Pages

Sunday, May 11, 2014

El peligroso camino chino de Cuba

El peligroso camino chino de Cuba
GUILLERMO ALMEYRA

La Revolución Cubana, desde El Moncada hasta la entrada en La Habana y
la instauración del gobierno de los barbudos, fue una revolución de
jóvenes por la democracia social, por acabar con el tiempo muerto y
asegurar pan y trabajo a todos. Se apoyó en la movilización y la
participación en la lucha política sindical y armada de la parte mejor y
más pobre del país. Éste estaba politizado por la experiencia previa del
radicalismo antimperialista de Guiteras y se caracterizaba por la lucha
ideológica entre las diferentes tendencias (nacionalista,
socialcristiana, comunista estalinista, comunista trotskista,
anarquista) que influían en el movimiento estudiantil y obrero. Esa
revolución quería poner fin a la ocupación del Estado por la pandilla
batistiana y al control de la economía por las empresas estadunidenses y
sus socios cubanos. No dependía de nadie, ni de los intentos
estadunidenses de controlarla para prescindir de Batista, ni de la
entonces Unión Soviética, que no la ayudó en sus comienzos y que
repudió, al igual que los partidos comunistas, su radicalismo. Su
victoria condujo un gobierno pluralista del Movimiento 26 de Julio
(M26), de un grupo de militares antibatistianos de baja graduación, de
los socialcristianos del Directorio estudiantil y de un grupo de
comunistas que habían desacatado la política de su partido de rechazo de
la lucha armada antibatistiana. Esos grupos integraron después las
Organizaciones Revolucionarias Integradas, que dieron origen
posteriormente a un nuevo Partido Comunista iconoclasta, innovador,
lleno de audacia, inicialmente muy abierto a la discusión de las
diferencias entre revolucionarios, capaz de atraer a los intelectuales
progresistas de la isla y del mundo por su valiente posición
internacionalista y sus principios de justicia social, partido que
estaba enfrentado con los demás partidos comunistas dirigidos por Moscú
y con Moscú mismo.

Hoy, más de medio siglo después, el partido y el Estado forman una sola
cosa, los ex jóvenes han envejecido en el gobierno y no hay ya margen
para la audacia y la innovación. El partido único burocratizado casi ha
perdido el apoyo militante de los jóvenes y no despierta las esperanzas
de los trabajadores de mejorar constantemente su nivel de vida y de
tener trabajo digno y bien pagado. Además, no depende del pueblo cubano
sino de lo que pueda suceder en el campo internacional, pues Cuba
importa la mayor parte de los alimentos que consume, toda su tecnología
y el combustible y vive, sobre todo, del turismo de las clases medias
consumistas del extranjero, de la exportación de profesionales que forma
a duro costo y de la ayuda primero de la Unión Soviética y ahora de
Venezuela, o sea, de factores incontrolables e inseguros.

En la gran mayoría de la juventud ha triunfado la ideología consumista
del capitalismo y en un sector importante de la intelectualidad impera
el desencanto cínico y el conservadurismo que reflejan las novelas de
Leonardo Padura, así como el temor a una represión burocrática que
podría quitarle sus pocas prebendas o sus trabajos oficiales a quien
levante una voz crítica. El gobierno sigue gozando de un consenso
mayoritario. Pero éste es pasivo y se basa no en la lucha por el
socialismo sino en el nacionalismo antimperialista cubano, que no acepta
ni tolerará la imposición de una nueva dominación estadunidense, que
llevaría a Cuba al nivel de Puerto Rico.

El pueblo cubano está viviendo hace años una gran transformación:
quienes tienen dólares por su trabajo, por comportamientos ilegales o
por tener parientes emigrados, viven mejor que los que viven de sus
salarios en pesos. Aparecen así sectores privilegiados, aunque sea con
el pobre privilegio de comer mejor o dos veces por día o de informarse.
Profesiones nobles y absolutamente necesarias como el magisterio, la
medicina o la tornería no atraen ya a los jóvenes, pues se gana más en
el turismo y sus derivados (legales o ilegales). La emigración aparece
cada vez más entre ellos como una perspectiva.

Para peor, todos saben que en la guerra del imperialismo y sus aliados
locales, más una gran parte de las clases medias de Venezuela, contra el
llamado proceso bolivariano, se juega también la suerte de Cuba y de los
países de la Alba, que dependen del petróleo y del mercado que les
ofrece Caracas. Además, el hecho de que la única vida política
pluralista, para los intelectuales, deba hacerse alrededor de los medios
y publicaciones de la Iglesia católica, que es enemiga del socialismo y
del gobierno cubano, no sólo fomenta las posiciones conservadoras,
socialcristianas o socialdemocráticas de todo tipo, sino que también
aísla del pueblo a los intelectuales que siguen siendo revolucionarios,
los cuales para escribir libremente muchas veces deben emigrar.

La construcción en Mariel de un puerto franco para la localización de
industrias y la creación de un enorme puerto para contenedores, podría
crear un nuevo Panamá. Como el mercado cubano es muy chico, dispone de
pocos jóvenes y la productividad es baja, el gobierno parece haber
optado por la integración de la isla en el mercado y el comercio
internacionales del capitalismo estadunidense. Desgraciadamente, la
nueva ley de inversiones podría dar un fuerte impulso a las
desigualdades sociales y al capitalismo en la isla y da margen también
para el reingreso a Cuba mediante testaferros de los capitales –cubanos
o no– que emigraron en los años 60. El gobierno se guía por las
necesidades económicas estatales y subordina a ellas al Partido
Comunista burocratizado y a los trabajadores cubanos, a los que jamás
consulta y sólo llama para aprobar las decisiones tomadas previamente
por unas 10 personas. Sin la plena discusión por los trabajadores de las
decisiones políticas y económicas, Cuba, como China, podría ir por el
camino de la reconstrucción acelerada de una clase burguesa a partir de
la burocracia unida al capital extranjero. Sobre esto volveremos.

Source: "La Jornada: El peligroso camino chino de Cuba" -
http://www.jornada.unam.mx/2014/05/11/opinion/018a1pol

No comments: