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Friday, May 03, 2013

Cine 3D privado, nueva moda en La Habana

Sociedad

Cine 3D privado, nueva moda en La Habana
Iván García | La Habana | 2 Mayo 2013 - 1:40 pm.

Algunos se anuncian por internet y pagan impuestos, otros funcionan
clandestinamente. Es uno de los negocios del momento entre los
cuentapropistas.

Algunos se anuncian por internet. Y pagan impuestos al Estado. Otros
funcionan por la izquierda. De cualquier manera crecen como flores por
La Habana.

Todos radican en casas particulares. Los precios varían entre uno y tres
CUC con derecho a una bolsa de rositas de maíz y un refresco. También
venden helados y cervezas, ron, vodka y whisky para los adultos.

Hay tandas para niños, adolescentes y jóvenes. Y sesiones solo para
mayores con películas de terror o violencia. Estos cines 3D privados
tienen una amplia colección de filmes en tercera dimensión.

Avatar o Tintín, ahora mismo provocan furor entre los pequeños. En la
barriada de La Víbora ya existen varios cines 3D. Uno de ellos está
situado en una casa a un costado de la otrora escuela primaria Pedro
María, hoy un ruinoso cascarón derruido.

Asisten tantos niños, jóvenes y adultos que Roinel, el dueño, hace las
reservaciones con días de antelación. La vivienda posee climatización y
un pequeño bar de madera y metal. Alrededor de veinte sillas plásticas
amarillas y blancas, cuatro amplios sofás y tres banquetas de patas altas.

En una de las tandas del último sábado, el improvisado cine en tercera
dimensión estaba a reventar. Cada sesión dura dos horas. "Es tremenda la
acogida que ha tenido el 3D. Es una experiencia única y a la gente le
está encantando. En un día tengo hasta cinco tandas a casa llena",
cuenta Roinel.

Tiene 40 gafas polarizadas. Una formidable pantalla plana de 60 pulgadas
y un proyector especial para filmes en tercera dimensión. Cuando se le
pregunta a Roinel por las ganancias responde con una sonrisa. "Estoy
ganando bastante dinero", dice sin dar cifras. El Estado verde olivo,
dueño del 90% de las empresas en Cuba, ya mira con ojo de águila al
nuevo negocio de cines 3D particulares.

La primera exhibición pública auspiciada por el ICAIC se efectuó en la
provincia de Camagüey, a poco más de 500 kilómetros al este de La
Habana, durante un evento de crítica cinematográfica, el pasado mes de
marzo. "Fue más simbólica que otra cosa, porque solo teníamos 20 gafas,
pero a los efectos históricos sí debe quedar como la primera exhibición
en un espacio público por parte del Estado", contó a la agencia española
EFE el crítico de cine Juan Antonio García Borrero.

Según funcionarios del ICAIC, el organismo estudia la posibilidad de
adaptar una pequeña sala en su sede de la calle 23 y 12, Vedado, para
proyecciones en tercera dimensión. Como siempre sucede, van a la zaga de
la creatividad mostrada por los trabajadores por cuenta propia.

El equipamiento de estos cines 3D particulares llega a la Isla gracias a
parientes radicados al sur de La Florida o cubanos casados con
extranjeros. Aunque ahora esté causando entusiasmo el cine 3D, este
tipo de experiencia no es novedosa en Cuba. "En los años 50, en varias
salas de La Habana se exhibieron películas con la técnica de 3D
anáglifo, rojo y cian. Lo nuevo ahora son las gafas polarizadas", cuenta
un cinéfilo capitalino.

De acuerdo a datos oficiales, Cuba cuenta con poco más de 300 salas
cinematográficas, con formato de 16 y 35 mm. La mayoría fueron
edificadas antes de la revolución. En la actualidad, los cines que
funcionan presentan fuertes deterioros y no poseen el equipamiento
tecnológico para dar el salto al 3D. Otros han desaparecido o
transformados en escuelas de malabaristas, teatros de compañías
mediocres y almacenes de objetos ociosos.

Una entrada al cine es muy barata en la Isla: dos pesos (diez centavos
de dólar). Ya hablar de comodidad es otra cosa. Se pueden contar con los
dedos de una mano las salas climatizadas, acomodadoras con linternas y
baños higiénicos.

Aquellos tiempos de matinés infantiles en el viejo cine del barrio,
donde los niños veían por vez primera a Chaplin y las comedias del Gordo
y el Flaco, han quedado atrás. Esa magia de una sala oscura y una
pantalla grande ha empezado a ser sustituida por los nuevos cines
privados en 3D que proliferan en La Habana. La diferencia radica en que
la experiencia bien le puede costar a una familia el salario de una
quincena de trabajo.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1367494812_3056.html

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