Juan Gonzalez Febles
Lawton, La Habana, 8 de septiembre de 2011, (PD) El viejo bolerón dice
que recordar es volver a vivir y luego de leer "Hacia una resistencia
inteligente", publicado por Estado de Sats, me sentí de vuelta aalt los
años mozos de la universidad de revolucionarios, la única que conocí.
Antes había leído un trabajo publicado por la conocida opositora Marta
Beatriz Roque, "Fábrica de disidentes", publicado en Diario de Cuba
(04.08.2011).En el, ella hace referencia a una "Fábrica de disidentes",
que en su opinión lleva adelante la policía de Seguridad del Estado y
una de las producciones de esta novísima industria sería SATS.
Marta Beatriz, en declaraciones ofrecidas a Martinoticias, abundó sobre
el tema y profundizó su exposición con afirmaciones que a despecho de
ser muy "de a pie" y desmarcarse de las proyecciones académicas que
parecen ser el pan nuestro de SATS, comulgan con ese don divino
compartido por todos dentro y fuera de las academias, que se da en
llamar sentido común. Decía Marta para explicar porque no acudió a la
invitación a una de las reuniones de SATS y la cito: "No tengo nada que
hacer ahí, no hay nada que me motive a conversar con ellos. En la vida
hay que ser algo: estás con el gobierno o no estás con el gobierno. Hay
que tomar una postura, además el que está en contra del gobierno, está
disintiendo, no se puede estar en el aire".
Aunque suelo discrepar con Marta en casi todo lo que hace y dice, en
este caso no puedo menos que concordar con ella. Ciertamente no se puede
estar en el aire o mantenerse de forma artificial en un limbo que dice
poco o dice nada a los tirios y los troyanos de este espacio insular.
O se está con la dictadura, se está en contra de esta o se es
indiferente. No hay espacio para disquisiciones academicistas, la cosa
es muy sencilla. No me atrevo a exponer por qué la policía de Seguridad
del Estado distribuye su tolerancia en la forma en que lo hace. En
realidad no lo sé con exactitud. Lo cierto es que Estado de SATS dispone
de un margen de tolerancia para sus encuentros y reuniones desconocido
hasta el momento de su providencial aparición. Sobre el dilema conmigo o
contra mí, existen otras referencias históricas, folclóricas y hasta
académicas, que avalan la disyuntiva más allá de las afirmaciones de
Stalin, Hitler o su carnal, el Comandante.
La disyuntiva podría ser y ha sido usada frecuentemente en la literatura
seria y hasta en las telenovelas. Es el nudo argumental clave en cada
situación de adulterio de los clásicos amores difíciles o también, en el
contexto "diferente" del folclor y de la africanía. Podría identificarse
con el viejo proverbio yoruba que expresa: "Perro tiene cuatro patas y
no puede coger cuatro caminos". No es tan difícil ni tampoco tan
complejo. Vamos, que no hay que asistir a la universidad de
revolucionarios, ni recibir acreditaciones y permisos del Partido
Comunista y la policía de Seguridad del Estado para hacer doctorados y
maestrías en el extranjero, para entenderlo. Como dijo un clásico, es
sencillo como la verdad. Se está con algo o contra algo, o en diferentes
contextos, se es un observador imparcial o meramente un oportunista.
De la sólida argumentación que los jóvenes y agraciados académicos de
SATS manejan, algunos puntos vale la pena comentarlos. El título del
trabajo que comento tiene el sabor amargo de la descalificación. Sus
autores nos hablan de una "resistencia inteligente" y entonces, por
decantación, los otros clasificamos como resistencia no inteligente.
Esto es muy significativo y servirá en lo adelante para una comprensión
más amplia del novedoso discurso de SATS.
SATS nos dice: "La disidencia no puede crecer verticalmente, mucho menos
aspirar a la unidad de objetivo ni a consenso alguno. Por el contrario,
en condiciones de totalitarismo en pleno siglo XXI, la disidencia
—necesariamente postmoderna y postnacional— depende del grado de
disenso, diversificación, pluralidad y expansión horizontal que alcance.
Se ha dicho que conocimiento es poder, por lo tanto, el movimiento
contestatario no puede jugar con las mismas reglas del gobierno. El
perdedor sigue las reglas; el ganador las hace".
Por lo visto se trata de hacer realidad la más cara fantasía política
compartida tanto por banda militar gobernante en Cuba como por su
contrapartida exiliada en USA. Una oposición articulada y unida hizo
posible las transiciones en los países de Europa del Este. Ni el
gobierno ni los intereses del exilio político en USA aceptan una
oposición unida en Cuba. SATS, con su conocimiento académico per se,
adquirido en las universidades para revolucionarios de la Isla y también
fuera de esta, hasta definió los perdedores (oposición) y los
triunfadores (el gobierno) entonces, ¿qué puede hacerse?
Más adelante, SATS nos entrega la fórmula ganadora para la ¿disidencia?
Antes nos advierte que: "Nadie va a cambiar el gobierno en Cuba sino el
gobierno mismo, pero sólo cuando la sociedad, mediante el desarrollo de
su dimensión civil, no le deje otra alternativa". Entonces, sólo queda
aceptar los cuatro mandamientos inviolables que SATS nos hizo descender
desde las cumbres cimeras de su estatura académica, estos son:
"—No esperes que te den espacio civil, háztelo tú.
—No exijas las libertades, ejércelas.
—No te unifiques; descéntrate, diversifícate.
—Minimiza el riesgo represivo y maximiza los resultados"
En relación con estos cuatro principios, pienso que la oposición interna
con todos sus defectos, se hizo de un espacio civil sin permisos, desde
la constitución del primer Comité Cubano Pro Derechos Humanos fundado
por Ricardo Bofill Pagés y aquellos pioneros que le siguieron en aquella
empresa en el lejano 1976. Desde aquellos tiempos, se ejercieron
libertades sin permiso y por primera vez desde el establecimiento de la
dictadura militar castrista en 1959, se luchó el espacio civil que hoy
disfrutamos y detentamos todos, SATS incluido. El tercer mandato de SATS
sobre el veto a la unidad, es la coincidencia más significativa con los
propósitos más caros de la dictadura militar totalitaria de izquierda
que nos gobierna. SATS, los centros de poder cubano en el exterior y el
régimen militar coinciden de forma inexplicable en este punto. Sobre
minimizar el riesgo represivo, que decir. Los gestores de la represión
son los mandamases verdeolivo, ellos proponen y el aliento libertario de
los mejores, dispone. El empeño y la determinación de los demócratas
cubanos ha dicho y dirá la última palabra sobre la asunción de todos los
desafíos represivos y los resultados que se obtengan o no, sobre estos.
Nos dice SATS: "Ningún socialismo de Estado se ha tumbado sin más desde
abajo; ellos no se caen, se extinguen, sólo que no para dar paso al
comunismo, como pensaron sus fundadores, sino a la democracia. Los
cubanos no deben renunciar al sueño libertario de tomar las calles por
asalto, pero, mientras no sea más que un sueño, deben aprender a vivir
en —y practicar la— libertad in situ, aun bajo condiciones de
totalitarismo. Eso será suficiente".
Esta es en esencia la filosofía represiva del régimen en la actualidad.
No hay nada nuevo en ella. Quizás lo único que se les escapó a los
académicos de SATS, es que no siempre, como ya sucedió en China, Rusia y
Viet Nam, el paso es a la democracia. Puede suceder que se transite a
formas fascistas corporativas de partido único, propiedad privada sobre
medios de producción, con ausencia de libertades y derechos políticos
como ha sucedido en los ejemplos ya mencionados de Rusia, Viet Nam y China.
Por otra parte, como nación sufrimos algo así como un estigma o un hado
adverso que nos persigue desde el siglo XIX. Fuimos la última colonia
americana en independizarnos del colonialismo español. Con menos de un
millón de habitantes o casi menos en la Isla y con menos aún de 50 000
mil hombres sobre las armas, el Ejército Libertador de Cuba enfrentó a
poco más o menos de 245 000 soldados de la corona española, que tenían
la orden de luchar "hasta la última peseta y el último hombre". Ganamos
por la ayuda que representó la intervención de nuestros amigos los
yanquis. Gústele o no a la banda de Birán.
Ciertamente, ningún socialismo de estado ha caído por la acción ejercida
por el pueblo desde abajo. Ni España, ni Rusia, ni incluso los países
recientemente democratizados de Europa del Este. Para tratar de ser un
poco más abarcador, ninguna dictadura militar totalitaria y en esto
incluyo Alemania nazi, la Rusia de Stalin, la Italia del Duce, la
Cambodia de Pol Pot o la China de Mao, cayó bajo el impulso desde
adentro del pueblo oprimido. Aún así, a pesar de SATS, de la élite
verdeolivo, y de los intereses de los poderosos centros de poder cubano
en el exterior, alguien debe dar el santo y seña de la libertad y de la
palabra democracia. Este debe ser pronunciado alto y claro en Cuba, más
allá de todas las academias, todas las tolerancias y hasta todas las
post modernidades. Hay cosas y valores que no deben desaparecer o
cambiar jamás y estos, podrían ser uno de ellos.
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