JUANCHO ARMAS MARCELO Escritor
'Todos los cubanos son sospechosos entre ellos'
El autor canario visita las oscuridades del alma de un matón castrista
en su nueva novela, 'Réquiem habanero por Fidel'
LUIS ALEMANY Actualizado: 08/05/2014 15:57 horas
"Nunca fui comunista; fui compañero de viaje, como todo el mundo". ¿Por
qué no militó? "Aquello era un teatro, una parodia de la libertad.
'Habla tú, ahora tú, ahora tú...'. Cuando me dieron el turno, que me
acuerdo que me lo dio José Carlos Mauricio, dije 'mira, ahora no quiero
yo'". ¿Era aburrido? "¿El PCE? Muy aburrido. Y presuntuoso. A mí me
quitaban el pasaporte por ser 'manifiestamente desafecto' y los
comunistas con carnet viajaban a París. ¿Qué coño pasaba ahí? Y qué iba
a pasar, que los comunistas se daban mucha importancia pero no le hacían
ningún daño al franquismo. ¡Ninguno! Mi mejor amigo aún es comunista. Yo
creo que es añoranza, como cuando Vázquez Montalbán decía 'Cuba es
arqueología pero es mi arqueología'".
Juancho Armas Marcelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1946) no fue
comunista nunca, igual que nunca llegará a ser cubano. Pero casi. "En
Canarias hay quien estornuda cuando me nombran, dicen que no escribo en
canario sino en cubano o venezolano. Allá los mediocres con sus
razones". Su nueva novela, 'Requiem habanero por Fidel' (Alfaguara) es
el monólogo interior de Walter Cepeda, un antiguo matón de Raúl Castro
que languidece angustiado una de esas noches en las que corre el rumor
de que Fidel está muerto.
¿Y cómo se hace para que un escritor español, por muy canario que sea,
suene a cubano y no a imitación de cubano? "Llevo muchos años
escuchando, aprendiendo todos los habaneros que hay: el habanero de los
negros, el habanero de los blancos, el habanero castrista, el cubaneo,
que es un ritmo, un soniquete, una mamadera de gallos que significa
resistencia vital".
En 'Requiem habanero'... no sólo impresiona el sonido de machito cubano
del relato, esos no-coma-pinga-compañero. También está la información,
abrumadora, sobre las penas del alma castrista. "Es que los he conocido.
He tomado tragos con ellos, los he visto sacar el fajo de dólares para
impresionar. Conocí a un coronel de la Seguridad del Estado que, cuando
se retiró, recibió un Mercedes para recoger turistas en el Cohiba, como
le ocurre a Cepeda".
Hay un momento de la novela de Armas Marcelo en el que Walter dice que,
en realidad, los fieles al castrismo son unos ingenuos. Que su pecado es
la tontería sentimental y no el cinismo. "Claro que no es un cínico. Es
un ser humano que se ha entregado, como tantos, a los designios de un
señor del que creyó que era Dios. El resultado es un gran engaño, y el
pobre engañado, tirado en su cama, dice 'estoy solo, cómo me han
abandonado así' y empieza a recordar".
"Qué loco genial fue"
Los fantasmas del castrismo lo visitan. Heberto Padilla, Arnaldo Ochoa,
los hermanos De la Guardia... ¿Por qué Padilla y no Cabrera Infante?
"Porque su caso ha sido mucho más doloroso para el castrismo. Guillermo,
con todo lo grande que fue su epopeya, no logró nada. Fue el gran gusano
traidor, problema resuelto, no hay más que hablar. A un castrista se le
pregunta por Padilla y dirá que aquello fue una desgracia y que Padilla
fue un traidor pero, coño, qué cojones tuvo, qué loco genial fue".
La traición es la gran obsesión. En realidad, la gran pregunta de
'Réquiem habanero'... es ¿por qué ser fiel a la Revolución? Y la
respuesta que da Cepeda es, en resumen, por sentimentalismo. "Ellos lo
ven como un pacto que no se traiciona porque es cuestión de honor. Mejor
perseverar en el error y en la miseria que quitarle la razón a la
revolución".
En cambio, las mujeres de Cepeda (su hija y su psiquiatra, exiliadas, su
ex mujer) son mucho más realistas. "Eso es así: hasta las mujeres más
violentamente castristas, que las hay, los son por talento para la
corrupción, porque les conviene. Luego son las mismas que mueven a sus
familias para marcharse fuera. Y si cae en sus manos una tarjeta de
crédito, échese a temblar".
"Todavía no he conocido a un cubano tonto", continúa Armas Marcelo.
"Todos hablan maravillosamente y cuando terminan de hablar, echan a
cantar y todo lo que dicen y cantan es sabio. Pero el castrismo
envilece. Ahora todos son sospechosos entre ellos, tienen al Comité de
Defensa de la Revolución en sus casas y se les ha roto la raíz familiar
de la sociedad: la hermana denuncia al hermano, el padre a la hija...".
Mal remedio, ¿no? "Fidel morirá una noche, apagarán la luz y, cuando la
vuelvan a encender, Cuba será una democracia liberal y estará todo a
nombre de los hijos de los dirigentes, verá. ¿Sabe cuál es el nombre con
el que canta el hijo de Silvio Rodríguez? Silvito en Libertad. Entra y
sale de Cuba, se lo pasa bien en todas partes y la Revolución le da igual".
Source: "'Todos los cubanos son sospechosos entre ellos' | Cultura | EL
MUNDO" -
http://www.elmundo.es/cultura/2014/05/08/536b8d22e2704e23278b4572.html
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