Vestirse en Cuba cuesta caro
Hace mucho que los cubanos, que antes disfrutábamos de la elegancia, 
prescindimos de la moda, pues la necesidad nos obliga a ponernos lo que 
cada cual haya podido conservar en su ropero
martes, julio 21, 2015 |  Gladys Linares	
LA HABANA, Cuba. –Desde hace algún tiempo, con el aparente propósito de 
recuperar la elegancia en nuestra población, el gobierno ha iniciado una 
serie de actividades como ferias, pasarelas, y secciones de modas en 
programas de facilitación social.
Al mismo tiempo, como parte del proceso de actualización del modelo 
económico cubano, que contempla aplicar otras formas de gestión 
empresarial no estatal, ha permitido la apertura de una serie de 
tiendas. Por solo citar un ejemplo, tenemos el proyecto Modas Café, 
ubicado en la céntrica esquina de San Rafael y Consulado, que vende en 
altos precios en CUC ropa femenina, diseñada y confeccionada en el 
propio establecimiento.
La cultura del buen vestir
La cultura del buen vestir en nuestra población empezó a desaparecer a 
partir de la década del 60 con la escasez de ropa y de tejidos. Con la 
instauración de la libreta de racionamiento los cubanos se uniformaron, 
y no solo de verde olivo. Lo mismo en ropa de hombre que de mujer, los 
colores y motivos se volvieron repetitivos, y en su mayoría inadecuados 
para nuestro clima.
¿Quién no recuerda el bochorno de encontrarse frente a frente, lo mismo 
en el cine que en la cola del Coppelia, con una o más personas con la 
misma camisa, la misma blusa, o una prenda hecha de la misma tela?
Me cuenta Amelia, una vecina, que su hermana era muy presumida. Cierta 
vez compró el corte de tela que le tocaba por la libreta, y lo guardó un 
tiempo. Cuando por fin se hizo su vestido, y se lo estrenó para ir al 
teatro, regresó llorando, porque una mujer en la guagua iba vestida con 
la misma tela, ya vieja y desteñida.
En nuestro país desaparecieron por aquel entonces los tejidos de algodón 
de fabricación nacional y también prendas tradicionales como la 
guayabera. Los pantalones de dril y los trajes fueron demonizados, junto 
con la elegancia y las buenas costumbres, bajo el ignominioso apelativo 
de "rezagos de la burguesía". Se le fue inculcando a la población que la 
moda era algo trivial.
Lo que se arrastra hoy día…
De vuelta al presente, del 8 al 18 de junio último se celebró en Pabexpo 
la feria comercial Cuba es Moda, con empresarios de la isla, de Italia y 
España, entre otros. Según la información (Granma, martes 9 de junio de 
2015), el objetivo de este evento era buscar oportunidades que 
contribuyeran a diversificar la presencia de textiles, calzado, 
cosméticos y confecciones varias en el mercado nacional.
Pero a medida que continuamos leyendo vimos que el verdadero objetivo 
era desarrollar la industria de la moda con capital foráneo. Para ello 
se realizaron seminarios, talleres, desfiles de modas, presentaciones de 
productos y servicios, con el fin de promover nuevos acuerdos 
comerciales e identificar socios potenciales.
Resulta que ahora, en el 2015, el gobierno castrista necesita capital 
foráneo para levantar la industria textil cubana, que antes de 1959 
estaba llamada a ser una de las más importantes ramas de nuestra 
economía. En aquel entonces existían en el país cuatro fábricas de 
tejidos de algodón, una de cuerda de alta tenacidad, cinco de tejidos 
planos de rayón, dos de cintas, cuatro de tricot, una de lana y casimir, 
cuatro de toallas, una de tejidos de tapicería y sobrecamas, diez de 
medias y calcetines, y otro gran número de pequeñas fábricas de tejidos 
y confecciones de punto de algodón y rayón.
¿Con qué se viste…?
La textilera de Ariguanabo era la pionera del ramo en Cuba. Creada en 
1931, fue su fundador el señor Dayton Hedges. Estaba ubicada en la zona 
pantanosa de Cayo La Rosa, Bauta, que luego se convirtió en una 
extensión de tierra firme donde muchos de sus obreros vivían en casas 
construidas por la compañía y no pagaban alquiler, ni electricidad, ni agua.
En esta gran industria se fabricaban hilazas de algodón, rayón y tejidos 
de algodón como lienzo, opal, poplín, guarandol, dril fino y mezclilla. 
Los sacos para envasar mercancía, de algodón o rayón, se elaboraban en 
la propia textilera, de donde salían para los principales almacenes del 
país.
Esta fábrica trajo gran prosperidad al pueblo de Bauta, de donde era la 
mayoría de sus trabajadores. Ya en 1950 se pagaba 1 peso con 13 centavos 
por hora, y se trabajaba ininterrumpidamente, en cuatro turnos de seis 
horas.
Pero hace mucho que los cubanos, que antes disfrutábamos de la 
elegancia, prescindimos de la moda, pues a la hora de vestirnos la 
necesidad nos obliga a ponernos lo que cada cual haya podido conservar 
en su ropero. En el pasado, como parte de nuestra cultura general, 
muchas mujeres sabían coser, aunque también había excelentes costureras 
profesionales. Pero después de 1959 este oficio estuvo prohibido.
Las telas y los accesorios antes eran baratos, y con mucha frecuencia 
las tiendas de ropa hacían rebajas. Hoy las telas están carísimas y en 
CUC, y los accesorios escasean, así como las buenas costureras.
Al Estado cubano también se le hace difícil promover el buen vestir 
dentro de la población porque tiene un competidor con todas las de 
ganar: la venta clandestina de ropa importada, que además de ser menos 
cara y mejor confeccionada, está más cerca del gusto de la mayoría.
Y no olvidemos la ropa reciclada -las donaciones de ropa usada de otros 
países-, que es en realidad la primera opción para cubrir las 
necesidades de una población que apenas tiene para comer.
Source: Vestirse en Cuba cuesta caro | Cubanet - 
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/vestir-bien-en-cuba-cuesta-caro/
 
 
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