Tuesday, September 20, 2011 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Posiblemente las gestiones
de Bill Richardson tuvieron demasiados heraldos para anunciar su llegada
a La Habana. Los vaticinios de que saldría con Alan Gross auguraban el
fracaso de la empresa. Él había viajado anteriormente y, aunque parecía
tener una perenne luna de miel con las autoridades cubanas, no logró
domar a la fierecilla. Incluso había sido un mal presagio el regreso
del anciano George McGovern sin entrevistarse con los Castro poco más
de un mes antes.
El encarcelamiento de Alan Gross en diciembre de 2009 y su condena a 15
años de cárcel ha continuado la tradicional política cubana de impedir
pasos para el relajamiento de la confrontación, que el gobierno ha
utilizado durante decenios para justificar su pésimo sistema y
represión. Con ello procuró lesionar las medidas de la Administración
Obama para facilitar los viajes y el envío de remesas a Cuba, y dañó los
debates en la Cámara de Representantes y el Senado para eliminar las
restricciones a los norteamericanos para visitar la isla, con el
objetivo de no perder su útil coartada y por horror a los contactos
pueblo a pueblo. En esta ocasión, la presencia de Bill Richardson en
La Habana el 7 de septiembre para abordar, a título personal, la
liberación del contratista por motivos humanitarios no tuvo un timing o
momento adecuado.
No obstante, según el político norteamericano hubo estrecha coordinación
con la Sección de Intereses de Cuba en Washington DC, mientras la
cancillería cubana lo desmintió. El negociador parece haber caído en
una trampa o cometió un gravísimo error que le ha cerrado las puertas.
Llegado un miércoles, únicamente logró entrevistarse con el canciller
Bruno Rodríguez el viernes, por lo que anunció a la prensa que esperaría
su retorno de un viaje el lunes. Mientras se entrevistó con el Cardenal
Jaime Ortega y otras personalidades ajenas al alto círculo oficial.
Finalmente tuvo que regresar el miércoles sintiéndose humillado, según
evidencian sus declaraciones a la prensa extranjera acreditada en La Habana.
Durante la semana que permaneció "plantado" en la capital, el gobierno
cubano efectuaba una campaña nacional e internacional para que a René
González Sehwrert, uno de los 5 espías convictos, que en octubre
recibirá la libertad condicional, se le permita cumplir los tres años
restantes en Cuba; así como en la propaganda televisiva y la represión
contra la oposición pacífica interna, y sobre todo en torno al llamado
bloqueo norteamericano, que supuestamente ha ocasionado pérdidas
cercanas al millón de millones de dólares; aunque Estados Unidos es el
quinto socio comercial de bienes y exportador fundamental de alimentos a
Cuba. Esto simultáneamente con los ataques en los medios a los Estados
Unidos y la Unión Europea por la actuación de la OTAN en Libia, y el
apoyo a Siria.
Lamentablemente, Richardson no aprovechó su estancia para conversar con
miembros de la oposición pacífica y otros integrantes de la sociedad
civil cubana, como tampoco lo ha hecho en sus estancias anteriores.
Posiblemente en su interés de no disgustar a las autoridades ha
declinado esos encuentros, al igual que han procedido otros distinguidos
norteamericanos, quienes incluso en el pasado mostraban su solidaridad.
Sin embargo, los dignatarios cubanos continúan actuando según su
conveniencia y sin consideración alguna.
En momentos de gran crisis e incertidumbre en Cuba, ojalá que el
incidente con Richardson no sea utilizado a ambos lados del Estrecho de
la Florida para obstaculizar el encuentro de los cubanos y los
norteamericanos. Sobre todo no puede ser pretexto para mantener a Alan
Gross en la cárcel.
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfmomento-inadecuado-o-emboscada-a-bill-richardson/
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