El béisbol cubano necesita un cambio de estructura
Iván García
La Habana 20-09-2011 - 10:26 am.
Reducir el número de conjuntos y permitir a los jugadores participar en
ligas profesionales contribuiría a mejorar el nivel.
Yonder Alonso, nacido en Cuba, futura estrella de los Rojos de
Cincinnatti. (AP)
Ya fue anunciado. En la próxima temporada beisbolera competirán 17
equipos. La serie numero 51 se iniciará el 28 de noviembre. Mantendrá la
misma estructura actual de dos zonas, occidental y oriental. Con una
ligera variante: en la llave occidental rivalizarán nueve novenas, por
ocho en la oriental.
Esta organización se debe a los últimos cambios político-administrativos
ocurridos en Cuba. Desde el 1 de enero de 2011, la antigua provincia
Habana se dividió en dos territorios: Mayabaque y Artemisa.
Tienen derecho a participar en torneos nacionales. Pero sucede que la
pelota nacional, debido a su caída en picada, presenta una plantilla
inflada. Veamos los puntos a favor y en contra.
Cuando Fidel Castro llegó al poder en 1959, la nueva política deportiva
tuvo como meta diversificar el deporte por todas las provincias. La liga
profesional existente la conformaban cuatro clubes: Marianao, Habana,
Almendares y Cienfuegos.
Desde 1946, cuando se inauguró el Estadio del Cerro, todos los juegos se
realizaban en esa sede. En 1961 Castro decidió abolir el béisbol
profesional. Un año después se crea un torneo amateur de nuevo formato
con cuatro equipos. En años posteriores esto fue cambiando. Y se jugaba
en todas las provincias.
En 1977 se diseña una estructura con 18 conjuntos. Matanzas, Pinar del
Rio y Ciudad de La Habana contaban con dos novenas, producto de la gran
cantera de jugadores que tenían.
En 1991 se crea la actual estructura, con 16 equipos. Cada una de las 14
provincias contaba con una selección. Más el municipio especial Isla de
la Juventud y Ciudad Habana, que debido a su desarrollo y resultados
mantuvo dos novenas, Industriales y Metropolitanos.
Contaba con 90 partidos para cada equipo. Y un calendario de play-offs
al mejor de cinco la primera ronda y de siete a ganar cuatro semifinales
y la gran final. Fue, y ha sido, un éxito de taquilla y audiencia
televisiva y radial. Sobre todo los play-offs. Desde hace un par de
años, todos los juegos de post-temporada se juegan al mejor de siete.
Al desaparecer las series selectivas, un torneo extra que se jugaba
después de la campaña nacional, con un techo de calidad más alto, y al
concentrase en ocho equipos los mejores peloteros del patio, quedó
únicamente la temporada de 90 juegos. Que dio resultado durante varios años.
Existía y existe rivalidad y las provincias se ven representadas. Pero
el actual nivel del béisbol nacional no justifica un torneo con 17 equipos.
Japón, con 127 millones de habitantes, tiene doce equipos en su liga
profesional. Estados Unidos, con una población de alrededor de 300
millones, organiza sus Grandes Ligas con 30 conjuntos. Si se mira hacia
Corea del Sur, República Dominicana, Puerto Rico o Venezuela,
indiscutibles potencias beisboleras, se ve que en sus torneos no
participan 17 equipos.
La serie nacional de béisbol es el mayor espectáculo deportivo en Cuba.
Y el que más gente convoca de manera espontánea. Un juego candente entre
Industriales y Santiago de Cuba lleva a las gradas del viejo Estadio del
Cerro a casi 60 mil espectadores. Pero el descenso de calidad en nuestra
pelota ha provocado que numerosos fanáticos se alejen del principal
pasatiempo.
Entre las causas, defensa errática, malas estrategias de directores, un
pitcheo sin rigor, novenas que no tienen establecido quiénes son
abridores, estabilizadores y cerradores.
A ello, súmesele que la calidad de los lanzadores es lamentable. Cuesta
reunir quince lanzadores de nivel para eventos internacionales. Para
desgracia mayor, está el problema de las continuas fugas de estrellas y
jóvenes talentos.
Debido a la desacertada política de los jerarcas criollos, de no
autorizar a competir a peloteros en eventos foráneos, los jóvenes
deciden marchase en balsas o abandonan sus concentrados cuando están de
gira en el extranjero.
Más de 300 peloteros han huido de Cuba en los últimos 20 años. Y no se
vislumbra un fin. Por tanto, conformar un torneo con 17 equipos parece,
cuando menos, exagerado.
Estirando el chicle al máximo, la actual calidad del béisbol cubano
daría para unas ocho novenas. No más. Se pensaba que en la venidera
temporada los federativos iban a realizar los urgentes cambios que pide
a gritos el deporte nacional. Pero no. Se apearon con la noticia de
mantener la estructura, e incluso agregaron un equipo. Los analistas y
especialistas de la pelota cubana han escrito toneladas de artículos
invocando a una nueva estructura. Sus análisis han caído en saco vacío.
Por estos días, los partidarios de la actual organización armaron una
campaña mediática para que apartaran a Metropolitanos del torneo. La
lógica de los que defendían esa opción era que al haber 17 conjuntos, en
todas las jornadas habría un equipo de descanso, ocasionando gastos a la
precaria economía local.
Por suerte, los mandamases no eliminaron a los Metros. Sí, deben haber
cambios, pero no eliminando al segundo equipo de La Habana. Argumentos
tontos y pueriles, de que una nueva estructura cambiaría las
estadísticas, llevó a los directivos a dejar las cosas como estaban.
Esa mentalidad de inmovilismo, típica de los dirigentes e instituciones
en Cuba, causa más daños que beneficios.
La Habana, por cantidad de habitantes, técnicos de nivel y resultados en
todas las categorías, debe tener dos equipos. Desde hace 15 años, la
capital es la potencia número uno, a partir de la categoría 9-10 años
hasta el nivel juvenil.
Si los Metros, en la serie élite, llevan cinco años siendo sotaneros, no
es debido a la calidad del béisbol capitalino. Es resultado de más de
150 fugas de jugadores.
De lo que se trata, de alzar el techo de la pelota en Cuba, 17 equipos
son demasiados. Se debería autorizar a los peloteros a competir en ligas
profesionales. Sólo así se acortarían distancia con las potencias del
Caribe, como República Dominicana, que con sus 400 jugadores en las
Mayores nos deja sin aliento.
Desde hace un tiempo, el béisbol cubano va cuesta abajo. La solución
está a la vista. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
http://www.ddcuba.com/deportes/6974-el-beisbol-cubano-necesita-un-cambio-de-estructura
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