¿Ya no seremos como el Che?
Alejandro Armengol
Dice la información: ''Miles de obreros, campesinos, estudiantes y
combatientes refirmaron este domingo la vigencia del trabajo voluntario,
a 50 años de su inicio cubano en la comunidad El Caney de Las Mercedes,
en Granma.
La histórica Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos (CECC), en cuya
construcción el internacionalista Ernesto Che Guevara encabezó la
jornada inicial el 22 de noviembre de 1959, fue sede de una masiva
movilización para cerrar oficialmente las celebraciones de la efeméride,
informó AIN''.
La noticia es vieja. Fue publicada el 23 de noviembre de 2009 en
Juventud Rebelde. Pero hay mucho más tiempo de por medio que esos casi
dos años transcurridos. En otro momento, uno hubiera visto la
información y la habría desechado por irrelevante. En esos 50 años de
"trabajo voluntario", cuántas veces pudo escribirse el mismo titular,
narrar hechos similares y repetir frases del dirigente de turno, con el
simple acto de cambiar la fecha. Ya no. Ahora la noticia es otra: se
acabó el trabajo voluntario para tapar o eliminar la ineficiencia, malos
métodos de trabajo y otras deficiencias administrativas. Se puso fin a
una labor dónde prevalecía la pérdida de tiempo, y el gasto de recursos
era muy superior al efecto económico del trabajo que se iba a realizar.
Lo trae el periódico Trabajadores. Los sindicatos ya no van a convocar
más a jornadas de trabajo voluntario, y les van a decir a las
administraciones que contraten personal al efecto.
"Amarilys Pérez Santana, integrante del Secretariado Nacional de la CTC,
recordó que en lo adelante las entidades que necesiten emplear fuerza de
trabajo para tareas eventuales o emergentes, de temporadas o
estacionales, así como para sustituir a trabajadores ausentes por causas
reconocidas en la legislación, deberán contratarla en la reserva
laboral", señaló la publicación.
Muy bien por parte de los sindicatos, salvo que hay muy poco de decisión
propia en esta actitud.
De acuerdo al propio Trabajadores, este cambio de la política sindical
ocurrió en febrero de este año, durante la realización del Pleno 87 del
Consejo Nacional de la CTC, donde se acordó que tales movilizaciones
para el trabajo productivo se desarrollaran en aquellas zonas que
presenten una escasez de fuerza laboral que justifique su convocatoria o
por afectaciones originadas por desastres naturales, tecnológicos,
sanitarios, fenómenos climatológicos que dañen cosechas u otras
producciones o servicios.
Así que ya lo saben los administradores, si no hay ciclón no hay trabajo
voluntario.
Lo que debe llamar la atención es que Trabajadores haga referencia a
este cambio en un artículo del primero de agosto de 2011, al mismo
tiempo en que se celebraba la primera sesión del año de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, y en los mismos días en que la prensa cubana
viene haciendo énfasis en los cambios económicos.
Por ejemplo, el gobierno cubano anunció hace una semana la eliminación
de las movilizaciones de un millón de estudiantes para tareas agrícolas
en el periodo vacacional, debido a que eran improductivas y generaban
enormes gastos.
Así que al final la terca economía le ha ganado la batalla al
voluntarioso Che. El trabajo voluntario o productivo o como quiera
llamarse desaparece por una simple razón: resulta incosteable. A la hora
de sacar cuentas, sale caro. En una economía capitalista, siempre hay
que reducir costos. De lo contrario, quiebra el negocio. Y desde hace
tiempo –lo repito por el azar de las palabras– Cuba está al borde de la
quiebra.
Hay aún un párrafo casi de disculpa en el artículo de Trabajadores: "El
trabajo voluntario como concepción no desaparece, pues constituye una
formidable fuente formadora de conciencia, a la vez que desarrolla el
colectivismo, la solidaridad, y es reconocido por la Constitución cubana
y el Código de Trabajo; sin embargo –en innumerables ocasiones– solo
sirvió para tapar o eliminar la ineficiencia, malos métodos de trabajo y
otras deficiencias administrativas".
La propuesta del Che Guevara del "trabajo voluntario" sirvió para
fundamentar la política de estímulos morales en una economía deficiente.
Nunca funcionó. Llevó al establecimiento del "horario de conciencia" en
las fábricas, ministerios y dependencias estatales. Los empleados
entraban a trabajar y no sabía a qué hora volverían a sus hogares. En
realidad no hacían nada. Abandonaban sus escritorios y maquinarias y se
iban al cine, a hacer una cola para adquirir algún producto y a dormir a
sus casas. Regresaban horas más tarde para marchase. Ir al trabajo de
nuevo, con el único objetivo de fingir una salida. Se pasaban el día en
la calle, pero "cumplían" un horario astronómico de horas, que en muchos
casos también incluía los días de descanso. Dedicaban todos sus
esfuerzos a una farsa que se limitaba a cubrir las apariencias, sin
preocuparse por otros resultados que no fueran aparentar el avance
incontenible de la labor revolucionaria.
Después, en asambleas mensuales, trimestrales y anuales, recibían una
felicitación, un gallardete o un diploma. La política de los estímulos
materiales fue todo un éxito en los informes. Porque a nadie le
preocupaba que el país no produjera y las tiendas estuvieran vacías. Y a
los que les preocupaba se callaban o trataban de abandonar la isla.
Al Che se le perdonan todos sus errores, porque es un muerto con suerte.
Por supuesto nunca fue un vivo con suerte, hazaña casi imposible cerca
de Fidel Castro.
Ahora llega la noticia desde Cuba que no desaparece el "trabajo
voluntario", pero queda condenado al encierro entre documentos, a merced
de la crítica de los ratones.
Pero entonces, ¿de ahora en adelante ya no seremos como el Che?
http://www.elnuevoherald.com/2011/08/08/v-fullstory/997984/alejandro-armengol-ya-no-seremos.html
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