A lengua suelta
[06-09-2012]
Lucas Garve
Fundación por la Libertad de Expresión
(www.miscelaneasdecuba.net).- De lo divino a lo humano y viceversa
tratan los temas de las conversaciones en mi barrio. Si pretendemos
establecer un orden en los temas, debemos comenzar por los productos
comestibles que venden en la bodega y, esos generalmente, son escasos.
Así que todo se resume con una sola frase: "Caballero ¿y cuándo pensarán
dar… el picadillo de soya? O ¿Cuándo llegará el pollo por pescado?
Evidentemente, el segundo tema en boca de casi todos en el barrio es el
de la falta de dinero: "Compadre, el negocio está caído, no hay un varo
(1)… y ¡todo está tan caro! Cuando un aguacate vale $10, cuatro cebollas
$ 15 y tres plátanos $7,50.
Sonia, una vecina, guarda reposo por enfermedad y hasta perdió la
esperanza que aumente la producción de leche para ahorrarse los
cincuenta pesos que le cuesta cada bolsa de leche en polvo que compra
mensualmente en el mercado negro para el desayuno de su hijo de nueve
años. (La distribución de leche en Cuba está racionada y corresponde una
cuota hasta los siete años; al cumplir esa edad el niño cesa de recibir
leche de vaca).
Mientras Octavio, su vecino más próximo, se burla de la hora en que tuvo
esperanzas, diciéndole que eran verdes y se las comió una chiva. Él
afirma que es hijo de Santo Tomás. Ver para creer.
Entonces, Yuslainis dice que se preparen porque este año subieron de
precio las mochilas justo ahora en septiembre. Porque reinicia el curso
escolar y hubo que comprar zapatos nuevos, mochila, el uniforme, etc. Y
la escuela cada vez peor a pesar de los arreglos que dice la Ministra de
Educación hizo.
En todas las casas del barrio se habla de lo mismo, de la comida, del
dinero que no alcanza para sufragar los gastos crecientes, del calor, de
lo que vende el otro de más allá, del pariente de Cachita que vino de
"allá" y ¿qué fue lo que trajo? Poco con los impuestos nuevos de la Aduana.
En horas vespertinas, el momento en que el calor intenso del mediodía
cedió un poco el paso al mínimo frescor que dejó el chubasco de las
cinco y media, bueno, también las conversaciones bajan la temperatura.
Esta es la hora de tocar en casa de Mercedes, la viejita que alquila
revistas Hola, TV y Novelas, Semana, Vanidades, así sean tan antiguas
como ella, escoger una, sentarse en el portal y meterse en el vestido de
Pronovias que anuncian en Vanidades o leer el reportaje de la boda del
último príncipe soltero que Sonia hubiera deseado para ella, como si su
madre le volviera a contar la historia de Cenicienta, mientras el hijo
de nueve años juega a la pelota con los demás fiñes (niños) de la cuadra
frente a la casa.
Justo es la hora en que Pablo se sienta en el quicio de su portal y mira
a Sonia leer la revista y llama a sus dos socios curdas (2) y los
convida al trago vespertino antes del baño.
Sus temas son diferentes, la pelota junto con los números de la "bolita"
(la lotería ilegal), el chisme de una vecina de la otra cuadra que
encontró por el Vedado en un tiro rarísimo, y lo duro que está el
trabajo, porque ya allí no se puede resolver casi nada y… ¡compadre, qué
otra cosa voy a hacer a esta hora, si no es darme un trago, no hay más ná!
Y de esta forma pasan las horas que preceden a la entrada de la noche,
marcada por las llamadas de ¡Fulanito, ven a comer que ya te serví la
comida! Para luego, sentarse frente al televisor y esperar la novela
brasileña o la emisión del humorístico donde aludirán efectivamente a lo
mismo que estamos viviendo.
Precisamente ahora, usted me pedirá explicarle qué más se dice y como
respuesta responderé que la vida sigue igual. Van y vienen las promesas
de… ¡ahora sí compañeros vamos a resolverlo todo", pero nada cambia y la
vidita se estira como los chicles que vende Juana, la viejita del doblar
de la esquina, desde por la mañana con su cajita de zapatos llena de
caramelos y chicles a peso sobre el regazo.
Esta es la realidad, quizás sea, lo que algunos llaman inmovilismo del
país, pero mientras las gentes siguen hablando y hablando, el tiempo pasa.
(1) un peso, el dinero, la moneda en argot callejero
(2) curda: vocablo del argot callejero, consumidor inmoderado de bebidas
alcohólicas
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37002
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