Teatro con guardias en la puerta
RAÚL RIVERO
Madrid – El escenario de la sociedad cubana actual responde a un obsceno
coctel en el que se combinan la prolongada agonía del socialismo de
guayabera con un soporte teatral para que el castrismo continúe en el
poder. Se trata, además, de que se aplauda y se considere aperturista y
en plena evolución a quienes preparan ese brebaje para que los
cómplices, los ingenuos y los interesados tengan donde esconder la
esencia represiva de la dictadura.
Así es que el panorama general se presenta equívoco y surrealista. Allí
se mueven, como estrellas de la obra representada sobre las ruinas, las
comitivas de inversores de todo el mundo y los cuchitriles privados
permitidos con desgano por el Estado, junto a una creciente presencia de
símbolos de la cultura norteamericana y de grupos de seguidores del
gobierno dispuestos a golpear a los opositores y, ahora también, a
corear sus consignas en inglés.
Cualquier viajero informado y lúcido podrá percibir una atmosfera
superficial de transformaciones y movimientos, pero esa misma
información y esa lucidez le permitirá reconocer enseguida que, detrás
de la alharaca de los discursos del oficialismo y sus amigos, el régimen
mantiene entero y sólido su tradicional control y dominio sobre todas la
libertades mediante la cárcel, las palizas, el acoso y el asalto a las
viviendas de los demócratas, los periodistas independientes y los
artistas libres.
El empeño gubernamental de darse agua y jabón o detergente a la cara
dura y deforme incluye una regadera de albañales sobre la oposición
pacífica. Y un trabajo meticuloso que ejerce la milicia pública y la
tropa amañada de alabarderos para descalificar a cuanto cubano trate de
organizarse en un partido político o expresar su opinión critica en un
medio de prensa relevante.
Han tenido que permitir o hacerse los sordos con las críticas de
esquina, en las sobremesas y en los partidos de dominó porque no le
alcanzarían las 300 cárceles que tienen en el país para apresar
inconformes, pero los panfletarios y los servidores voluntarios de
diversa jalea se ensañan con los que trabajan por desmontar esta nueva
función de los promotores de más de medio siglo de opresión.
A estas alturas, esa campaña contra la oposición ha tratado de eliminar
o de confundir hasta el listado de los presos políticos en Cuba. Las
dictaduras no se evalúan por la cantidad de presos políticos que tienen
en sus calabozos, se juzgan por la vocación represora de encarcelar a
sus oponentes.
Me permito, entonces, mencionar al artista gráfico Danilo Maldonado,
preso y sin juicio desde diciembre pasado en la cárcel de Valle Grande,
acusado de lesionar la imagen de los Castro por pretender hacer un
performance con dos cerdos a los que escribió en el lomo los nombres de
Fidel y de Raúl.
Maldonado es uno solo y aquello es una dictadura con presos políticos.
Source: RAÚL RIVERO: Teatro con guardias en la puerta | El Nuevo Herald
-
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article34093122.html
No comments:
Post a Comment