José Antonio Fornaris
Managua, La Habana, 8 de agosto 2011, (PD) Se ha puesto de moda, en los
actos oficiales, repetir la frase pronunciada por Fidel Castro en abril
de 1961: "Esta es una revolución de los humildes, con los humildes y
para los humildes". Su última puesta en escenaalt fue este 26 de julio,
en el discurso que pronunció José Ramón Machado Ventura.
La frase es una parodia de algo que había dicho Abraham Lincoln unos 100
años antes.
En cualquier momento hacen una conguita: "Oye que somos humildes. Mira,
pero mira, somos humildes. Eh, que ser humilde es un vacilón. Ah, que
sabroso. Con los humildes yo me montó en el almendrón".
Quizás sería bueno crear algún grupo de teatro que se nombre "Los
Humildes". Y pegar logos en los vehículos estatales con esa temática. Y
hasta crear, por qué no, en el Comité Central del Partido Comunista
algún departamento dedicado a "Los humildes". Todo eso sería para
comercializar y darle "onda" a ese asunto de "la revolución de los
humildes…".
A su vez sería adecuado informar, de alguna manera, en qué momento los
humildes podrán ir a residir a Miramar, Kholy, Siboney o cualquier otra
de esas barriadas exclusivas. Claro, se conoce que eso es mucho pedir
porque ahí viven desde hace más de medio siglo los altos representantes
de los humildes, pero los que "dignificaron" a los pobres deberían dejar
que los pobres se acercaran a ellos.
Y si eso no es posible, al menos ya sería hora que los humildes puedan
tener una humilde vivienda, humilde transporte, humilde alimentación,
humilde libertad, el humilde derecho de escoger libremente a sus
gobernantes, que humildemente puedan salir y entrar a su país cuando les
plazca. Que puedan tener un humilde salario que les permita vivir sin
sobresaltos su estatus de humildad. Y que humildemente tengan la
posibilidad de quitarse de encima la humildad (miseria) que se les ha
asignado por decreto ideológico.
Porque si no es así, la revolución de los humildes, para y con los
humildes, se parecerá todos los días más a "Rebelión en la granja".
Porque eso de que el gran representante de los humildes sea un general
de cuatro estrellas que ya tiene construida hasta su cripta personal
para continuar separado de sus representados hasta después de muerto, es
algo poco edificante. Imagínense si se sube los grados y llega a ser un
cinco estrellas, habría que utilizar moneda dura hasta para realizar la
más mínima maniobra de acercamiento.
Después de más de cinco decenios, la llamada "revolución de los
humildes, con los humildes y para los humildes", es incapaz hasta de
garantizar el vaso de leche prometido hace cuatro años para cada cubano.
Y algo así es un fantasma sin alma que no sirve siquiera ni para
entretenerse en una noche sin luna.
"Los humildes" tienen el sagrado derecho de echar fuera de donde quiera
que se encuentren a esos que se han adueñado del poder y de todo los
bienes del país, y a cambio han llenado a Cuba de miseria y cárceles, y
que para colmo dicen ser los representantes de los pobres.
http://www.primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/1952-los-humildes
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