Julio Antonio Aleaga Pesant
  El Vedado, La Habana, 28 de junio de 2011, (PD) El senador John Kerry 
libró en los últimos meses una incomprendida batalla por la entrega de 
los fondos para la democracia en Cuba.  Tal fue así que recibió desde la 
otra bancada calificativos de traidor, títere comunista y estoy seguro 
que otros epítetos no dignos de este medio.
Kerry, Presidente de la Comisión de Relaciones internacionales del 
Senado,  presiona para disminuir los fondos para los programas  que 
promuevan la democracia en la isla.  Para ello utiliza desde  elementos 
muy racionales hasta los más risibles por su disparatada ignorancia de 
la realidad cubana.
Aprovechando la propaganda de la dictadura para sus fines políticos, 
Kerry argumenta que los programas prodemocráticos que materializa el 
gobierno de los Estados Unidos, provocan desordenes en la isla.  Esa  es 
la percepción del gobierno militar que exige que todos los fondos que 
lleguen al país deban ir a sus arcas.  Así sucede con las ayudas 
europeas y de las Naciones Unidas, que se destinan a las prioridades de 
las políticas del régimen, los familiares del dictador o en toda su 
sustancia a fortalecer su sistema de propaganda y represión, lo que 
implica que nunca llega a los proyectos democráticos.
Además Kerry concluyó, quizás siguiendo las informaciones del embajador 
Jonathan Farrar, que los grupos prodemocráticos están invadidos por 
espías y provocadores de la policía política, y que la ayuda  sólo 
financia a los servicios de inteligencia cubanos,  lo que muestra una 
ignorancia supina, una generalización ilimitada o una definitiva mala 
intención.
Manipulado es el concepto de que algunos cubanos receptores de ese 
socorro no sabían que provenía de los Estados Unidos. Es de dominio 
público que el vecino del norte es el único gobierno que  envía ayuda 
tangible a los demócratas en forma de laptops, teléfonos móviles, 
cámaras fotográficas, impresoras y muchos libros para niños  o sobre 
historia, sociedad y política, que están censurados en la isla y 
desaparecidos de las bibliotecas públicas.
Sobre el mal uso de los fondos en los últimos años, Kerry, sin embargo, 
  viajó al país de las medias verdades.  Cierto que durante mucho 
tiempo, esos fondos fueron utilizados de manera clientelar, sobre todo 
desde la Florida.  Pero ahora se establecieron disciplinas y trabajos en 
proyectos, entre los cuales, el del periodismo y los abogados 
independientes, logran ubicarse entre los más exitosos y coherentes 
dentro de la oposición democrática.
La dictadura cubana denuncia  estos esfuerzos internacionales de 
intentar cambiar el régimen y no se equivocan.  La posibilidad de 
modernizar la sociedad, abrirla al mercado, al conocimiento y a otros 
muchos derechos conculcados al ciudadano por el Partido Comunista, 
implicaría la caída estrepitosa de este régimen dinástico.
Sobre la relación entre los programas de ayuda y la detención del 
norteamericano Alan. Gross,  una persona tan bien informada como Mariela 
Castro Espín ya aclaró que el arresto fue el mecanismo de establecer una 
pieza de negociación para canjear a los espías cubanos de la "Red 
Avispa" encarcelados en los Estados Unidos.
Las propuestas de gastos de beneficio a la democracia de este año, 
incluyen programas para ayudar a homosexuales y  discapacitados, pero 
sobre todo para gastar fundamentalmente en Cuba, donde trabajar por la 
democracia o en los grupos cívicos, implica ser suspendido por el 
gobierno militar de todas las oportunidades de sostenerse económicamente.
No es la primera vez que el senador Kerry promueve la interrupción de 
los fondos a los grupos pro-democracia cubanos como forma de obtener 
ventajas políticas en otros temas.  El año pasado también la promovió, 
argumentando la encarcelación de Gross.
"En esencia una ratificación de las tácticas de mano dura (de la 
dictadura)", según uno de los asesores  de Bob Menéndez, un político 
cubano-americano muy cercano a la causa de la democracia en la isla.
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