Actividad en un círculo infantil cubano
junio 1, 2013
Rosa Martinez
HAVANA TIMES — El inicio del curso escolar tiene gran trascendencia para
toda la sociedad cubana. La educación, junto a la salud y el deporte es
uno de los logros más significativos de la Revolución cubana, y cada año
se hace gala de eso el primer lunes del mes de septiembre, que marca el
regreso de los niños a todas las instituciones escolares o el nuevo
ingreso de otros.
En todas las escuelas del país se realizan actividades culturales en las
que participan niños, educadores y la familia.
Es tradicional que el director de la escuela realice un discurso
mencionando la importancia de la escuela para la formación de los
futuros obreros, profesionales y artistas del país.
Tradicionalmente el discurso lleva algún toque político que queremos
darle a todas las cosas que suceden en nuestras vidas, así que
inevitablemente se habla del bloqueo, del imperialismo y de la Revolución.
Es el inicio del curso escolar, y no se puede perder la oportunidad de
realzar que a pesar de las limitaciones impuestas durante más de 50 años
no hay un solo niño cubano sin escuela, sin maestro o sin libros.
Eso nos aburre por fuerza de repetición, pero la mayoría de los padres
lo entendemos, aunque nos preguntamos por qué esta vez no hablan del
incremento de la violencia infantil, por qué no hablarle a los niños de
sus derechos y a los padres de sus deberes.
Durante todos los actos de inicio de curso ocurre lo mismo, ya no me
sorprende. Lo que no me esperaba era que en una actividad del círculo
infantil al que asiste hace poco mi niña más pequeña se repitiera la
misma historia.
En este caso (fue Mayo) la celebración era el aniversario de los
círculos infantiles, entidad de gran importancia para las mujeres, que
gracias a ella pueden realizar sus sueños de trabajar y superarse sin
desatender a los hijos.
Fue una actividad colorida que contó con la actuación de las propias
seños que se convirtieron en payasas, bailarinas, cantantes.
Los niños disfrutaron de lo lindo con un mago que además de realizar
actos de magia, contó una linda historia que los niños gozaron de
principio a fin; bueno no sería sincera si dijera que los niños
disfrutaron del inicio o cierre de la actividad.
El inicio fue pesado pues, como todo acto oficial, comenzó con las notas
de nuestro himno nacional. Aunque unos pocos niños lograban seguir las
letras del himno, a ninguno le interesaba aquella canción que resultaba
simbólica para la mayoría de los padres y profesores.
Que se cante el himno es entendible, es uno de nuestros símbolos
patrios, los niños deben conocerlo y aprender a respetarlo desde
pequeños, pero que se clausure una actividad para niños menores de cinco
años con un discurso aburrido, ya eso era otra cosa.
Y así fue, el cierre fue un discurso sobre el compromiso con la patria y
la Revolución, que incluyó palabras del Comandante en Jefe Fidel. Los
padres tuvieron que ingeniársela para controlar a los pequeños, que
cansados de aquellas frases, comenzaron a correr, gritar y jugar.
Todos los niños saben quién es Fidel, pero ninguno entendió qué tenía
que ver el círculo, la seño, la plastilina, los colores, el caballito de
cuatro ruedas ni la muñeca negra con la patria ni con la Revolución, la
mayoría no sabía qué cosa era la revolución ni para que servía.
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