El estigma del Mariel

Publicado el lunes, 09.09.13

El estigma del Mariel
FABIOLA SANTIAGO
FSANTIAGO@MIAMIHERALD.COM

Un capítulo olvidado de los polvorientos anales de la historia de
inmigración ha vuelto a aparecer: la deportación a Cuba de los
refugiados del Mariel que en un momento de sus vidas cometieron un delito.

Sólo que esta vez la historia no se desarrolla aquí — como ocurrió con
el agitado éxodo en 1980 que trajo a 125,000 cubanos al sur de la
Florida en cinco meses — sino en el centro de Estados Unidos: un hogar
en Columbus, Ohio, donde un niño de 4 años continuamente le pregunta a
su madre "¿Dónde está papá?"

Yuneqca Bryant, una enfermera de 35 años, explica en la manera más
simple posible por qué el padre del niño — después de vivir 33 años en
Estados Unidos — fue deportado a Cuba el mes pasado.

"Yo le digo, 'En todas partes hay reglas y tu papá en algún momento de
su vida no cumplió las reglas'. Entonces le saco un mapa y le muestro:
'Estamos aquí en Estados Unidos y él regresó al lugar donde nació, en
Cuba'".

Entonces el pequeño, que antes de la deportación había disfrutado el
beneficio de tener a su padre todo el tiempo en la casa, pregunta:
¿Podemos ir a visitarlo? ¿Le podemos escribir?

Bryant no tiene respuestas.

Las autoridades del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE
por sus siglas en inglés) deportaron a Marcos Díaz Hernández, de 54
años, dejando a tres niños estadounidenses sin padre y a una esposa
estadounidense sin información.

"Esto fue como una bomba que vino no se sabe de dónde", me dice Bryant.

El delito por el que deportaron a Díaz ocurrió en 1984, cuatro años
después de haber llegado a los 21 años solo.

Participó en un robo a mano armada en la Florida y lo sentenciaron a
cuatro años en prisión. Después de eso no aparece nada en sus
antecedentes. Su esposa dice que se había atrasado en los pagos de una
cuota alimentaria de una hija de 8 años nacida de una relación anterior,
pero que se había puesto al día y había ganado el juicio con la madre
por derechos de visitación.

Cuando el ICE lo citó, dice Bryant, Díaz sólo había tenido una visita
con su hija, que transcurrió positivamente y en la que hablaron de
conocer a sus medio-hermanos.

Le pregunté a un oficial de ICE la razón por la que Díaz captó su
atención y todo lo que recibí como respuesta fue: "En el momento de su
deportación su nombre aparecía en la Lista de Repatriación de Cubanos. …
La cantidad de información que podemos discutir en estos casos es muy
limitada".

Ni el transcurso del tiempo, ni la rehabilitación ni los lazos
familiares parecieron importarle al ICE, que ha batido el récord de
deportaciones bajo la administración de Obama y que ahora parece haber
resucitado la lista de 2,746 cubanos del éxodo de Mariel sujetos a
deportación, de los cuales solo 502 no han sido devueltos a Cuba.

Al tiempo que no puedo estar en desacuerdo en que a los inmigrantes que
cometen delitos serios se les retire el derecho a residencia y sean
deportados, es inhumano aplicar ese castigo tan fuerte 25 años después
de que alguien ha cumplido su condena en prisión y está viviendo legalmente.

¿Qué beneficio puede traerle al país separar a un padre de sus tres hijos?

Cualquiera que haya sido la falta moral que puso a Díaz en la cárcel a
los veinte y tantos años, ahora era un buen padre activo y querido por
su familia, dijo su esposa, para quien Díaz era un compañero muy necesario.

Pero el estigma del Mariel continúa vivo y esta vez su hiriente aguijón
se ha sentido en Ohio, en el hogar de una familia estadounidense que ha
perdido a un padre.

Source: "FABIOLA SANTIAGO: El estigma del Mariel - Fabiola Santiago -
ElNuevoHerald.com" -
http://www.elnuevoherald.com/2013/09/09/1563348/fabiola-santiago-el-estigma-del.html