Lo paradójico es que Mariela reconoce en privado lo injusto que fue el
régimen de su tío -Fidel Castro- con los homosexuales.
martinoticias 06 de junio de 2011
Algunos comparan a Mariela -la hija del gobernante cubano Raúl Castro-
con el titiritero de un circo provinciano, porque un día desfila por el
Malecón habanero en defensa de los homosexuales en Cuba; otro día se
viste de activista política y acusa al presidente de los Estados Unidos,
Barack Obama, de hipócrita por no querer liberar a los cinco espías
cubanos presos en cárceles estadounidenses; y al final intenta con
obsesión maternal la autorización oficial para que los homosexuales
puedan operarse quirúrgicamente y adquirir el sexo deseado.
Lo paradójico es que Mariela, que reconoce en privado lo injusto que fue
el régimen de su tío -Fidel Castro- con los homosexuales, al enviarlos a
un campo de concentración especial donde abundaban los maltratos y la
discriminación homofóbica, pase por alto este oscuro eslabón de la
historia cubana y pretenda encabezar con sus preocupaciones legítimas,
la liberación de los homosexuales, sin tocar ni con el pétalo de una
rosa, la falta de libertades en Cuba.
La bloguera Miriam Celaya opina que la campaña de Mariela puede parecer
justa, pero como se mantienen las exclusiones de grupos homosexuales, a
los cuales no les permiten marchar, la misma termina siendo demagógica e
hipócrita.
Y concluye Celaya diciendo que en la historia cubana, el único gobierno
que ha discriminado públicamente de los homosexuales, ha sido el
gobierno de Fidel Castro.
El bloguero, escritor y fotógrafo, Orlando Luis Pardo, considera que la
campaña justa en si misma de Mariela, tiene el peligro de darse dentro
de un marco demasiado institucional u oficial. Y esto precisamente
provoca que muchos queden fuera del juego, parafraseando el poema de
Heberto Padilla.
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