Cese el divorcio entre la política y la ciencia
agosto 31, 2012
Por Pedro Campos
HAVANA TIMES — El tema de este artículo está inspirado en el escrito del 
Dr. Esteban Morales, "El reto de la intelectualidad", el cual me motivó 
algunas consideraciones que deseo compartir con mis lectores.
En lo que la televisión y la prensa oficiales mostraron sobre las 
discusiones de los delegados al VI Congreso del PCC y sobre las 
reuniones recientes del Pleno del CC, de los Consejos de Estado y de 
Ministros y del último período de sesiones de la Asamblea del Poder 
Popular, donde se ha estado definiendo y aplicando las políticas de la 
"actualización del modelo económico", se ha podido apreciar claramente 
la "debilidad de la relación entre política y ciencia", como bien señala 
en su artículo el prestigioso académico cubano.
Y es que los políticos que están dirigiendo y tomando las decisiones, en 
nombre del Partido y de todo el pueblo, en sus intervenciones están 
demostrando que a esos niveles existe una enorme carencia de pensamiento 
y análisis científico sobre los problemas generales actuales de la 
política y la economía, y muchas de las decisiones no están sustentadas 
científica, sino pragmáticamente; no según las demandas de las 
circunstancias, sino de acuerdo con los deseos e intereses de quienes 
están predominando en ese ámbito.
Veamos algunos ejemplos concretos:
1- La mayoría de los análisis de científicos sociales, marxistas y no 
marxistas, cubanos y extranjeros, concuerdan en que el modelo económico 
del socialismo intentando en el siglo XX, basado en la propiedad del 
estado, el trabajo asalariado y la centralización de todas las 
decisiones importantes, no funciona y fracasó debido a que no fue capaz 
de superar las contradicciones entre los productores y los medios de 
producción, entre la producción y el consumo, entre los intereses 
generales de la sociedad y los particulares de los individuos, entre su 
economía y su política, entre la socialización de la producción y la 
concentración de la apropiación.
Sin embargo, a pesar del fracaso elocuente de la economía cubana, de las 
advertencias de muchos científicos sociales cubanos, de las evidencias 
presentadas por la propia prensa del partido, de la conocida 
indisposición de las mayorías a continuar con el mismos modelo económico 
y hasta las mismas críticas de la propia la dirección del 
partido-gobierno cubano que, por momentos, ha puesto en entredicho el 
modelo, no se ha propuesto superarlo, sino "actualizarlo", 
"rectificarlo", realizar una serie de cambios cosméticos y de forma, que 
en ningún caso han ido a sus esencias centralizadoras, monopólicas y 
no-democráticas.
2- Pudieran mencionarse muchas, pero quizás la decisión política más 
divorciada de un análisis científico, la más evidente, haya sido el 
decreto y la discusión sostenida en esos altos niveles, sobre la 
anticonstitucional "contratación de trabajadores por los 
cuentapropistas", lo cual –como ya se ha explicado reiteradamente- no 
solo viola el espíritu, la esencia autogestionaria del cuentapropismo, 
sino que con ello se ha tratado de encubrir, de enmascarar el desarrollo 
del capitalismo privado en el cuentapropismo.
Los argumentos que se esgrimieron para aprobar el entuerto, carecen de 
toda cientificidad y solo demuestran cuanta razón tiene el Dr. Esteban 
Morales en su afirmación.
No solo se aprobó algo falto de análisis científico, que tuviera en 
cuenta sus eventuales consecuencias para el futuro inmediato de Cuba, 
sino que se adoptó la más flagrantes violación de la letra y el espíritu 
de la Constitución vigente, lo cual solo puede explicarse por la falta 
del más elemental respeto a las Ciencias Políticas, a la relación entre 
pensamiento revolucionario y la acción práctica, al más vulgar de los 
pragmatismos, a la total falta de concordancia entre medios y fines.
El único que se atrevió en el VI Congreso a cuestionar lo que se 
engendraba, fue un trabajador; pero los otros que participaron en la 
discusión y apoyaron la decisión eran burócratas dedicados a labores 
partidistas y de gobierno. Ninguno de los que participó, de los que se 
conocieron públicamente, era un dedicado a las Ciencias Sociales. El 
trabajador con un enfoque científico y político claro, fue aplastado por 
la absoluta mayoría burocrática.
Mucho antes de la celebración del VI Congreso algunos propusimos pública 
y privadamente que se invitara al Congreso y a la Conferencia a 
personalidades científicas y actores del quehacer socio-político que no 
eran delegados, para que contribuyeran en los análisis. Conocemos solo 
del caso de Mariela Castro que aportó elementos sobre el tema que ella 
trabaja. Ninguno de los conocidos científicos sociales críticos del 
sistema estatalista, fue invitado.
Tiene toda la razón el Dr. Esteban Morales, hay un divorcio entre la 
política que hace el gobierno partido y la Ciencia Política. El no lo 
dice así, pero es lo que se percibe. La política para los 
revolucionarios no es "el arte de los posible" como pragmáticamente dijo 
Kissinger, y repiten neófitos de esa filosofía, sino la práctica como 
criterio de la verdad, más allá de toda teoría.
Hoy vemos como las políticas del gobierno-partido cierran los ojos ante 
la realidad socio-política, el descontento generalizado que generan 
muchos de sus decretos y leyes con resultados incoherentes, por la falta 
de integralidad en su análisis y aplicación, debido al interés primero 
en la sobrevivencia del estado y su burocracia. Lo que haya que hacer a 
costa del pueblo y sus necesidades, parece no importar. ¿Y para quien 
entonces se gobierna?
Eso explica las nuevas regulaciones aduaneras, la continuación de las 
absurdas y expoliadoras regulaciones migratorias, la permanencia del 
monopolio estatal del mercado interno, todo lo que ha venido ocurriendo 
con el cable venezolano e Internet, así como otras medidas anti 
populares, antieconómicas y contraproducentes que sería largo enumerar.
Si la política ha de ser científica, ha de ser primero democrática, pues 
solo la más amplia participación de todos los interesados en los debates 
y en las decisiones, puede responder al hecho científico, a la realidad, 
que no puede ser sino, correspondiente con los intereses concretos del 
momento histórico.
Dijo Martí: "No queremos redimirnos de una tiranía parar entrar en otra. 
No queremos salir de una hipocresía para caer en otra. Amamos la 
libertad, porque en ella vemos la verdad. Moriremos por la libertad 
verdadera, no por la libertad que sirve de pretexto para mantener a unos 
hombres en el goce excesivo y a otros en el dolor innecesario. Se morirá 
por la República después si es preciso, como se morirá por la 
independencia primero".
"Procurar desde la raíz salvar a Cuba de los peligros de la autoridad 
personal y de las disensiones en que por falta de intervención popular y 
de los hábitos democráticos en su organización cayeron las primeras 
repúblicas americanas".
En estas y en otras muchas ocasiones, fue muy claro el apóstol: la 
esencia de la política científica radica en su vinculación con los 
intereses democráticos concretos de las mayorías. Cuando esto se viola, 
viene el divorcio entre la política y la ciencia y su más elemental 
consecuencia: el fracaso.
Cese el divorcio entre la política y la ciencia.
—–
Para escribir a Pedro Campos: perucho1949@yahoo.es
http://www.havanatimes.org/sp/?p=70605
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