17-11-2010.
Elías Amor Bravo
(www.miscelaneasdecuba.net).- Las malas lenguas dicen que a la salida
del seminario celebrado en la Escuela superior Ñico López de La Habana
el pasado fin de semana, algunos militantes del partido único que habían
escuchado en silencio, entre atónitos e incrédulos, la arenga de Raúl
Castro hacia las nuevas medidas económicas, mientras iban hacia sus
casas murmuraban, "esto no va bien, esto no puede salir bien".
Y si esto es lo que piensan los consumidores internos del partido y de
la política en Cuba, desde fuera no podemos ver las cosas mejor, por
mucho que siempre nos guste apostar por el optimismo.
El proyecto de "Lineamientos" con el que el castrismo raulista quiere
mejorar la eficacia de la economía cubana y corregir el déficit de las
cuentas externas, más que un programa sensato de política económica, es
un alegato dirigido a mantener el actual statu quo, y a reforzar un
sistema económico en el que la planificación central de la economía, el
socialismo de los medios de producción y las empresas estatales
vinculadas al conglomerado de intereses familiares, personales,
militares y de la seguridad del estado de los Castro pasen a ser el
núcleo de resistencia y poder frente a cualquier intento de cambio real.
Este y no otro es el sentido de unas medidas que han sido calificadas
como torpes, rudimentarias, precipitadas, improvisadas, pero que
esconden una intención política primordial de sacar provecho de la
actual situación de parálisis y caos en que Raúl Castro encuentra la
economía tras el largo mandato de su hermano, y se prepara para una
sucesión de corte dinástico, más próxima a los planteamientos birmanos o
de Corea del Norte, que a China o Vietnam.
Los Castro han movido la ficha macroeconómica, esperando despertar
interés internacional, haciendo lo que saben hacer mejor que nadie:
ganar tiempo. Por lo menos hasta el próximo congreso comunista de la
primavera, que se encargará, como siempre, de dejar todo atado y bien
atado, a cambio de unos privilegios y unas migajas de poder que para
algunos suponen más que una recompensa por los servicios prestados en
materia de delación, represión y hostigamiento.
Porque eso es la economía cubana. No queramos ver más. Un instrumento al
servicio del poder que permite a determinados individuos, los
cuentapropistas ejercer actividades bajo un estricto control político
para salir del paso y eliminar la tensión de tanta ineficacia, y algunas
cooperativas que, en manos del poder comunista, van a tener capacidad
para desarrollar algunos negocios al margen de la directriz oficial,
pero nada más. Los millones de cubanos seguirán padeciendo las
limitaciones de la escasez, de unos salarios reales a la baja, de una
reducción de las gratuidades, y de las penalidades del desempleo y del
infortunio en sus vidas. La única salida, hoy más que nunca, el exilio o
la emigración, para poder alimentar a sus familias en Cuba mientras las
autoridades deciden qué hacer con la doble moneda en circulación.
No creo que el congreso comunista sirva de mucho. Este partido en Cuba
ha mostrado en muchas ocasiones que es profundamente reaccionario,
racista y enemigo de cualquier cambio que suponga promover la sociedad
civil. Ideado en la base por los Castro desde el inicio de la
revolución, el comunismo cubano es una vergüenza internacional que
ampara una dictadura con centenares de presos políticos en las cárceles
cuyo único desafío es pedir el respeto a los derechos humanos, y donde
el sindicalismo libre es perseguido y criminalizado.
Ese comunismo castrista, al que no le ha importado la destrucción de la
base social de Cuba, de la familia, del orden histórico, de la cultura y
del patrimonio, no tiene nada que decir de los cambios que propone Raúl
Castro. Obedecerá como siempre, e incluso, puede que ataque algunas
medidas por considerarlas muy "liberales".
Por eso no me extraña que Raúl Castro vaya preparando el ambiente. Sus
palabras el otro día dieron motivo de preocupación,al decir que a la
isla "no le queda más alternativa' que adoptar los cambios económicos
que ha propuesto y que éstos se basan en las ideas de su hermano Fidel.
Tendremos más oportunidades de reflexionar con detalle sobre los que
significa el documento de 32 páginas y 291 iniciativas de los
"lineamientos".
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30579
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