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Thursday, March 22, 2012

Los Castro y la 'Doctrina Insulza'

América Latina

Los Castro y la 'Doctrina Insulza'
Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles 22-03-2012 - 2:12 pm.

Según el secretario general de la OEA, Cuba puede ser invitada a las
Cumbres de las Américas porque Castro es 'fuente de legitimidad'.

Si a cualquier presidente o canciller de América Latina se le preguntara
si le parecería bien que en su país un "hombre fuerte" gobernase durante
medio siglo sin someterse jamás a las urnas, y luego al retirarse por
enfermedad le entregase graciosamente la presidencia a su hermano menor,
con toda seguridad respondería que no, que eso estaría muy mal… excepto
si se trata de Cuba.

¿Por qué es Cuba la excepción? Porque a los cincuentenarios gobernantes
de la isla se le aplica la Doctrina Insulza, un sorprendente aporte a
las ciencias políticas realizado por el actual secretario general de la
Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, que
aunque no ha sido formulado oficialmente rige de hecho en dicha
organización de un tiempo a esta parte.

El funcionario de la OEA enunció su teoría el 13 de febrero de 2007
cuando declaró a CPN Radio, de Lima: "La fuente de legitimidad del
sistema cubano se llama Fidel Castro". Insulza, quien dijo sentir
"respeto y admiración por el personaje", agregó que "Fidel Castro es un
líder carismático que ha marcado medio siglo de la vida hemisférica… y
esa personalidad ha terminado por imponer como legítimo dentro del
hemisferio o dentro de América Latina un régimen como el que hoy día
tiene Cuba".

Dos años más tarde, en 2009, a instancias de Hugo Chávez y con base en
la Doctrina Insulza, la OEA decidió que Cuba podía regresar a la
entidad. Los Castro, sin embargo, reiteraron que no regresarán nunca a
esa "basura" al servicio de EE UU.

En otras palabras, que no importa si un jefe de Estado ha sido electo en
las urnas, o se ha instalado por la fuerza. Si logra mantenerse en el
poder por bastante tiempo su mandato será tan legítimo como si hubiera
sido electo por una abrumadora mayoría de votos populares, ya que el
tiempo y el carisma del personaje en cuestión son "fuentes de legitimidad".

Lo que sucede es que la Doctrina Insulza solo funciona con líderes de
izquierda. Si el político que se eterniza en el poder es de derecha, no
se le aplica. En ese caso se le juzga bajo la Carta Democrática
Interamericana aprobada por la OEA en septiembre de 2001, en una
asamblea general de la organización celebrada también en Lima, Perú.

La Carta Democrática Interamericana establece que todo presidente que
no sea elegido en las urnas es un dictador y su gobierno debe de ser
expulsado de la OEA, sometido a sanciones y al aislamiento diplomático y
político.

El general Augusto Pinochet, por ser de derecha, fue considerado un
dictador. Los Castro, en cambio, son tratados según la Doctrina Insulza,
y no son dictadores. Encima, como el comandante Castro es "fuente de
legitimidad", se le concedió el privilegio de transferir legitimidad a
terceros. Y fue lo que hizo al ungir a su hermano como Jefe de Estado.
Por eso la OEA considera como auténtica la presidencia de Raúl Castro
pese a que lleva en el cargo solo cuatro años.

Si el tiempo en el poder "bendice" a un gobernante aunque no haya sido
electo nunca, también fue legítima la dinastía de los Somoza en
Nicaragua, pues marcó casi "medio siglo de la vida hemisférica" (43
años), desde 1936 hasta 1979. Y lo fue el régimen de Alfredo Stroessner,
dictador de Paraguay por 35 años; el de Rafael Leónidas Trujillo en
República Dominicana, por 31 años; la dinastía Duvalier en Haití,
durante de 27 años; o la dictadura de Porfirio Díaz en México, 27 años.
Incluso la dictadura de Pinochet, que duró 17 años.

¿'Lamentable' la ausencia de Cuba?

Es con la insólita lógica de la Doctrina Insulza que la inmensa mayoría
de los presidentes de América Latina, a quienes se sumó el expresidente
socialista español, Felipe González, se lamenta de que Cuba no participe
en la Cumbre de las Américas, que bajo los auspicios de la OEA tendrá
lugar a mediados de abril próximo en Cartagena de Indias, Colombia.

La lectura que tiene este "pesar" por la ausencia del régimen de La
Habana, que han nutrido al menos 10 cancilleres con declaraciones
melifluas sobre los Castro, es la de que si un dictador gobierna desde
la derecha es malo, pero si lo hace desde la izquierda es bueno.

Si el autócrata dice que gobierna en nombre de los pobres y enarbola la
bandera antiestadounidense, nacionalista o populista, mientras más
tiempo se aferre al poder más legitimará su mano de hierro y atropello a
las libertades básicas del individuo. Es decir, la Doctrina Insulza
opera como una ecuación inversamente proporcional: a más años como
tirano, menos tirano será considerado y más calurosa será su bienvenida
al seno de las naciones democráticas de Latinoamérica.

Ello explica el creciente "consenso latinoamericano" para que Raúl
Castro, ya que no fue invitado por Colombia a la cumbre de Cartagena,
al menos tenga la satisfacción de poder asistir a la siguiente cita
cumbre de 2015, en Panamá.

Con excepción de los gobierno de Estados Unidos y Canadá, ninguno otro
ha dicho que el general Castro no tiene derecho a estar presente en las
conferencias cumbres porque no ha sido elegido democráticamente. No se
ha tenido la valentía política de decir que Raúl Castro es presidente de
Cuba por obra y gracia de su hermano Fidel, quien le cedió los cargos de
Primer Secretario del Partido Comunista (máxima instancia de poder en la
isla) y de Presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministro,
sin consultar con el pueblo cubano.

Nadie ha dicho, si se exceptúan el "imperio del Norte" y el primer
ministro canadiense, Stephen Harper, que un tirano no puede sentarse a
la misma mesa que los presidentes que han sido elegidos por el voto
popular, pues eso sería dinamitar las bases de la democracia en que se
afinca la modernidad.

¿No sería más justo que los gobernantes y políticos de Latinoamérica
expresaran sus buenos deseos de que haya elecciones democráticas en
Cuba, que el pueblo elija al fin a sus gobernantes —no lo hace desde
1948— y que el nuevo presidente cubano represente honorablemente a la
isla en Panamá?

Difícilmente Insulza, los líderes latinoamericanos, o Felipe González,
querrían para sus países respectivos un régimen como el de los Castro,
que se instaló en 1959 con la promesa de celebrar elecciones
democráticas y 53 años después aún no han sido convocadas.

¿Es ético aceptar para otros lo que no se acepta para uno mismo?

http://www.diariodecuba.com/internacional/10232-los-castro-y-la-doctrina-insulza

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