La versión amigable del modelo
[02-09-2013]
Alberto Medina Méndez
(www.miscelaneasdecuba.net).- Las prioridades están claras. Para salir
de la coyuntura el primer escalón implica dejar atrás el presente con
todo lo que ello simboliza y representa.
Pero en la ansiedad de superar esta etapa, siempre se corre un riesgo,
que es el de confundir la herramienta circunstancial con la que se logra
salir con el instrumento político necesario para que, el inevitable
hecho político, no se termine convirtiendo en un viraje muy sutil, o
sólo un breve intervalo que luego conduzca pausadamente hacia una
versión amigable del modelo.
Por eso es preciso entender que no ha sido el estilo de permanente
confrontación o la soberbia crónica, ni siquiera la corrupción burda o
la impunidad arrogante del poder, lo que ha generado esta situación.
La fotografía de la actualidad es la ineludible consecuencia de
políticas inadecuadas y visiones equivocadas, de diagnósticos
desacertados y soluciones que no se ocuparon del fondo de cada cuestión,
sino que operaron en la superficie, atacando los síntomas para intentar
postergar sus efectos, sin resolver las raíces profundas de cada problema.
La euforia propia de un resultado electoral que siempre es transitorio y
hasta anecdótico, el exitismo desmedido, la alegría fugaz que surge de
la promesa del final de un ciclo, no deben impedir dimensionar la
significación del momento, la gravedad de la situación y mucho menos
inducir hacia una actitud cómplice, distractora, de ocultamiento de las
verdaderas causas. El camino hacia la solución vendrá en etapas y esta
es una de ellas, tal vez solo la primera fase de una secuencia que
tendrá varias escalas.
Es importante entender que en la grilla de los adversarios del
oficialismo contemporáneo, aparecen los opositores de siempre, muchos
que en momentos clave han sido funcionales al poder, porque se han
plegado mansamente a sus políticas, aplaudiéndolas con fervor o
avalándolas sólo porque hacer lo contrario era políticamente incorrecto.
También aparecen en la nómina de rivales del gobierno algunos ex
miembros de sus filas, oportunistas seriales y desplazados del poder,
gente de baja estatura moral y escasos escrúpulos cuando de acceder al
poder se trata.
De ese grupo de políticos, de gente que piensa lo mismo o demasiado
parecido, de personajes que aprovechan los errores ajenos pero que
tienen una evidente afinidad política e ideológica con los depredadores
de turno, no se puede esperar nada diferente.
No se transita esta realidad por las miserias humanas de algunos
funcionarios, por importantes que sean, ni por sus controvertidos
estilos personales o sus modos repudiables. No es una cuestión de
formas, sino de fondo. Se vive este presente por un conjunto de miradas
políticas que no interpretan al ser humano, que han elegido el
clientelismo por sobre la cultura del esfuerzo y que han alentado a un
empresariado prebendario a concentrar sus esfuerzos en el tráfico de
influencias en vez de generar nuevas ideas, mejores productos o
servicios, de mayor calidad, y producirlos de modo eficiente y a precios
competitivos.
Muchos de los que hoy se adjudican los eventuales triunfos electorales y
hasta caen en la trampa de repartirse el poder en forma anticipada, no
sólo han sido funcionales o colaboradores del poder, sino que además
piensan de igual modo, en la inmensa mayoría de los temas de la agenda.
Algunos creen que esos políticos sólo prefieren guardar silencio por
ahora, dada la proximidad de los comicios. Si no tienen el coraje
político para decirlo ahora, pues tampoco son los protagonistas que se
necesitan para que el país implemente políticas sensatas, racionales y
adecuadas.
La sociedad tiene hoy una responsabilidad indelegable, la de administrar
su adhesión con inteligencia hacia políticos que puedan mostrar
convicciones y determinación para ofrecer soluciones ";diferentes"; y no
similares.
Se precisan cambios importantes, significativos y no sólo pequeñas
adaptaciones a las políticas vigentes. Por eso es imperioso que la
sociedad tutele la transformación, oriente a sus dirigentes,
demandándole soluciones concretas y no parches o una lista recitada de
buenas intenciones. No se necesitan grandilocuentes discursos ni
carismáticos candidatos, sino una construcción política con ideas
diametralmente opuestas a las actuales.
Los países que superaron la pobreza y vencieron a la corrupción
estructural, mejorando sus estándares de vida y ofreciendo condiciones
dignas para el desarrollo armónico de sus ciudadanos, de la mano de un
clima favorable para el flujo de capitales garantizando un crecimiento
sustentable, no aplicaron estas políticas, sino otras que están en las
antípodas.
Las naciones que hoy son referentes, las que han encontrado un rumbo
siempre perfectible, pero que son el paradigma indiscutible del
progreso, son sociedades abiertas, que se integran al mundo, que
respetan de modo irrestricto la propiedad privada y los derechos
individuales, que brindan seguridad jurídica y un marco de estabilidad
institucional. Nada de eso se está haciendo con seriedad por estas
latitudes y no existen muestras fehacientes de que algún líder
oficialista u opositor, de cierto peso político, lo esté proponiendo con
contundencia y sin medias tintas.
Si no se comprende esta ecuación, tan simple como verificable, pues solo
se volverá a recorrer una transición efímera que culminará en más de lo
mismo o en todo caso en una versión amigable del modelo.
Source: "La versión amigable del modelo - Misceláneas de Cuba" -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/52244bb43a682e0bb4ee8311
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