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Wednesday, March 14, 2012

Cardenal Ortega: "En nombre de la verdad se puede llegar a un régimen totalitario"

Cardenal Ortega: "En nombre de la verdad se puede llegar a un régimen
totalitario"
Publicado el Miércoles, 14 Marzo 2012 08:13
Por Redacción Café Fuerte

El Cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, dijo que el
Papa Benedicto XVI visitará Cuba con la misión de revivir la fe entre la
población, y criticó el hecho de que los individuos tengan que someterse
a una verdad impuesta como la única alternativa de sentir y pensar.

Ortega habló al pueblo cubano por 23 minutos en un mensaje transmitido
la noche del martes con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI, que
llegará a la isla el próximo 26 de marzo.

Al presentar a Benedicto XVI como un "buscador de la verdad", el
cardenal cubano criticó a quienes erigen un pensamiento único como pauta
para dirigir una sociedad, en lo que constituyó la única alusión
política de su intervención.

"Podemos llegar a un absolutismo o a un verdadero régimen totalitario o
tirano cuando alguien cree que tiene una verdad y es esa", manifestó el
prelado

Ortega exhortó a la audiencia a no dejarse arrastrar por ningún exceso
que pueda resultar en una actitud acomodaticia ni dejarse someter a "una
verdad erigida como totalidad en la cual yo tengo que encontrar como el
único modo de sentir y de pensar".

En su alocución, el cardenal llamó a los ciudadanos a darle una cálida
bienvenida a Benedicto XVI, a quien calificó de un hombre con especial
interés y preocupación por la vida y el acontecer de Cuba. "Cuba ha
estado en su corazón, desde el inicio de su pontificado, como un lugar
que quería visitar", señaló.

A continuación CaféFuerte reproduce íntegramente el texto del mensaje
del Cardenal ante la televisión nacional.

MENSAJE DEL CARDENAL JAIME ORTEGA AL PUEBLO DE CUBA CON MOTIVO DE LA
VISITA DEL PAPA BENEDICTO XVI A LA ISLA

Ante todo agradezco a la Televisión Cubana esta oportunidad para
comunicarme con mis amigos y hermanos de Cuba sobre esta ya cercana
visita del Papa Benedicto XVI a Cuba.

Se ha hablado ya de su visita, hemos visto en la prensa los primeros
informes acerca de su condición, del momento en que él vendrá, de las
celebraciones que tendrá, pero se impone una pregunta al principio: ¿Por
qué el Papa viene a Cuba?

Para esto tenemos que tener en cuenta, según mi parecer, la visita
pastoral que el Papa Juan Pablo II hizo a nuestro país hace 14 años. En
aquel tiempo, el Papa Benedicto XVI era simplemente el Cardenal
Ratzinger que estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la
Fe. El no acompañó al Papa en la visita pero la visita a Cuba del Papa
Juan Pablo II no fue realmente una visita más. En cualquier tipo de
resumen, de compendio de la actividad papal, sea cinematográfico, sea
gráfico, sea histórico simplemente escrito, hay una mención a la visita
a Cuba entre aquellas que fueron paradigmáticas.

La visita del Papa Juan Pablo II fue muy esperada. Era la primera visita
de un Papa a Cuba. Las condiciones especiales de nuestro país hacían que
la mirada del mundo estuviera muy fija en aquella visita, y después los
comentarios en la Santa Sede, la apreciación de la Iglesia en Roma fue
una apreciación alta, positiva y, al mismo tiempo, comentada
ampliamente., en lo cual intervino el Papa Benedicto XVI, entonces
simplemente Cardenal Ratzinger, acogiendo todo aquel eco y aquel paso
del Papa por Cuba. De manera que algo quedó en su corazón.

Cuba en su corazón

Desde el comienzo de su pontificado, ya en la primera ocasión que yo
tuve un contacto con él, vamos a decir que como cardenal he tenido ese
privilegio, al mismo tiempo doloroso porque ha muerto un Papa, único en
la vida de un cardenal de participar en la elección de un sucesor, de
aquel Papa Juan Pablo II tan querido en el mundo entero. En aquella
ocasión, cuando ya el Papa había sido nombrado, cuando ya él después del
último momento que se dijo el nombre de Ratzinguer estalló un aplauso al
ver que tenía las dos terceras partes de los votos necesarios para ser
elegido, en ese momento recuerdo cómo el Papa bajó la cabeza como
estremecido, como alguien que tenía un peso inmenso. Después fue, se
cambió, vino ya el momento en que él explicaba su aceptación y el nombre
que había elegido, Benedicto, y después vino nuestro ir a ofrecer al
Papa nuestro homenaje y nuestra obediencia de Iglesia. Me arrodillé
delante de él, él tomó mis manos y me dijo palabras muy cariñosas –vamos
a decir así- para Cuba.

Esto fue el primer signo de esa especie de presencia que ha tenido –como
me decía después el Secretario de Estado- Cuba en su corazón desde el
inicio de su pontificado, como lugar que él deseaba visitar.

Cuando ya fui a Roma en otra ocasión, y lo encontré y le hablé de la
invitación para que viniera a Cuba, él decía que era ya un hombre mayor,
que ya él no podía pensar en tantos viajes como el Papa Juan Pablo II.
Sin embargo, más adelante, al volverle a insistir en otras ocasiones, me
decía siempre: "Si Dios quiere". En una ocasión me dijo con alegría
cómo el presidente Raúl Castro lo había invitado a venir a Cuba. Yo creo
que él siempre tenía su proyecto. América Latina tiene muchos países
católicos, países de gran extensión y de gran población católica, pero
el Papa quiso, sobre todo después de venir a Brasil, lugar donde él
estuvo por primera vez en América Latina, quiso venir también a México,
y no pudo en aquella ocasión de la fiesta mundial de la familia debido a
que la altura de la Ciudad de México no le convenía y los médicos le
dijeron que no debía ir. Tenía pendiente este viaje y al tener ahora
esta oportunidad de venir a México incluyó a Cuba, que es un pequeño
país de América Latina, en su recorrido. Lo quiso incluir porque desde
siempre tenía este deseo en su corazón, pero ahora tenía una oportunidad
extraordinaria: celebrábamos en Cuba los 400 años del hallazgo de la
imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Es un Año Jubilar. Los
cubanos están peregrinando este año al Santuario del Cobre, todos para
visitar a la Patrona de Cuba y él quiso venir como peregrino. Ese es el
motivo del lema que se ha escogido para esta visita: "Peregrino de la
Caridad".

Revivir la fe de un pueblo

Para él era también entusiasmante esta última decisión de incluir a Cuba
en su viaje a México porque en Roma, allí en la Santa Sede, había un
seguimiento de todo lo que ha sido la preparación de este año jubilar
con la gran misión que recorrió toda Cuba llevando la Virgen Peregrina
de la Caridad hasta los últimos rincones del país. Había una interés
grande en esta peregrinación , porque el Papa está empeñado en revivir
la fe de países ya cristianizados antes pero que necesitan una nueva
evangelización, y veía en esta misión una verdadera muestra de lo que es
revivir la fe de un pueblo.

Miles y miles de cubanos, millones diría yo, salieron al encuentro de la
Virgen. No es el número lo que nos ha impactado; son las muestras de
religiosidad de ese pueblo. Es ver a aquellos cubanos que salían de los
cruces de caminos haciendo la señal de la cruz, arrodillándose al paso
de la virgen, levantando sus brazos en oración, todo esto incluso nos lo
han pedido que lo relatemos en detalles a la Santa Sede para hacer una
especie de compendio, de libro, que sea ilustrativo para América Latina,
y no sólo para América Latina, me decía el Cardenal Prefecto de la
Congregación de los Obispos en carta escrita a mí en el mes de
noviembre, sino también un poco para el mundo entero. Porque yo creo que
había en esa misión algo que era el revivir de una fe dormida, de una fe
que está quizás un poco borrada, pero que estaba presente en el corazón
del pueblo. Y el Papa entonces siente que viene a confirmarnos en esa
fe, que viene a reafirmarnos en esos valores cristianos que esa fe
sembró en nuestro país.

Ahora vamos a hablar no tanto de qué es el Papa, de esto se ha hablado
ya un poco en los medios de comunicación de Cuba. El Papa es aquel que
rige la Iglesia, pondré yo un acento muy breve en esto. El Papa para
nosotros en la fe cristiano católica es el vicario de Jesucristo. ¿Qué
quiere decir esto? Quiere decir, el que hace presente a Jesucristo, el
que hace las veces de Jesucristo. Cuando hay alguien que está ausente en
un cargo en la Iglesia, que está ausente por un tiempo, hay aquel que
hace las veces del ausente, es el vicario quien lo sustituye, hace
presente así a Cristo.

El Señor Jesús creó una Iglesia, creo un grupo, el Grupo de los Doce
Apóstoles. En ese grupo el logró un jefe. El estaba creando una
comunidad, estaba formando el núcleo de lo que sería la Iglesia. Cuando
forjó esa comunidad, le puso al frente a uno de esos apóstoles, Pedro.
Pedro fue el nombre que él le puso, porque se llamaba Simón. Pero él le
dijo: Ahora tú serás Piedra, Pedro, y sobre esta piedra yo edificaré mi
iglesia, y las huertas del Infierno nunca vencerán esta iglesia que yo
te confío a ti, de la cual te doy como las llaves. Entonces Pedro tiene
esta misión en la Iglesia. Ya después de pasada la muerte de Jesús en la
cruz, resucitado se aparece a Pedro y le dice: Pedro, ¿me quieres?, tres
veces se lo pregunta. Y él le dice: Sí, señor, tú sabes que te quiero.
Ya él responde un poco impactado: Apacienta a mis corderos, apacienta a
mis ovejas, cuida del rebaño, pastoréalo.

Un hombre de razón

Entonces esa es la misión de Pedro en la Iglesia. Pero no es una misión
para él solamente. Si el Señor dijo a los discípulos: Yo estaré con
ustedes siempre, hasta el fin del mundo, y vayan hasta el fin del mundo
y anuncien el evangelio, esa iglesia que el fundó tenía que durar
siempre y el cargo de Pedro no podía morir con él. Entonces había que
nombrar un sucesor, y se ha nombrado siempre, de distintos modos, un
sucesor de Pedro. El Papa es el sucesor de Pedro, el que hace que
continúe la misión que Cristo le confió a Pedro de hacer a Cristo
presente en el mundo.

El Papa debe por tanto tener esta misión y como esto viene a Cuba, para
cuidar de ese rebaño. Aquel mandato es para él: Cuida mis ovejas,
apacienta a mi rebaño. Es el mandato del Señor para Pedro el que él
cumple en su persona.

Ahora, ¿cómo es este Papa? Porque no sólo [hablo] de qué es el Papa sino
cómo es él. El Papa es un intelectual, el Papa de la razón. Es un hombre
que tiene una vocación para la ciencia teológica y a eso dedicó su vida.
Fue sacerdote –claro está- y profesor de universidad, distinguidísimo.
Cuando llegó aquella magna reunión de la Iglesia Católica en los años
60, que se llamó el Concilio Vaticano II, cuando el Papa estuvo durante
tres años, cuatro anos prácticamente, al frente de la Iglesia reuniendo
a todos los obispos del mundo, allí estaba él, el teólogo Ratzinger,
como el consejero de aquella gran reunión. Después fue nombrado obispo,
Arzobispo de Munich, en Alemania, su patria natal, y cardenal más tarde.
Y después el Papa Juan Pablo II lo nombró colaborador suyo inmediato y
lo puso al frente de la doctrina de la fe.

El hombre de la razón ahora tenía que dedicarse al otro tipo de
conocimiento que tiene el ser humano, que es el de la fe. Hay dos modos
de conocimiento en el hombre: el de la razón y el de la fe, y los dos
tienen una fuerza muy grande. Si la razón ha desarrollado el mundo y ha
creado civilizaciones, la fe también lo ha hecho. Y Fe y Razón juntan
han sido capaces de crear la gran civilización occidental, Biblia y
mundo griego de filósofos y pensadores son inseparables en esta
civilización nuestra. Pero él que era hombre de escuela, de razón, de
filosofía, de pensamiento, tiene que ser ahora el que está al frente de
la congregación que cuida de la doctrina de la fe, es decir, de ese otro
modo de conocimiento que nos viene dado por Dios, la revelación. Y la
revelación es lo que la Biblia nos presenta. Lo que después la tradición
recoge y nos entrega.

Injusticias en nombre de la verdad

La revelación es algo que viene de Dios y no puede ser alterado. En un
mundo donde hay desde el punto de vista filosófico tanto movimiento,
hacia un sentido o hacia el otro, con respecto a lo que es la verdad, es
un riesgo muy grande que este mismo movimiento se introduzca en el campo
de la fe, aun en el campo del pensamiento. El Papa Benedicto XVI es el
Papa de la Verdad. Porque en su condición de científico del pensamiento
teológico, él sabe que no hay ciencia sin verdad. Nadie puede llegar a
un nuevo descubrimiento científico si no llega a la verdad de las cosas.
Nadie puede llegar a un tipo de conclusión válida acerca de un
diagnóstico de la realidad si no llega a la verdad de las cosas. Es
decir, el ser humano tiene que buscar la verdad y él ha sido un defensor
de esta causa, del buscador de la verdad.

El mismo se pregunta en uno de sus escritos: En nombre de la verdad
cuántas injusticias y cuántas cosas malas se han hecho. Es verdad, es
cierto, porque en nombre de la verdad muchas veces relativizada, la
verdad de este o de aquel, se puede llegar a un relativismo [en el] que
cada uno reclame su verdad y podamos entonces llegar a un laxismo en el
sentido ético por el cual nosotros somos indiferentes a cualquier tipo
de pensamiento y nuestra actitud ante la vida se vuelve acomodaticia,
variable, o podemos llegar a un absolutismo o a un verdadero régimen
totalitario o tirano cuando alguien cree que tiene una verdad y es esa.

No es eso lo que el Papa propone con respecto a la verdad. Ninguno de
esos dos excesos puede ser aceptado. La verdad es la que es y yo no
puedo ni seguir esas corrientes de verdades todas individuales y
subjetivas, que son variables, ni puedo someterme a una verdad erigida
como totalidad en la cual yo tengo que encontrar como el único modo de
sentir y de pensar. El Papa es este guardián de la verdad. Que nosotros
lo recibamos así, como aquel que viene a traernos toda esta verdad, toda
esta búsqueda… Buscador de la verdad es lo que quiere él que nosotros
seamos, porque ahí nos podemos encontrar todos los seres humanos. Porque
cualquiera tiene una parcela, una parte de esa verdad.

El viene así a traernos todo esto, a traernos también un corazón muy
pastoral. El Papa viene a hacernos una visita pastoral. A cumplir el
mandato que Jesús dio a Pedro: Apacienta a mis corderos, apacienta a mis
ovejas. El viene a traer esto con un verdadero corazón de pastor.
Conozco esta actitud -yo diría [que] cariñosa- del Papa en el trato con
las personas. El hecho de haberlo presentado como un alemán, como un
hombre de razón, como un intelectual de universidades, puede hacer que
algunos crean que es aquel hombre de la disciplina, de la fe que debe
ser custodiada siempre, cargo que ejerció durante muchos años. Pero esto
es algo que impactó a los obispos de Cuba cuando visitamos Roma y él era
el cardenal que estaba a cargo de la doctrina de la fe. Teníamos que ir
a los distintos ministerios que tiene la Iglesia en nuestra visita que
cada cinco años tenemos que hacer a Roma para informarnos, rendir cuenta
de cómo marcha la Iglesia, etc.

Simpatías del Papa

Al llegar a la doctrina de la fe en Cuba no había grandes problemas en
este sentido y pensábamos que sería un trámite formal, pero aquel
Cardenal Ratzinger, hoy Papa, nos recibió con un afecto, con una
simpatía, con un deseo de saber sobre nosotros sobre nuestra vida, sobre
nuestro sistema social, sobre cómo andaban las cosas en Cuba, nos acogió
de tal modo que era la última de nuestras visitas en Roma y salimos
diciendo es la mejor de todas, nadie nos ha acogido y nadie ha estado
tan interesado en nuestra vida y en nosotros como este hombre. Bueno,
ese hombre es el que llegó a ser el Papa de la Iglesia, el que ahora
viene a visitarnos.

Recuerden que al principio les decía que él se quejaba un poco en el
primer momento de la edad que tenía. Después de esto él fue a Australia,
fue al Africa, ha viajado y ahora viene a Cuba. Ya viene con 84 años,
casi a punto de cumplir 85. Es un hombre de mucho sentir humano, de
mucho corazón, y así va a venir a visitarnos a nosotros. Y yo creo que
nuestra respuesta debe ser adecuada a este interés que él mostró.

Ahora en nuestra última reunión en Roma, hace unos días, cuando se
crearon nuevos cardenales, estaba yo en la reunión de la mañana y al
terminar él –yo estaba como en la tercera fila- que recogía sus papeles
de la sesión de la mañana para irnos ya a la hora del almuerzo, levantó
la vista y me vio, y entonces me llamó, con una sonrisa, de tal manera
que fui yo el primer cardenal que fue a saludar al Papa aquel día. Y
entonces con gran afecto me tiende la mano y me dice: Nos vemos en La
Habana. Para mi fue… El no puede hablar mucho con todo el mundo porque
tiene mucha gente con quien hablar. Pero esas palabras que él nos
dirigió al final indican todo su deseo, sus simpatías, sus ansias de
visitarnos y de cumplimentar nuestra invitación y de venir como
peregrino a Cuba en este año jubilar.

Los invito a todos para que estén con el, tanto en Santiago, a ustedes
los santiagueros, como a ustedes, los habaneros, a estar aquí. Los de
otras provincias pues en la medida que el transporte se les facilite y
tengan fuerzas para esto pues también. Si no, pues en la televisión
podrán seguir su presencia entre nosotros.

Que el Señor nos conceda un buen tiempo y una presencia del Papa en Cuba
que dejará esa huella espiritual no contabilizable, no reducible a
estadísticas, pero que será siempre también en nuestro corazón, en el
espíritu del pueblo, porque en último término la espiritualidad del
pueblo es tan importante como sus necesidades materiales.

Que el Señor los bendiga a todos.

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