Oct 29, 2010, 02:14 AM | Cuba no necesita a Europa. Qué cosa tan 
deliciosa poder decir eso", se pavoneó un exultante Fidel Castro a 
inicios de febrero de 2005 en un discurso en La Habana. Pocas semanas 
después, el entonces Presidente dejaría claras las causas de su alegría 
al afirmar que la isla estaba a punto de lograr la invulnerabilidad 
económica gracias a sus nuevos socios: "Tenemos dos puntales económicos, 
China y Venezuela. No hay que buscar más".
Cinco años más tarde, la economía cubana está postrada como consecuencia 
de la crisis mundial y, sobre todo, debido a las fallas de su modelo y a 
los problemas que vive Venezuela, su principal socio y aliado. En 2009 
el comercio de bienes entre Cuba y Venezuela se redujo 36%, mientras que 
la venta de servicios profesionales a Caracas se contrajo 40%.
Este giro en el panorama cubano ayuda a entender la decisión de los 
ministros de Exterior de la Unión Europea de mantener en vigor la 
Posición Común de 1996, que condiciona las relaciones con Cuba a los 
avances de la isla en materia de derechos humanos.
Al mismo tiempo, se le encomendó a Catherine Ashton, alta representante 
de la UE para Política Exterior, que indague sobre la disposición de La 
Habana a negociar un acuerdo de asociación bilateral.
Estas medidas develan las dos caras de la jugada de la UE ante Cuba. La 
Posición Común es una herramienta de presión, de carácter más político 
que económico, para avergonzar al régimen castrista por su falta de 
democracia; mientras que la invitación al diálogo sobre un posible 
acuerdo bilateral es una forma de reconocer los avances realizados por 
Raúl Castro con la liberación de 42 presos políticos y con la puesta en 
marcha de algunas reformas para liberalizar la economía.
No es esta la primera vez que Cuba toma medidas de este tipo, por lo que 
la UE hace bien en ser prudente, sobre todo considerando que toda 
reforma será reversible hasta tanto no se modifique el sistema político.
Con la decisión de los ministros de Exterior, la UE revela su deseo de 
un mayor acercamiento a la isla, pero también muestra que está dispuesta 
a esperar el tiempo necesario para comprobar que la voluntad de cambio 
en Cuba es real y no solo coyuntural.
Hay razones para ser optimistas. A diferencia del "período especial", 
cuando las reformas fueron forzadas por un cambio inesperado en la 
estructura del sistema internacional (la caída de la Urss), ahora estas 
son impulsadas por las evidentes disfuncionalidades internas del sistema 
cubano, reconocidas abiertamente tanto por Raúl Castro como por el resto 
de la nomenclatura.
Las relaciones económicas bilaterales indican que Europa está en una 
posición de fortaleza. Los países de la UE participan en la mitad de los 
proyectos de inversión extranjera en Cuba y en 2008, por ejemplo, más de 
750.000 turistas europeos visitaron la isla. Mientras Cuba representa 
0,1% del comercio de la UE, el bloque comunitario concentra 19,4% del 
comercio cubano. Razones de peso para negociar con calma y sin 
estridencias un acuerdo mutuamente beneficioso.
http://www.elmundo.com.ve/Default.aspx?id_portal=1&id_page=19&Id_Noticia=35125
 
 
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