¿Oposición leal a quién?
LUNES, 26 DE MAYO DE 2014 05:01 ESCRITO POR OSMAR LAFFITA
Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) La sociedad cubana, en los
órdenes económico, político y social, está sumida en un total
estancamiento. Los dirigentes del Estado y del gobierno, su núcleo duro,
se autoproclaman como la dirección histórica y mantienen inamovible su
poder, sostenido por su aceitada maquinara represiva y unas fuerzas
armadas cuyo destino ha sido defender los espurios intereses de la clase
gobernante.
Empecemos por dejar claro que desde su aprobación en 1976 la
Constitución de la República de Cuba ha sido un mero instrumento formal
al servicio de la actual casta gobernantes, que jamás ha rendido cuentas
de su gestión, ni ha aceptado cuestionamiento por parte de la sociedad
civil, porque son enemigos de todo lo que legalmente prefigure como un
Estado moderno, democrático, plural y participativo.
Los elogios y afirmaciones apresuradas de que la puesta en vigor de los
301 lineamientos económicos aprobados en el VI Congreso del Partido
Comunista eran una señal de reformas, recibieron un cubo de agua fría,
cuando el zar de la economía, Marino Murillo Jorge, afirmó que no habrá
cambios estructurales, que los ajustes se harán sin cambios de la
propiedad sobre los medios de producción.
La política informativa es dirigida de manera implacable por el
Departamento Ideológico del Partido Comunista, responsabilizado por el
Buro Político de aplicar una refinada y perversa censura, sin espacio
para libertad de expresión y de opinión: toda la información que el
pueblo recibe responde enteramente a los intereses del Estado y el Gobierno.
Los procesos eleccionarios del llamado Poder Popular se ajustan al canon
de la antidemocrático y diabólica ley electoral que no da ninguna
oportunidad a que ciudadanos que no sean del oficialismo puedan ser
elegidos para ocupar algunos de estos puestos por el voto libre de los
electores a nivel de circunscripción.
La Constitución de la República de Cuba, por su naturaleza ideológica y
partidista, dista mucho de ser un instrumento que esté al servicio de
los ciudadanos. Su artículo tercero refrenda que la soberanía radica en
el pueblo, pero tiene la enmienda que señala la irrevocabilidad del
socialismo.
La negación constitucional del pluripartidismo esta refrendada en el
artículo cinco, que plantea que "el Partido Comunista de Cuba, es la
fuerza dirigente de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los
esfuerzo hacia los altos fines de la construcción del socialismo".
Con tal forceps antidemocrático, la sociedad civil independiente está
obligada a acatar ese arbitrario artículo. Ir en contra de este precepto
constitucional es considerado punible y está sujeto a sanciones penales
si así lo estimasen los órganos de justicia cubanos.
Las autoridades se han burlado de todos los intentos hasta ahora
infructuosos de las organizaciones de la sociedad civil –me refiero a
las que no son poleas transmisoras del gobierno- que ajustados alo que
plasma la Ley de Asociaciones han presentado los documento para que las
reconozcan y asienten en el registro del Ministerio de Justicia y
todavía están a la espera de recibir respuesta.
Si esa es la realidad política actual de Cuba, resulta llamativo el
artículo "Oposición Leal: construyendo un camino de estabilidad y
progreso", de Roberto Veiga González, editor de la revista Espacio
Laical, un proyecto del Centro Cultural "Padre Félix Varela", adscripto
a la Archidiócesis de La Habana.
A lo largo del trabajo, el Sr. Veiga no hace alusión alguna a que en
Cuba no existen los espacios legales que permitan que las organizaciones
de la sociedad civil independiente realicen su actividad en un espacio
legal reconocido, dado que todas ellas son ilegales y están sometidas al
acoso de los aparatos represivos.
Resulta verdaderamente de ilusos la afirmación de Veiga de que pudieran
ser legalizadas actividades políticas no autorizadas por el Partido
Comunista.
Veiga acuña el término "oposición leal", pero no hace mención alguna a
las trabas constitucionales que impiden cualquier desempeño opositor, a
pesar de que no hay duda alguna de que las conoce perfectamente.
Los luchadores prodemocráticos dentro y fuera de Cuba, que han sufrido y
sufren los desmanes de un gobierno que es enemigo de la democracia y la
libertad, han reaccionado irritados al escuchar la vergonzosa
clasificación de "oposición leal", que consideran una perversa maniobra
para dividir e ignorar a los que llevan años en la lucha por cambiar la
realidad existente.
El rechazo y molestia que ha provocado el término "oposición leal" está
más que justificado. Los gobernantes cubanos nunca han reconocido los
intentos de la sociedad civil de señalarle lo errores que han cometido
durante su tan prolongado tiempo en el poder. Su reacción ha sido de
acusarlos de apátridas y mercenarios al servicio del gobierno de los
Estados Unidos.
Resulta verdaderamente vergonzoso y ofensivo que después de tantos años
de lucha contra el actual gobierno, se asuma un nuevo desempeño en la
lucha política, cuyo objetivo, según Veiga, no es la toma del poder, que
es lo que verdaderamente preocupa a los gobernantes cubanos.
De repente, de acuerdo a Veiga, esa "oposición leal" se pone al servicio
de la nación, e incluso de los que hoy gobiernan Cuba, algo realmente
denigrante.
El gobierno cubano siempre ha considerado a la oposición como su
enemiga, que quiere destruirlo. Si ese es su comportamiento, cómo es
posible que acepten como aliado a un adversario contra el que en todo
momento no han dejado de emplear los métodos más violentos para impedir
su normal desempeño y al que la Constitución y las leyes cubanas
desconocen y consideran ilegales.
Es bueno recordarle a Veiga que los opositores, desde sus discursos
políticos, han tenido el valor de denunciar que han sido los actuales
gobernantes los que han arruinado a la nación.
Parece que Veiga, al hacer el prolegómeno de la "disidencia leal",
desconoce que el régimen cubano nunca ha reconocido a la oposición. Si
esa es la realidad, no es posible hacer propuestas que generen tensiones
entre los sectores pro-democráticos, porque el único enemigo de la
reconciliación de los cubanos es el gobierno.
Es por ese proceder antinacional de las autoridades, que todas las
iniciativas y propuestas de la oposición han caído en un saco roto.
Ninguna ha sido tenida en cuenta, a pesar de que han estado dirigidas a
resolver entre cubanos los graves problemas de la nación.
El no reconocimiento legal del pluripartidismo y de la sociedad civil
independiente muestran que la sociedad cubana está secuestrada por una
oligarquía político-militar que bajo la dirección del Partido Comunista
es la que pauta los destinos de la nación, sin tener en cuenta a la
mayoría del pueblo.
De qué lealtad habla Veiga cuando los gobernantes cubanos de manera
flagrante desconocen y violan contumazmente la soberanía popular e
impiden por todos los medios el empoderamiento de diversos sectores de
la sociedad.
Todos los intentos de una eventual "oposición leal" de presentar a sus
candidatos en las farsas electorales para ocupar responsabilidades en
los órganos legislativos, chocarán contra el muro de la antidemocrática
Ley Electoral, que solo tiene en cuenta a los candidatos aceptados
previamente por el Partido Comunista.
Aunque Veiga pretenda ignorarlo, en Cuba existen inconvenientes para
materializar una "oposición leal", por muy inocuos que sean sus
propósitos. Al gobierno le aterroriza todo lo que tenga que ver con la
participación ciudadana sin su control. Por naturaleza, este régimen es
enemigo de la libertad.
Para Cuba actualidad: ramsetgandhi@yahoo.com
Source: ¿Oposición leal a quién? | Cuba noticias actualidad.Periodismo
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http://www.primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/10673-ioposicion-leal-a-quien-.html
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