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Tuesday, June 04, 2013

El espejo de Cuba

El espejo de Cuba
Francisco Quintana ~ Junio 4, 2013

La isla de Cuba es un país que puede ser visto bajo tres prismas
distintos: sus paisajes, la vida de su gente y el sistema político
instalado hace varias décadas. Cuba muestra todo eso y está en nosotros
la elección sobre qué es lo que queremos ver.

Desde la perspectiva geográfica, es el destino turístico predilecto de
muchos argentinos. Un paraíso natural de abundante vegetación y clima
húmedo, de arena blanca y agua cristalina sobre el Mar Caribe. Desde una
mirada histórica es, a su vez, esa remembranza romántica de la
revolución; es ese pequeño que se le anima al gigante del norte.

Pero también es un país de enorme pobreza, dolorosa desigualdad y falta
de libertad. Es el país donde los ingenieros manejan taxis y muchas
jóvenes se conforman con la prostitución por un puñado de dólares. Es el
país donde la gente tiene más necesidades que recursos y posibilidades
para saciarlos, con un Estado que domina todo, tolera e incluso ampara
que su población viva en situación de escasez.

Sin embargo, pese a la contradicción evidente, es el país cuyo gobierno
-el mismo a lo largo de más de medio siglo- se anima a vanagloriarse de
su respeto a los derechos humanos. Basta recordar algunas menciones
sobre el tema en boca del propio Fidel Castro: "No hay revolución en el
mundo, no hay país en el mundo que haya sido más estricto en el respeto
a los derechos humanos que nuestro país" o "El gobierno cubano ha
realizado una gran contribución a la lucha por los derechos humanos,
según esta definición amplia y completa, al mundo en general". Son
palabras vacías frente a una realidad de restricciones a los derechos
que vienen siendo intensificadas en Cuba a lo largo de los años. La
contradicción entre el discurso y los hechos es flagrante e indisimulable.

Precisamente, sostener que se respetan los derechos humanos en una
sociedad donde cualquier ciudadano puede ser detenido sin motivo alguno,
no puede expresar sus ideas políticas ni asociarse, no puede reunirse,
disponer de su propiedad o entrar y salir libremente del país sin
necesidad de permiso alguno, es francamente una burla.

En Cuba impera una supremacía absoluta de los fines del Estado por sobre
los derechos humanos fundamentales del individuo. En pos de la
revolución, los cubanos deben sufrir privaciones de todo tipo.

Lejos de conformarse, cada vez más cubanos se animan a alzar la voz. Una
disidencia cada vez más presente y organizada muestra un camino. Cuando
menos, una luz de esperanza.

Entonces, cuando miramos a Cuba podemos vernos reflejados en el modelo
de sociedad que admiramos o, por el contrario,
rechazamos. Si aceptamos o consentimos aquello que no querríamos para
nuestro propio país o por el contrario, si nos animamos a denunciar
abusos y a visibilizar a una oposición latente y presente. Nuestro
aporte está en potenciar la tarea de quienes, desde la misma Cuba, se
animan a pensar en el futuro que quieren para su país, en una era post
Castro.

http://opinion.infobae.com/francisco-quintana/2013/06/04/el-espejo-de-cuba/

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