Jorge Olivera Castillo. Sindical Press.
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - El mar de los subsidios 
tiene hoy las dimensiones de un charco. El pleno empleo, el desarrollo 
extensivo e intensivo de la burocracia, y el desvío de recursos 
practicado por miles de funcionarios locales, provinciales y nacionales 
bajo el amparo del descontrol y la indisciplina, son algunos referentes 
para comprender el sonido de las alarmas actuales.
El Estado Benefactor va rumbo a la extinción, aunque los voceros del 
desastre traten de dorar la píldora. No hay manera de mantener las 
gratuidades, subvenciones y otras entregas que crearon la ilusión de un 
socialismo viable, y donde no habría tiempo para padecer la fiebre de la 
infelicidad.
Salvador Valdés, secretario general de la Central de Trabajadores de 
Cuba (CTC), ha aludido en recientes intervenciones a la imperiosidad de 
un masivo recorte en las plantillas laborales y el cese de los pagos por 
desempleo que ascendían hasta un 60 por ciento del salario.
Al final del camino está la productividad y la eficiencia. ¿Alcanzarán 
por fin la meta? Es difícil preverlo. ¿Acaso se podrían dejar fuera las 
incidencias de los imprevisibles traspiés y las polvaredas que obligan a 
andar a ciegas? Esas reformas que obvian la integralidad y la coherencia 
pueden estar en consonancia con la estimulación de un ambiente social 
proclive al estallido.
La confianza en los mecanismos represivos como elemento de contención, 
no es una garantía para practicar una especie de terapia de choque, con 
muy pocos elementos que compensen las privaciones inherentes a estos 
períodos de reajustes.
¿Por qué no se acaban de liberar las fuerzas productivas? ¿Hasta cuándo 
habrá que esperar por la descentralización que conduzca a la definitiva 
instauración de la economía de mercado? Se ha esperado tanto que el 
precio político a pagar por cualquier movimiento en esas direcciones 
podría multiplicarse hasta llegar a cifras escalofriantes. Lo peor es 
que se quiere reestructurar moviendo ciertas fichas en la superficie y 
con un plan ajeno a la transparencia.
Al parecer existen elevados niveles de suspicacias hacia la importación 
de alguna variante del modelo chino. Aunque la nomenclatura de la Isla 
busca la manera de perpetuarse en el poder, no confía en el éxito de la 
fórmula.
En Cuba, una parte sustancial de los militantes del partido y la 
juventud comunista presentan notables evidencias de volubilidad moral, 
marcados perjuicios éticos muy bien amoldados a las escenas de 
fidelidad, además de otras manifestaciones de degradación que lo 
invalidan para sobrevivir en un contexto donde el puritanismo ideológico 
cede el paso a una mentalidad pragmática.
La racionalización de plazas y el paulatino desmontaje de los programas 
populistas, son sólo muestras de los malos tiempos que se avecinan. El 
Estado se acerca a la quiebra. Entonces, ¿cómo se explica que entre esa 
élite "proletaria" haya decenas de millonarios? ¿Con qué moral se paran 
en una tribuna a pedir nuevas cuotas de sacrificio al pueblo, a nombre 
de un socialismo que ha convertido a la nación en un almacén de 
penurias, miedos y desesperanzas?
Es oportuno subrayar que las alternativas laborales para los miles de 
cesanteados se limitarán al trabajo en el campo o en la construcción.
  ¿Y los salarios? Salvador Valdés fue cauto en la respuesta. Prefirió, 
por el momento, no echarle más leña al fuego.
Noticias/Cuba Los frutos podridos del paraíso (9 February 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/09_C_3.html
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