Convertir el núcleo totalitario del sistema político cubano en un
innegociable suplemento de la tímida apertura económica es la fuente de
todos los embargos.
martinoticias.com 23 de agosto de 2011
El ensayista cubano Rafael Rojas.
A diferencia de hace cinco años, hoy el conflicto cubano no aparece bajo
la clásica polarización binaria entre isla e imperio, Cuba y Estados
Unidos, revolución y contrarrevolución, soberanía y democracia, ha
escrito Rafael Rojas para el diario español El País.
Ha agregado el historiador cubano que "la ausencia de Fidel Castro al
frente del Gobierno y el Estado y los ajustes de mercado a la economía
planificada, promovidos por Raúl Castro, por limitados que sean, además
de ciertos cambios en la retórica del poder y negociaciones concretas
con la Iglesia católica y algunos Gobiernos europeos y latinoamericanos,
han generado una reconstrucción de los escenarios del conflicto en La
Habana, Washington y Miami".
Rojas ha explicado también que "dado que la presión internacional
-especialmente de Europa y América Latina- sobre el Gobierno de Raúl
Castro ha mermado considerablemente, sobre todo después de la
excarcelación de los 75 opositores arrestados en 2003, las fricciones
políticas y mediáticas se han movido hacia adentro de la isla. Una nueva
generación de intelectuales, políticos, periodistas, blogueros y líderes
sociales independientes está presionando a favor de que la reforma
económica avance más allá de la entrega de tierras a los campesinos en
usufructo, de la ampliación del trabajo por cuenta propia y de la compra
y venta de viviendas y autos".
Ha señalado el historiador que "quienes desean una reforma económica más
profunda son, por lo general, partidarios de que el Gobierno de Raúl
Castro acompañe los ajustes con una mejoría de los derechos civiles y
políticos.
Ha puntualizado Rojas que "frente a esa presión, ideológicamente plural,
en la que intervienen católicos, anarquistas, liberales,
socialdemócratas, juristas independientes o líderes de la comunidad
negra o gay, la burocracia cubana se divide entre una porción,
minoritaria, dispuesta a la polémica respetuosa, y otra, más amplia y
hegemónica, en la que cualquier debate con opositores es asumida como
diálogo de sordos o como puerta de acceso a la esfera pública insular de
una quinta columna, "enemiga de la nación" y "asalariada del imperio".
En redes o publicaciones electrónicas o impresas, como Espacio Laical,
ObservatorioCrítico, Havana Times, Estado de Sats, Generación Y o Temas,
pueden seguirse algunos de esos debates".
http://www.martinoticias.com/noticias/Cuba-sin-embargos-128246428.html
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