Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión
LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Las mujeres cantantes de hip 
hop en Cuba tienen una particularidad novedosa, aunque no ajena al 
fenómeno del rap en general. Propiciaron la aparición de un discurso 
femenino propio, expresado por mujeres negras y jóvenes, que no deja de 
asombrar.
Si se observa la evolución de la representación femenina en la canción 
cubana, vemos que el discurso ha sido esencialmente masculino, reflejo 
de la supremacía masculina, heterosexual y blanca desde el siglo XIX. 
Incluso en el XX, no obstante la aparición de figuras femeninas de 
importancia en la canción cubana, como Ernestina Lecuona, María Teresa 
Vera e  Isolina Carrillo, la ausencia de la identidad femenina y, aún 
más, la racial, es evidente.
Naturalmente, el discurso hegemónico predominante permea la composición 
musical, un reflejo del patrón generalizado en la conciencia colectiva 
nacional. Los conflictos de la mujer negra en una sociedad basada en la 
violencia de la esclavitud en el siglo XIX, y más tarde como legado al 
siglo XX, fueron invisibles por una voluntad de ocultamiento y menosprecio.
Si bien la discriminación racial en Cuba se ocupó de exponer al negro y 
al mestizo en el centro de la diana del tiro al blanco de las 
contingencias sociales, a la mujer negra y mestiza le tocó la mayor y 
más perjudicial de las exclusiones.
Una minoría blanca, masculina, heterosexual, muy proclive a la 
homofobia, por un lado, y a la misoginia, como la otra cara de la 
moneda, al imponer su visión de la mujer negra y mestiza, construyó una 
estereotipada imagen descalificadora, concebida como amenaza a la moral 
y las "buenas costumbres", generadora de violencia, escándalo, 
promiscuidad sexual, marginalización.
En contraste con la mujer blanca, pasiva, débil, enclaustrada en la 
domesticidad del hogar y responsable de la educación de sus hijos, la 
imagen de la mujer negra se centra en la sexualidad del cuerpo como 
sujeto y objeto de las pasiones del macho blanco dominante.
De aquí  que el surgimiento en años recientes de una expresión de la 
mujer cubana negra, producida por jóvenes de hoy en el discurso del hip 
hop traspase por su importancia el espacio de este género musical, y 
necesite ser reconocido dentro de la nueva canción cubana.
Primero, resulta lógico que en el movimiento del hip hop esté presente 
la evidente connotación de la discriminación racial aún existente, 
aunque los mayores productores de este discurso sean hombres. En segundo 
lugar, el género ofreció un espacio a los jóvenes para que expresaran un 
discurso transgresor y dialógico con su público sobre los problemas de 
nuestra sociedad.
Asimismo, el carácter conflictual no falta en la producción femenina. La 
mujer rapera negra posee un discurso muy propio en contra de la 
violencia, en todas sus formas de expresión, incluso violencia familiar, 
social, sexual, formas cotidianas de opresión. Su discurso rompe con los 
muros en que trataron de encerrarlas, silenciarlas y domesticarlas. En 
los temas de las canciones de La Dama, Las Krudas, Unión Perfecta, Magia 
López, Amazona, el dúo Omega, todas cultoras del rap, encontramos una 
expresión personal de la voz del barrio. Cuando se valen de la oralidad 
como vehículo de expresión, estas mujeres reivindican su lugar en la 
sociedad.
Su discurso es nuevo, fresco, informal; compuesto con un lenguaje 
crítico, exponente del deterioro de las formas patriarcales que en la 
sociedad todavía se reproducen. Al tiempo que revaloriza la identidad 
femenina negra, transgresora a su modo, al dejar atrás la mirada 
paternalista y conformista que impusieron al imaginario colectivo.
Las voces de las mujeres negras se destacan también por el tratamiento 
de los temas, que van desde la discriminación racial, la opresión en el 
seno familiar, y las dificultades de la cotidianeidad, cuando tienen que 
enfrentarse con una sociedad machista, siempre a partir de la visión de 
la mujer cubana de hoy.
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