Avisen a la policía para que recoja los muertos
Martes, Junio 4, 2013 | Por Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org - El Reparto Eléctrico, un
barrio sub-urbano de Arroyo Naranjo, con tantos edificios de
micro-brigadas estilo soviético, parecería Siberia si no fuese por la
abundante vegetación tropical: la hierba y los matojos que inunda los
patios, los jardines, las calles y levanta las aceras donde las hay. El
barrio aparenta Liberia o Ruanda, no tanto por los matorrales y la
cantidad de pobladores negros, sino porque aquello a veces se pone tan
violento que parece estalló una guerra civil.
Lo peor es que la policía nada o casi nada hace. Últimamente, cuando le
avisan de algún incidente, si no es que pintaron frases
antigubernamentales en alguna pared, demoran en acudir. Casi siempre
llegan justo a tiempo para recoger los heridos…o los muertos. Como
cuando hace unos años, la madrugada de un 17 de diciembre, demoraron
horas en llegar para impedir que varios abakuás dieran caza y mataran a
puñaladas, punzonzazos y martillazos, a un muchacho de 16 años que había
profanado una de sus ceremonias.
Poco hace la policía para prevenir incidentes violentos. Ni hablar de
profilaxis social. Es como si bastara para acabar con las broncas con
que hayan suspendido los bailables en la plazoleta del cine -que a su
vez fue cerrado por las goteras-, que hayan cerrado también la discoteca
que funcionaba los fines de semana en la casa de la cultura y que los
jefes de sector apliquen a su antojo la ley de peligrosidad social a los
que se imaginen que puedan potencialmente delinquir, especialmente si
son jóvenes y negros.
Pero no basta. En el Reparto Eléctrico, como en el resto de Arroyo
Naranjo, que ha sido declarado por la policía uno de los municipios más
peligrosos de la capital, son frecuentes, además de los robos con
fuerza, las peleas con armas blancas y ocasionalmente con pistolas (en
la zona viven muchos militares). Las peleas, que son más regulares los
fines de semana, generalmente se originan por deudas, borracheras o celos.
Recientemente, se produjo un violento incidente que pudo ser evitado por
la policía, especialmente por los jefes de sector de la zona. Tuvieron
suficiente tiempo y avisos de lo que podía ocurrir, pero mostraron total
indolencia.
Hacía más de un año, Jorge Luis García Gutiérrez, de 51 años, fue
golpeado y herido durante un altercado con un vecino de pésima conducta
social. Ambos estaban ebrios. Desde entonces, comenzó la enemistad entre
los dos hombres.
Durante meses, Jorge Luis trató de no dejarse provocar por el otro tipo.
Desde que hace casi 20 años estuvo preso por un delito menor, juró que
nunca más volvería a la cárcel. Algo difícil, porque en Cuba, luego que
has estado preso una vez, la policía no te quita la vista de encima y
siempre te considera sospechoso.
Un mes atrás, Jorge Luis no pudo soportar más las amenazas del otro
contra él y su familia. Pelearon y le dio una cuchillada. Parece que
como la herida no fue grave, la policía no intervino.
Durante varios días, los dos hombres anduvieron armados con machetes por
el barrio, casi siempre borrachos. Cada uno anunciaba que iba a matar al
otro.
Los jefes de sector estaban avisados, pero no hicieron caso a las
advertencias de sus familiares, que esperaban que recogieran a los dos
hombres antes de que ocurriese una tragedia. No les importó o
simplemente esperaban que se mataran entre ellos. "Serán dos
antisociales menos", seguramente pensaron.
Finalmente, el hijo de 19 años del otro hombre, casi mata a Jorge Luis.
La tarde del primero de mayo, lo sorprendió borracho, frente a la
secundaria básica "Desembarco del Granma", del Reparto Eléctrico, le
arrebató el machete que llevaba y le asestó varias decenas de
machetazos. Horas después, se lo llevaron preso.
A Jorge Luis lo recogieron ensangrentado, tirado en la escalera de la
escuela, con decenas de heridas en el tórax y los brazos, y tres dedos
de menos. Lo condujeron al hospital "Julio Trigo", donde estuvo
ingresado varios días en terapia intensiva. Hubo que operarlo porque
estuvo a punto de perder el brazo izquierdo.
Ahora Jorge Luis, que es zurdo y trabajaba como herrero y albañil por
cuenta propia, sin los tres dedos de la mano izquierda, no sabe cómo se
las arreglará para ganarse la vida. Parece que no podrá cumplir su
juramento de nunca más tener problemas con la justicia. No sabe si
tendrá que ir a juicio, si volverá a tener que pelear con el padre del
agresor, con él cuando salga de la cárcel o con algún otro de sus
parientes. En ese caso, después de la próxima pelea, es probable que
avisen a la policía para que recoja los muertos.
luicino2012@gmail.com
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