Estructura de clases y poder
Miércoles, 16 de Mayo de 2012 08:03
Escrito por Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)	
Cuba actualidad, Guanajay, Artemisa, (PD) En los primeros años de la 
revolución, el estado sacudió la mata, como decían entonces, pero dejó 
algunos frutos podridos que han germinado y hoy le defecan en la cara.
En las dos últimas décadas se ha producido un viraje mental en sentido 
negativo. El lucro, el individualismo, el egoísmo, conjuntamente con el 
racismo, son enfermedades sociales que aun cuando estaban aparentemente 
dormidas, hicieron daño. Hoy andan sueltas, con amplio espacio en el 
entramado social y con un poder nada despreciable. Han triunfado y 
traerán, en un corto periodo de tiempo, la exclusión absoluta de negros 
y mestizos.
Sucede lo anterior producto de lo que muchos analistas observan pero que 
ninguno se atreve a plantear con claridad. He aquí el alto grado de 
autocensura y miedo existente todavía en lo más excelso de la 
intelectualidad cubana.
En Cuba, como fenómeno frustrado de transformación social, una 
revolución fue traidora de si misma. Las esperanzas, las ansias 
democráticas, se vieron traicionadas por el triunfalismo que hizo trizas 
los ideales martianos y maceístas con respecto al proyecto de nación, 
que irremediablemente debió ser la no imposición ideológica y la plena 
inclusión política y social de todo el componente racial de la nación.
Traidora en sí misma es la revolución que al desplazar a la clase 
oligárquica y racista, forma la elite burguesa del socialismo. Los 
niveles de aceptación están dados por el grado de comprometimiento 
político y el color de la piel, focalizados con fuerza en tres sectores 
fundamentales, que son la alta clase gobernante y sus ramificaciones en 
los cuerpos represivos y la militarocracia, devenidos en gerentes y 
otros cargos de poderosa solvencia económica.
Ocupan los mismos espacios habitacionales expropiados a los burgueses 
que fueron desplazados a la fuerza. Hoy moran en barrios exclusivos 
acorde al rango de cada cual, donde en muchos casos está prohibido el 
acceso peatonal de la ciudadanía.
¿Qué ha cambiado? El gato pardo me da la respuesta: ha cambiado todo 
para que nada cambie.
Pero más importante que los cambios en el andamiaje estructural son los 
impactos que generan al interior de la sociedad y en la mentalidad 
colectiva.
A eso le teme el régimen, debido a que el proceso que se implantó en 
Cuba fue mediante la fuerza y la imposición, aprovechando la coyuntura 
populista del momento y el alto grado de analfabetismo en la población, 
para hacer prevalecer sus ideas, olvidando el compromiso de igualdad y 
libertad contraídos con el pueblo y sus compañeros de lucha, hecho que 
llevó a muchos de esos mismos rebeldes que vieron claramente la traición 
al pueblo y a la palabra empeñada, a la cárcel o el paredón de fusilamiento.
Le teme al reordenamiento psíquico de una nación que ha vivido el flujo 
y reflujo de un régimen que unilateralmente, hasta que pudo diseñar una 
constitución acorde a sus conveniencias, gobernó por más de quince años 
por decretos, y en el que hoy, como siempre, la nueva clase, con su 
sádica ambición de poder, fomenta estructuras de atrincheramiento ante 
la verdadera voluntad popular.
Para Cuba actualidad: makandalmm@yahoo.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/123-opinion/4105-estructura-de-clases-y-poder.html
 
 
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