El tímido regreso de la publicidad
Agencias
La Habana 08-09-2011 - 7:29 pm.
'Antes no era necesario anunciarse, éramos muy pocos, ahora empezó la
competencia fuerte y hay que ponerse pa'eso', dice el camarero de un
paladar en La Habana.
Entrada de un paladar en Cienfuegos. (REUTERS)
Aunque aún tímidos, carteles de publicidad comercial compiten con vallas
o muros de lemas revolucionarios en las calles de de Cuba, reaparecidos
ahora que miles de pequeñas empresas emergen de la economía subterránea
con las reformas de Raúl Castro, informa AFP.
Muy lejos de la saturación visual de otras ciudades del mundo, La
Habana, de 2,2 millones de habitantes, luce con más anuncios, algunos
incluso de neón, siendo los más vistosos los de los famosos "paladares".
"La publicidad se asocia al capitalismo, pero esto no es ser
capitalista, si no veamos China y otros países socialistas. Somos
negocios pequeños que estamos creando empleos, trabajando, luchándola",
dijo Javier Acosta, quien abrió en enero su paladar Partenón.
La competencia ha hecho florecer los anuncios.
Liberados por directriz de Raúl Castro del estigma de "capitalistas",
los nuevos empresarios se han lanzado a promocionar sus servicios o
productos, aunque reglamentados y bajo pago de impuestos, empujados por
la competencia.
Por el luminoso que representa al templo griego, de 90 cm de diámetro,
colgado en la fachada de su paladar, Javier paga un impuesto de 600
pesos al mes (25 dólares), tras obtener permiso de Planificación Física,
rector del desarrollo urbanístico.
"Antes no era necesario anunciarse, éramos muy pocos, ahora empezó la
competencia fuerte y hay que ponerse pa'eso. Ésta era el único paladar
en los alrededores, y hoy hay unos ocho", dice Arnel, camarero de
Decamerón, que abrió con las modestas medidas de apertura económica de
los años 90.
Hasta hace poco para encontrar Decamerón -pese a estar en una céntrica
calle de La Habana y en cuya puerta aún queda una ventanita de aire
clandestino para filtrar al visitante-, ir a una peluquería particular,
a un zapatero remendón o a la costurera, era necesario recurrir a "radio
bemba" (del boca en boca).
Unos llamativos, otros discretos
Abundan las formas originales de publicidad para evitar los impuestos.
En las calles, la propaganda llamativa era la de las paredes, muros y
vallas pintadas de proclamas como "Todo por la Revolución", "Defendiendo
el socialismo" o la más reciente: "Trabajo, disciplina, rigor", la
consigna de Raúl Castro.
Ahora cuelgan cartelitos pintorescos o pícaros como el de la cafetería
Punto G, y pulula -para burlar el impuesto- la publicidad ambulante, la
de los volantes que ponen en la ventana de un auto estacionado o aquella
que dice sin decir, como una llavecita pegada en una puerta, en señal de
que ahí hay un cerrajero.
"Elegancia por principio. Siempre que usted nos visite tendrá un
obsequio por la casa; si viene a comer cuatro veces al mes, la quinta
será gratis; si su comida se demora más de 50 minutos, comerá gratis",
se lee en una tarjeta de presentación entregada en una calle del barrio
Vedado.
Como parte de un plan de 300 "reformas" aprobadas en abril en el VI
Congreso del Partido Comunista, Raúl Castro autorizó la apertura de
licencias en 178 oficios, blanqueando la economía porque muchos operaban
ilegalmente, y en pocos meses los trabajadores privados aumentaron de
148.000 a unos 350.000.
"Lo que corresponde hacer al partido y al gobierno es facilitar su
gestión y no generar estigmas ni prejuicios hacia ellos y para eso es
fundamental modificar la apreciación negativa existente en no pocos de
nosotros hacia esta forma de trabajo privado", dijo Raúl Castro.
La publicidad comercial apareció en Cuba en 1994, con la discreta
reforma de apertura aplicada frente a la crisis que provocó la caída del
bloque soviético, y se extendió a los eventos deportivos, antes de ser
abruptamente eliminada a fines de los 90 por el entonces gobernante
Fidel Castro.
Los medios locales fustigaron en esa época la publicidad comercial y la
"anarquía" de esas manifestaciones de una economía de mercado aún
balbuceante, y clamaron por ponerle fin.
"Aún no hay en Cuba publicidad en los medios, por eso los soportes
gráficos, lumínicos, son necesarios. Aquí mucha gente viene por el
cartelito", dice Gisel Nicolás, del recién abierto paladar La Galería.
Javier está orgulloso de su negocio, anunciado con su llamativo cartel
lumínico. No obstante, afirma: "como todo cubano, sé bien que la
promoción de boca en boca... es la mejor".
http://www.ddcuba.com/cuba/6835-el-timido-regreso-de-la-publicidad
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