Esa caja burlona
Lunes, Mayo 14, 2012 | Por Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -No es secreto para nadie el 
lugar que ocupa la televisión en el mundo moderno. En los países y 
regiones con algún nivel de desarrollo la TV juega un papel 
trascendental y definitorio en el entretenimiento, las referencias 
culturales y los trasiegos comerciales que marcan la vida contemporánea. 
En Cuba, una de las naciones precursoras de este medio en el continente, 
por tradición y coyuntura la televisión constituye un elemento esencial 
de la cotidianidad sociocultural del país.
Inaugurada el 24 de octubre de 1950, al triunfar la revolución de 1959 
la TV cubana mostraba un desarrollo considerable, siete canales 
nacionales, uno en la provincia de Camagüey y las instalaciones 
preparadas para lanzar la TV en colores, lo que se unía  a un reconocido 
nivel en los dramatizados que muchos valoran como antecedente de la 
telenovela actual y al interminable desfile de estrellas internacionales 
como parte de la enconada competencia de dueños y patrocinadores.
Al llegar al poder Fidel Castro supo discernir el alcance de la TV para 
adoctrinar y manipular a las masas ilusionadas con tanta libertad y 
justicia prometidas. Los que nacimos en la década de los años sesenta 
todavía recordamos haber sido beneficiarios de la calidad artística de 
aquella TV en vivo y blanco y negro, pero como muchas otras cosas la TV 
cubana también se desfasó de la evolución global del medio.
Monopolio, politización, retraso tecnológico, carencias materiales, 
falta de estímulo material al trabajo y el éxodo de muchos profesionales 
y artistas convirtieron a la TV cubana en una opción nada halagüeña en 
el momento en que la vida nocturna y cultural de la Isla languidecía 
ostensiblemente.
La TV cubana quedó presa de viejos códigos mientras, en el resto del 
mundo, el medio se transformaba radicalmente con el desarrollo de los 
canales temáticos y sobre todo el satélite que globalizó las ofertas y 
colocó las referencias de la realidad en tiempo real.
Cuando la TV cubana trata de insertarse en ese ámbito global con su 
canal Cubavisión Internacional hace más bien el ridículo, habida cuenta 
de las deficiencias tecnológicas y estéticas de que se quejan los 
eventuales televidentes a través del planeta.
En los últimos años, de una forma u otra, muchos cubanos han accedido  a 
  la televisión internacional, sobre todo a los canales hispanos de 
Estados Unidos. Se suponía que los televidentes cubanos a los pocos 
minutos de apreciar esa televisión decidieran prontamente regresar a 
disfrutar las "edificantes e instructivas" ofertas de los canales 
nacionales. Sin embargo los cubanos privilegiados que han logrado 
acceder a través de la pantalla a una nueva perspectiva del mundo actual 
se aferran a esa tupida red de cables y antenas, decididos a ver la vida 
de otro color, aún a riesgo de ser víctimas de la enconada represión de 
unos gobernantes que se niegan a admitir que sus súbditos vean lo que 
ellos ven.
En la actualidad la TV cubana es rechazada por el público a causa de la 
sobrecarga ideológica que la caracteriza y sobre todo porque ni en sus 
espacios informativos, ni en los dramatizados refleja la verdadera 
realidad nacional.
En los últimos tiempos la TV cubana, más allá de sus traumas y 
carencias, parece decidida a burlarse de los televidentes, al proyectar 
imágenes bien distorsionadas de la realidad económica y social del país.
Frecuentemente podemos ver en espacios informativos el reporte de 
grandes producciones agrícolas, mientras las escaseces y los altos 
precios hacen mella profunda en los bolsillos y la estabilidad emocional 
de la inmensa mayoría de la población.
De igual forma de tarde en tarde la pantalla nos muestra la captura 
extensiva de muchas toneladas de grandes peces para el consumo, a pesar 
de que en esta isla ese vital alimento se ha convertido en un lujo 
inalcanzable para la mayoría, mientras en la cuota normada por el 
sistema de racionamiento se distribuye pollo en sustitución del pescado 
y las pescaderías del llamado "mercado paralelo" establecidas hace un 
tiempo con precios prohibitivos brillan por su muy pobre oferta, 
convertidas en modelo de la ineficiencia congénita del sistema.
Por estos días dos spots publicitarios han agredido la inteligencia y 
sensibilidad de los cubanos. En el primero se recordaba el quincuagésimo 
aniversario del Centro de Genética Porcina y reafirmaba el objetivo del 
mismo de mejorar las razas para aumentar la producción, todo esto 
mientras cunde el desabastecimiento de este producto fundamental en la 
dieta del cubano que ha visto como se disparan los precios que vuelven a 
dañar su menguado poder adquisitivo.
Así mismo otro reportaje recordó el cincuenta aniversario del Instituto 
de Investigaciones de Pastos y Forrajes, institución científica 
encargada de generar nuevas y mejores fuentes de alimentos para impulsar 
el crecimiento de la masa de ganado bovino. Si el caso no fuera tan 
triste movería a risa.
¿Cómo nos agrede con semejante propaganda un gobierno que cual macabro 
prestidigitador ha desaparecido casi siete millones de cabezas de ganado 
que encontró en el país el aciago día de su arribo al poder y ha 
convertido incluso en un delito la adquisición y consumo del preciado 
alimento?
¿Qué ha hecho la cincuentenaria institución científica para paliar los 
efectos de las duras sequías que en los últimos años han diezmado aun 
más la ya maltrecha masa ganadera de varias provincias del país?
Asombro e indignación causan las recomendaciones dietéticas de la TV 
cubana. Desde la pequeña pantalla se nos orienta consumir carnes, 
pescados, frutas frescas, verduras y productos lácteos, que constituyen 
espejismos en los mercados y una ofensa al menguado poder adquisitivo de 
la población
Ni qué decir del primer spot moralizante sobre el racismo realizado por 
la televisión en muchos años, en el cual los racistas resultan ser 
precisamente las personas negras, quienes en el breve lapso del 
material, primero reniegan de su condición y después rechazan el arribo 
a la familia de una persona de piel blanca.
Por otra parte las informaciones internacionales son objeto de absurdas 
distorsiones. Fue tanto el trauma que provocó en las autoridades cubanas 
el ascenso del presidente Obama al poder que todavía pocas horas antes 
de su investidura algún trasnochado vocero oficialista advirtió incluso 
que podía morir de muerte natural. Baste recordar que cuando ya el 
autócrata libio había sido derrocado, la TV cubana seguía llamando 
rebeldes al nuevo gobierno y denominaba como "auto titulado" al Consejo 
Nacional de Transición, como si las instituciones políticas fueran 
bautizadas desde afuera.
El colmo es que cuando todos los miembros de la Liga Árabe, algunos nada 
sospechosos de alinearse con Occidente, condenan, sancionan y presionan 
al sátrapa sirio Bachir El Assad, todavía la TV cubana no reconoce que 
allí exista ningún problema más que la consabida "campaña imperialista".
Así podíamos hacer interminable esta relatoría, mientras los agobiados 
televidentes cubanos continúan buscando alternativas para paliar su 
stress cotidiano sin ser víctimas de esa caja burlona que se hace cada 
vez menos voluminosa, pero más mediocre e irrespetuosa.
elical2004@yahoo.es
http://www.cubanet.org/articulos/esa-caja-burlona/
 
 
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