel episodio oscuro
que fue el cierre de Pensamiento Crítico. Y seguramente, Amaury Pérez lo
comprende y le da la razón.

luicino2012@gmail.com

Source: El club de amigos de Amaury Pérez | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/el-club-de-amigos-de-amaury-perez/

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