Huelgas de hambre, Represión, Oposición
Las huelgas de hambre en Cuba y los miedos de la dictadura
Saquemos de este episodio enseñanzas positivas y realistas para el
futuro. Porque el futuro es nuestro, no de la dictadura
Eugenio Yáñez, Miami | 19/09/2012 9:27 am
Curioso que el gobierno de un país que se ofrece —y es aceptado— como
garante para conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y las
narcoguerrillas de las FARC, no sea capaz de reconocer adversarios
nacionales internos, convirtiendo a quien disienta en "mercenario" y
"enemigo", aunque solo reclame derechos elementales que en cualquier
país democrático se dan por garantizados desde el nacimiento.
Casi tres decenas de opositores cubanos se declararon en huelga de
hambre durante más de una semana, reclamando la excarcelación de Jorge
Vázquez Chaviano, un opositor que ya había cumplido su condena, y el
cese de las golpizas y abusos. La huelga de hambre es una decisión muy
discutible, por el riesgo y el deterioro que representa para la salud de
las personas involucradas, y por la cuestionable eficacia de tal
procedimiento frente a una dictadura que no valora en lo más mínimo la
vida de sus adversarios.
Es sabido que el régimen había dejado morir sin miramientos a
huelguistas como Pedro Luis Boitel, Orlando Zapata Tamayo, Wilman Villar
Mendoza y otros, pretendiendo posteriormente sortear la imagen adversa
que ello provoca; y confiando en que la combinación del flujo
informativo internacional y el férreo bloqueo a la información dentro
del país, hagan olvidar el hecho en pocos días. Y contando con la
complicidad de "personalidades" como el entonces presidente brasileño
Lula da Silva, que estando junto a Raúl Castro en una visita oficial en
Cuba, comparó públicamente a Zapata Tamayo con los "bandidos" de su país.
Pero la situación actual era diferente, y el régimen no podía
arriesgarse a que fallecieran varios huelguistas de hambre reclamando
algo tan elemental como la excarcelación de un prisionero que ya había
cumplido su condena, por lo que no le quedó otro remedio que ceder,
tratando de salvar la cara. Por primera vez en más de medio siglo de
tiranía, el régimen cede ante las justas demandas de unos huelguistas de
hambre. ¡Por primera vez!
La dictadura castrista no solo ha sido capaz de dejar morir a quienes
intentaran una huelga de hambre como último recurso, sino que además
siempre ha pretendido ignorarlos y desprestigiarlos, a través de su
maquinaria propagandística, ensañándose contra seres humanos que no
tienen la más mínima posibilidad de defenderse ni de expresar sus puntos
de vista, sus razones ni sus verdades. Es una curiosa manera de entender
la "Batalla de Ideas", como todas las batallas que gustan al Invencible
Comandante, que solo se pelean cuando no hay adversarios delante, o
cuando los adversarios no están en condiciones de ripostar adecuadamente.
Una furibunda y vociferante campaña propagandística se desató en las
redes sociales del gobierno cubano, donde sus blogueros se recrearon
insultando y denigrando a los opositores que llevaban a cabo la huelga
para llamar la atención mundial contra los desmanes del régimen. Así,
los "compañeros" al servicio del Gobierno acusaron de mercenarios a los
opositores, y pretendían "demostrar" que recurrían a la huelga de hambre
en aras de obtener dineros del "imperialismo".
Habría que preguntarse si tales heraldos del castrismo serían capaces de
decirles esas mismas frases e insultos cara a cara a los huelguistas de
hambre. Si esos propagandistas de pacotilla serían capaces de decírselo
en su cara a un hombre como Jorge Luis García Pérez ("Antúnez") o una
mujer como Martha Beatriz Roque Cabello. ¿Se atreverían?
Además de miserables y cobardes, estos secuaces gubernamentales fueron
muy torpes: si algo está más que claro en la historia de la humanidad es
que los mercenarios no buscan morirse en ninguna circunstancia, puesto
que si deciden correr riesgos para obtener dinero es con la esperanza de
disfrutarlo; si hay que morir para obtenerlo, no tiene sentido ser
mercenario.
Cuando se supo de la promesa de excarcelación del opositor encarcelado
que ya había cumplido su sentencia, no mencionaron eso para nada en las
redes sociales controladas por el Gobierno, y presentaron la noticia
como si "los mercenarios" hubieran desistido de continuar con "el
circo", sin explicar el por qué.
Para más bochorno de los tiranos, sucedió algo que llevó los niveles de
estulticia gubernamental a los máximos posibles: una doctora del
policlínico "Pasteur", ubicado en la barriada donde reside Martha
Beatriz Roque, aseguró haber estado en casa de la huelguista, a
solicitud de personas de esa misma casa, y que pudo comprobar que Martha
Beatriz hablaba, se levantaba y sentaba, y caminaba normalmente, algo
que debería ser imposible en caso de que una persona diabética, como la
opositora, se hubiera mantenido en huelga de hambre durante varios días.
Aunque la doctora del policlínico no lo dijo abiertamente en la
televisión oficialista, de sus palabras se desprendía que lo de la
huelga de hambre de la opositora era una farsa, lo que sin dudas
justificaría las acusaciones de "circo" que el bloguerío lacayo lanzó
contra quien ha sido una prisionera política del régimen en dos
ocasiones, simplemente por expresar sus ideas.
Pero otros huelguistas de hambre que se encontraban en la misma casa que
la conocida opositora aseguraron, tajantemente, que en ningún momento la
doctora vio a Martha Beatriz, quien no salió de su habitación durante la
presencia de la galena en esa casa. Aseguraron también que la doctora en
ningún momento habló con la opositora. De ser así, habría que considerar
que la médica mintió escandalosamente, con intenciones políticas nada
decentes, en una actitud que diría muy poco de su ética profesional y de
sus condiciones morales.
Tan pronto como se anunció la suspensión de la huelga por la promesa del
régimen de excarcelar a Vázquez Chaviano, se pudo conocer que la salud
de la opositora se había deteriorado fuertemente en estos días, al punto
de no poder ni dar entrevistas en ese momento. Entre la posibilidad de
que la doctora haya mentido o que la opositora "actuaba", no caben
dudas: la doctora-comisaria ha resultado miserablemente mentirosa. ¡Qué
estigma y qué triste favor se hizo a sí misma, como profesional y como
ser humano, y al régimen que le lleva a actuaciones como esas!
Finalmente, no hay que confundir esta victoria de los huelguistas de
hambre con un camino fácil o que debe repetirse en cualquier
circunstancia por los opositores, lo que podría conducir al fracaso.
Aquí se dieron determinadas circunstancias: eran varias decenas de
huelguistas sin distinción de grupos políticos, existía una demanda muy
concreta y factible, y la huelga tuvo cierta repercusión internacional,
no tanta como hubiera sido ideal, pero el régimen hubiera pasado un mal
rato si hubieran fallecido algunos huelguistas.
Saquemos de este episodio enseñanzas positivas y realistas para el
futuro. Porque el futuro es nuestro, no de la dictadura. Aunque ellos
afirmen lo contrario.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/las-huelgas-de-hambre-en-cuba-y-los-miedos-de-la-dictadura-280192
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