17-11-2010.
Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- ¨Un sistema opresor no puede ser
reformado. Debe ser totalmente abandonado¨, Nelson Mandela.
Con la publicación oficial de los instrumentos legales para la
Implementación de la política sobre el ejercicio del trabajo por cuenta
propia y los procesos de reducción de plantillas infladas y,
posteriormente, del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y
Social para aprobar en el VI Congreso del Partido Comunista a celebrarse
en abril de 2011, el gobierno ha brindado elementos que ratifican que
sus ideas para salir de la crisis se basan en medidas parciales e
insuficientes, que no solucionaran los graves problemas existentes en Cuba.
Cuando se leen detenidamente esos documentos, se evidencia el propósito
de realizar tardíos y pequeños cambios para mantener lo que en realidad
constituye la fuente real de los problemas: un sistema absolutamente
disfuncional y un régimen totalitario que ha llevado la nación al más
completo desastre y a la incierta dependencia de factores externos.
Esos documentos denotan que los cambios que se quieren hacer son para
que en esencia todo siga igual y se garantice el poder omnímodo y los
privilegios detentados por un grupo de personas durante 51 años, sin
importar los crecientes sufrimientos de la población.
Esos documentos soslayan la verdadera génesis de los problemas y exponen
medidas que se quedan a mitad del camino, llenas de limitaciones y
prohibiciones. Repiten otras anteriores como la entrega de tierras en
usufructo o el pago por resultado a los trabajadores, implementadas sin
tener en cuenta una concepción integral de la economía. Los resultados
de la entrega de más de un millón de hectáreas de tierra no han logrado
el incremento de la producción agropecuaria, sino todo lo contrario.
Hasta el 30 de septiembre de 2010, la caída ha sido del 5,1%, sin
incluir el desastroso comportamiento de la producción cañera.
Todo debido a que el estrecho tutelaje estatal ha quedado intacto,
bloqueando y desalentando las capacidades productivas, mientras Cuba
continúa comprando en el exterior el 80,0% de los alimentos de la
canasta básica. Similar ocurre en el ámbito salarial con el pago por
resultado, al no eliminarse la excesiva burocratización en el sistema
empresarial y sin garantizarse el fluido suministro de abastecimientos a
los centros de trabajo, ni existir una correspondiente organización
laboral.
Ahora se quiere impulsar la restructuración laboral, que abarcará el
despido de 500 000 trabajadores en su primera etapa a finalizar en
abril de 2011; el 10,0% de la fuerza de trabajo empleada. El proceso
continuaría hasta completar 1,3 millón de persona, el 25,0% del total.
Según la concepción gubernamental tendrán la opción ser ubicados en la
construcción y la agricultura, o dedicarse al cuentapropismo que ahora
se pretende ampliar. Indudablemente la reorganización de la fuerza de
trabajo en Cuba es indispensable. Resulta imposible organizar los
centros de trabajo con las plantillas infladas que no permiten
incrementar la productividad, la eficiencia, la disciplina, y mucho
menos el salario para que motive al trabajador, en un país donde
equivale a 21 dólares aproximadamente como promedio mensual, según datos
oficiales, y reconocido por el Presidente Raúl Castro ¨como insuficiente
para poder vivir¨.
Sin embargo, el proceso de racionalización, demorado por tantos años, se
quiere hacer de forma muy rápida ahora, sin la preparación adecuada para
que pueda tener éxito ni la organización para que en un plazo tan breve
se pueda reubicar una cantidad tan grande de trabajadores.
Reconocidos expertos, con cargos oficiales importantes durante muchos
años, han señalado sus preocupaciones por tan amplio desempleo, cuando
no se basa en un estudio técnico de organización del trabajo, y, como el
Dr.Sc. Lázaro González Rodríguez, exviceministro del trabajo, publicó
en un blog de Internet ¨el 90,0% de las normas de trabajo son
elementales. Las empresas y demás entidades, en su inmensa mayoría, no
han realizado durante los últimos años, estudios de organización del
trabajo y, por tanto, cualquier balance de cargas y capacidades es
erróneo…durante los últimos 20 años no se han preparado técnicos en
organización del trabajo ni se le ha prestado atención a esta disciplina¨.
En ese escenario se plantea efectuar la racionalización con ¨comisiones
de expertos¨, compuestas por 5 o 7 personas, elegidas en asambleas en
los centros de trabajo, con el evidente propósito de responsabilizar a
los trabajadores del complicado proceso de racionalizar la fuerza de
trabajo, cuando se trata de una tarea que compete totalmente a la
administración.
Las condiciones para recibir una cantidad tan grande de desempleados no
se han preparado convenientemente. Ni siquiera existe un mercado
mayorista para abastecer a los cuentrapropistas, por tanto no tienen
dónde comprar los insumos en condiciones razonables para realizar las
producciones y prestar los servicios. Por consecuencia tendrán que
adquirirlos en las caras tiendas de venta en divisas o en el mercado
negro que seguramente se ampliará ante la falta de previsión del Estado.
Todo esto está unido a altas tasas de impuestos, en un país donde
durante decenios fueron suprimidos todos los mecanismos tributarios, por
lo que no hay una cultura al respecto.
El colmo de la falta de preparación del proceso se aprecia en
contradicciones entre las decisiones tomadas para ampliar el
cuentapropismo y artículos de la Constitución, que no ha sido reformada.
Indudablemente, el anuncio del 1 de agosto por el General Raúl Castro
de que se permitiría contratación de fuerza de trabajo por las personas
decididas a ejercer el trabajo independiente es positivo. Sin embargo,
no se ha modificado el Artículo 21, que establece: ¨Se garantiza la
propiedad sobre los medios e instrumentos de trabajo personal o
familiar, los que no pueden ser utilizados para la obtención de ingresos
provenientes de la explotación del trabajo ajeno¨. Asimismo, cuando se
despiden 500 000 personas, sin totales garantizas de un trabajo honrado,
se choca con el Artículo 45: ¨El trabajo en la sociedad socialista es
un derecho…lo garantiza el sistema económico socialista, que propicia el
desarrollo económico y social, sin crisis, y que con ello ha eliminado
el desempleo….¨.
Continuará…
La Habana, 17 de noviembre de 2010
Oscar Espinosa Chepe, Economista y periodista independiente
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=30580
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