Odelín Alfonso Torna
Arroyo Naranjo, La Habana, 9 de agosto de 2011, (PD) Los festejos por el
Día de la Rebeldía Nacional en Cuba parten de un fracaso convertido en
victoria: el asalto al cuartel Moncada.
El 25 de julio de 1953, un centenar de jóvenes habaneros, a las órdenes
de Fidel Castro viajaron a la antigua provincia de Oriente. Su objetivo
era intentar tomar por las armas dos cuarteles, el Moncada, en Santiago
de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo. Más de 70 cayeron en
las escaramuzas. Los que lograron salir ilesos de aquella carnicería,
entre ellos los hermanos Castro, durante cinco décadas han sido
absorbidos por el fracaso y no absueltos por la historia, como alegó
Fidel ante el tribunal que lo condenó el 16 de octubre de 1953.
absorb
Para la gerontocracia cubana es necesario rememorar un fracaso dentro
del otro que es su revolución. Para ello, cada año se elige una
provincia entre las más "destacadas" del país y se destinan recursos
millonarios para las actividades por el acto central. Tradicionalmente
asisten sobrevivientes de aquel asalto, viejitos sometidos a escuchar
los desbalances económicos y las estrategias a seguir frente al "bloqueo
económico y financiero" impuesto desde la orilla enemiga.
El sorteo de provincia destacada favoreció este año a Ciego de Ávila.
Curiosamente, días antes del acto por el 58 aniversario del asalto,
celebrado el pasado martes 26 y presidido por el general-presidente Raúl
Castro, parte del territorio avileño –sobre todo la plaza de los
festejos- era bendecido con la instalación del cable de fibra óptica. La
producción de frutas en conserva también se disparó.
José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de
Estados y de Ministros, leyó el discurso de clausura. Otra hilada de
palabras sobre el mismo cimiento ideológico que repiqueteaba como los
gritos de Fidel Castro en aquel amanecer de julio de 1953: ¡Retirada!
¡Retirada!
Fue decepcionante ver a veteranos y jóvenes aparentar armonía con una
revolución que dilata su camino político y económico. Absorbidos por su
propia historia, los sobrevivientes de aquel asalto peregrinan sobre un
combate ideológico perdido, donde quien entona el "sálvense quien pueda"
tiene nombre, apellidos y patrimonio garantizado.
El documento "La Historia me Absolverá", autodefensa leída por Fidel
Castro en el juicio a los asaltantes del Moncada, bien pudiera tener una
versión actualizada. Hoy las decisiones económicas y el caudal de la
nación cubana se manejan como hace 58 años atrás.
En su alegato Fidel decía: "El porvenir de la nación y la solución de
sus problemas no pueden seguir dependiendo del interés egoísta de una
docena de financieros, de los fríos cálculos sobre ganancias que tracen
en sus despachos con aire acondicionado diez o doce magnates".
Raúl Castro, en su discurso pronunciado el 26 de julio de 2007 en
Camagüey, durante su interinato, argumentaba los males que aquejaban al
país después de 48 años de revolución. "Habrá que introducir los cambios
estructurales y de concepto que resulten necesarios", dijo. Sus críticas
en torno a la alimentación, la educación, la producción de bienes y
servicios para el pueblo y toda la sarta de errores administrativos que
lo acompañan, tenían un tono de preocupación.
Ya con las riendas del poder, en febrero de 2008, las vueltas de tuerca
se daban en el mismo sentido de su predecesor y hermano, Fidel. Raúl
Castro instó, en nombre de la eficiencia, y sin improvisaciones ni
apresuramientos, a que los precios de alimentos, bienes y servicios
esenciales para la sociedad, aumentaran de precio.
Parafraseando lo que dijo Fidel Castro en su alegato de defensa, hoy
también los cubanos "crecen raquíticos, a los treinta años no tienen una
pieza sana en la boca, han oído diez millones de discursos y al final
mueren con miseria y decepción".
Condenadme si quieren: el fracaso los absorbió.
http://www.primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/1951-absorbidos-por-el-fracaso
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