18/09/2012
"Ni Cuba ni Fidel son modelos"
Este es el retrato del abismo al que conducen a Venezuela. Once días en
Cuba, cinco entrevistas, un problema con un policía político, una
entrevista con una prostituta en la cama donde labora y un sometimiento
voluntario al estilo de vida del cubano promedio para hacer una
entrevista a la bloguera y filóloga cubana Yoani Sánchez
JEAN PABLO LÓPEZ
"...he comprobado en mi propia vida, en mi propia realidad, el efecto
corrosivo y constructivo que puede tener el verbo en un gobierno que ha
censurado la palabra de los diferentes, en un gobierno que ha
prácticamente destruido libros, que ha convertido en pulpa de papel
obras que ya estaban impresas, pero a las que se les encontró una línea,
un reglón, un párrafo incomodo para los líderes. Un gobierno que ha
hecho eso es muy frágil ante la libertad de expresión, ante un poeta que
se les revela, ante un crítico literario, alguien que empieza a unir
frases sin permiso"
Yoani Sánchez
Once días en Cuba, cinco entrevistas, un problema con un policía
político, una entrevista con una prostituta en la cama donde labora y un
sometimiento voluntario al estilo de vida del cubano promedio. Así fue
mi viaje.
Me gustaría comenzar mi historia con una entrevista un tanto diferente a
la bloguera y filóloga cubana Yoani Sánchez. Digo un tanto diferente
porque me siento fausto al poder conseguir hora y media de entrevista
grabada más una cena, la cual fue mejor que la entrevista.
Soy un ciudadano como cualquier otro pero con inquietudes distintas que
me llevaron a visitar a Cuba con otra óptica, un poco más real, sin que
dejara de ser cautivadora. La siguiente entrevista la realicé en casa de
la bloguera y en la cena en compañía de su esposo, Reinaldo Escobar. A
continuación, fragmentos de esa conversación.
-¿Qué te hizo volver a Cuba, quedarte a emprender esta lucha? ¿Qué
esperas de ella o qué esperabas?-
- Yo recuerdo que el 13 de agosto del año 2001, justamente el día del
cumpleaños de Fidel Castro, encendí la radio nacional y había un locutor
de voz engolada que estaba diciendo: "hoy es el cumpleaños de la
Patria". Ese día me dije que no quería quedarme más en Cuba, que tenía
que irme, que no podía soportar más esta realidad, me sentía asfixiada
políticamente y económicamente también. Gracias a mi trabajo durante 14
años, con alumnos alemanes, suizos, personas a las que les enseñaba de
manera independiente el español, mi ciudad, mi país, gracias a ellos
pude costearme un boleto y un tiempo de estancia en Suiza.
Ya después que llegué, pues me abrí camino trabajando, conseguí un
contrato de trabajo en una librería y en mi mente estaba el deseo de
quedarme, proyectaba mi vida fuera de Cuba, no quería seguir padeciendo
más los problemas que tenía en Cuba y, sobre todo, sentía que era un
poco doloroso el cordón umbilical con la isla.
Sin embargo, en la distancia, comencé a ver a mi país de otra manera.
Comencé a darme cuenta de lo fabulosa que podría ser esta isla si
dejaran a la gente explayar su creatividad, su talento, su energía, su
formación. También en la distancia, la separación familiar se hizo más
difícil de llevar. En ese momento, cuando ya llevaba dos años en Suiza,
había perdido la posibilidad legal de regresar a mi país, porque
lamentablemente los cubanos vivimos atrapados: es un absurdo migratorio
que después de once meses en el extranjero nos declaran emigrantes
definitivos y no podemos regresar a vivir en nuestro propio país.
Después de que había pasado ese momento, mi padre enfermó gravemente,
tuvo una hepatitis muy complicada, que en un principio fue un
diagnóstico de cirrosis hepática.
Yo me sentía muy mal en la distancia, soñaba cada día que perdía a mi
familia. Y bueno, pues un día, en un arranque, hice mis maletas y
retorné. Pero antes de tomar el avión me dije a mí misma que no iba a
volver al mismo punto donde había salido. Me dije "si voy a regresar por
estos motivos familiares, sentimentales, por las personas que quiero, no
voy a retornar al silencio, a la apatía, a la simulación".
Entré en mi país como turista y tuve que destruir mi pasaporte para que
no me pudieran expatriar forzadamente. Ya allí, comencé a contravenir de
alguna manera las normas existentes y no me arrepiento para nada. Yo
creo que había algo, una voz interior que me decía regresa, puedes hacer
más dentro de tu país que afuera y la vida me demostró que así era.
-Tu visión respecto al futuro de Cuba ¿Cómo es, incierta?
- Yo tengo dos pronósticos. El de corto plazo y el de largo plazo. Yo
soy de las personas que tiene pronósticos bastantes sombríos para los
próximos cinco años.
Creo que el colapso económico en el que vivimos, la depauperación ética
y moral, la ruptura de los vínculos de la sociedad civil, la falta de
práctica en la cultura del debate, en fin, una serie de males que están
aquejando esta realidad, como es la migración frenética de la gente
joven, la falta de accionar cívico, la apatía, la indiferencia, todo eso
da un vaticinio bastante negativo para los años que vienen, creo que el
país va a vivir momentos de verdadera crisis material y que podemos
estar al borde de un estallido o de un fenómeno de violencia que nos
involucre a todos, que podemos ver crecer la represión por parte del
Estado. En la medida en que fenómenos cívicos busquen más espacios y se
expresen con más fuerza, el gobierno va a reprimirlos sin ninguna
conmiseración, porque al final, lo que quieren es conservar el poder.
Sin embargo, soy optimista a largo plazo, creo que en esta isla la gente
tiene suficiente energía, talento y creatividad como para sacar a flote
la nación. Un país del siglo XXI que no tenga los grandes conflictos que
desgajan ahora mismo la humanidad, como son los conflictos étnicos, los
conflictos religiosos, los conflictos lingüísticos y los conflictos
raciales, tiene muchas oportunidades. En esta isla afortunadamente
tenemos muchas similitudes los ciudadanos unos con otros y eso nos evita
una fractura demasiado dramática como país. Entonces, esos componentes y
además la lección histórica que hemos aprendido en estos 53 años me dan
la impresión de que sí, que lo vamos a lograr, pero va haber que
trabajar mucho, esforzarse, quedarse aquí, emplear las energías dentro
del propio país. Y creo que sí, que mis hijos y mis nietos van a habitar
una Cuba más plural, más tolerante y más prospera.
-Así como hay grupos de personas en contra o a favor del régimen,
¿piensas que también hay grupos de personas ciegos y sordos a los
vientos de la historia y a la realidad cubana?
- A veces cuando alguien me pregunta el porcentaje de la sociedad cubana
que puede tener posiciones críticas o contestatarias yo les respondo
que, a mi entender, la sociedad cubana se divide en un grupo, que viene
a ser el 10% de la población, que tiene consciencia del carácter
represivo del sistema, que tiene conciencia de que ha habido un
totalitarismo. De ese 10%, una mínima parte hace algo por cambiar la
realidad pero, no obstante, ese porcentaje en su mayoría tiene la
impresión de que esto va muy mal. Otro 10% serían la personas que les
parece que el actual sistema es lo mejor para la isla, que aplauden, que
gritan consignas, que apoyan, que llevan adelante la maquinaria de la
represión y del poder. Y un 80% silencioso, que está en el medio, que se
mueve en una dirección o en otra según van los vientos de la historia.
Si mañana organizan un primero de mayo -Día de los Trabajadoresen la
plaza de la Revolución, ese 80% se pliega y va a marchar; si al otro día
reducen la cuota de café en el mercado racionado, se va hacia la parte
crítica. Así, oscilando con la máscara un momento y con la cara al
descubierto en otro. Lamentablemente, la sociedad cubana ha propiciado
que se mantenga el sistema actual.
-¿Qué piensas de la imagen clónica que tiene Chávez de Fidel?
- Es un poco difícil estructurarse una opinión en la distancia y sobre
todo porque los ciudadanos cubanos estamos imbuidos en la propaganda
oficial que se hace en Cuba de lo que ocurre en Venezuela. Claro está
que aquí solamente se cuenta lo positivo, se idealiza a Chávez.
Entonces uno muy críticamente, puede ir pescando detalles aquí y allá,
llega un periódico desde Caracas y así nos podemos enterar de cosas que
no dice la prensa oficial, pero tenemos muchísimo desconocimiento
todavía de lo que ocurre.
De todas maneras, hay una frase que se repite mucho que dice: "la
historia se repite, unas veces como tragedia y otra como comedia".
Yo creo que ustedes los venezolanos están viviendo más de lo segundo,
una especie de segundo acto de una obra teatral, esta vez más
esperpéntica, más burlesca, más exagerada. Yo creo que seleccionar como
mentor a un político que ha fracasado como lo ha sido Fidel Castro, es
muy doloroso para una nación, porque es como enrumbar un barco hacia el
abismo. Es decir, que aquella nave se estrelló y nosotros vamos detrás.
No creo que Cuba ni Fidel Castro sean modelos para nadie. Es más, no
creo que el pueblo venezolano en toda su extensión haya facultado a
Chávez para seguir a Fidel Castro, y eso sería de temer. Además, no me
gustan los caudillos, no me gustan los personalistas, no me gustan las
personas investidas en mesianismo. Yo creo que si algo tenemos que
lograr los ciudadanos latinoamericanos, es empezar a gobernamos por
nosotros mismos, decir: "el poder no está en ustedes, ustedes son
nuestros representantes, nuestros administradores públicos, pero el
poder está en la población".
Estas líneas forman parte del libro "La revolución de las miserias"
próximamente a ser publicado con la firma de Jean Pablo López, músico,
pintor y fotógrafo, licenciado en Turismo de 26 años, con estudios de
escritura, de apenas 26 años. Su trabajo puede ser consultado en los
blogs througheyeshutter.blogspot.com, habana adentro y criticalo tu
mismo además de en la página web Inspirulina, de Eli Bravo.
http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=76397&tipo=AVA
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