2008-09-18.
Guillermo Fariñas Hernández, Periodista Independiente, Cubanacán Press
(www.miscelaneasdecuba.net).- El Gobierno de Cuba rechazó la ayuda
humanitaria que le ofreció Estados Unidos de América. Una nota de prensa
del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba así lo
confirma. La misma resultó emitida el día 6 de septiembre del 2008. La
resistencia a recibir esta ayuda yanqui, es olvidarse de los damnificados.
A los analistas de la realidad nacional no les sorprendió el pueril
pretexto usado por la nomenclatura criolla. Se plantea que las
autoridades norteamericanas pidieron permiso para inspeccionar sobre el
terreno y así poder evaluar los daños dejados por el huracán Gustav en
los territorios de la Isla de Juventud y Pinar del Río.
Dentro de la población de la isla se comentó sobre el ofrecimiento de
ayuda del gobierno norteamericano. Debido a los medios de prensa
foráneos que pueden captarse en Cuba, divulgaron la oferta norteña en
sus primeros titulares. Los cubanos en el extranjero también dieron
mediante teléfono esta noticia sus seres queridos.
Cuando un sempiterno enemigo le tiende la mano al otro en plena
desgracia, ya es algo exótico en estos tiempos que discurren. Por eso
precisamente se creó expectación sobre cuál sería la respuesta
castrista, pues no es la primera vez que el Gobierno yanqui lo hace.
Pero la testarudez castrista no se adviene a ramos de parras.
Una petición hecha a las máximas autoridades de Cuba, para que una
delegación norteamericana valorase en el terreno las pérdidas
materiales, en la nota divulgada como respuesta del Ministerio de
Relaciones Exteriores cubano, se da ha entender cual una intromisión en
la soberanía e independencia patria.
Tales evasivas resultan inapropiadas ante una sola mirada objetiva. Al
ver con sorpresa el recorrido intromisorio del general Gustavo Reyes
Ranguel-Briceño, el Ministro de Defensa de la Venezuela Chavista. Quien
según sus propias palabras dijo: "Pudimos inspeccionamos los daños en la
Isla de la Juventud y Pinar del Río."
Es a los gobernantes cubanos a quienes no les conviene recibir ese
beneficio del histórico adversario. Porque se podría resquebrajar la
percepción político-social, que se ha tratado de inculcar a los cubanos,
durante casi 50 años. Para mantener y justificar a la represión, se
necesita un enemigo a punto de atacar y no uno que preste auxilio.
Que varias divisiones ingenieras del Ejército de los Estados Unidos de
América asalten las desvastadas regiones occidental u oriental de la
isla. Pero no con armas en ristre, sino con equipos de la construcción y
voluntad de restaurar los daños de Gustav o de Ike. Es algo inaceptable
para la gerontocracia cubana, que sigue aferrada al poder.
Resulta importante señalar que los ciudadanos de a pie, y sobretodo a
los damnificados, no fueron consultados para nada al respecto. Quienes
detentan el poder dentro de Cuba, consideran a sus subordinados cuales
analfabetos políticos. Por tanto nada tenía que discutirse con ellos y
menos sobre un socorro de los estadounidenses.
Una cuestión sorprendió sobremanera a los observadores de la realidad
nacional cubana. Fue la manera descarnada y descarada en que los
dirigentes Fidelistas se aprovecharon, para alcanzar sus objetivos
políticos. Y modificar el status quo entre ambos países, esto hace
pensar que hay desesperación en las altas esferas.
Se ha convertido en objetivo estratégico para la Revolución Cubana, el
lograr hacer cambiar los pilares de la política de Estados Unidos de
América. Sin tener que realizar concesiones al mundo democrático de
ningún tipo, que le significaría una perdida de control social
intolerable e indeseable para los altos cargos castristas.
Quienes todavía ejercen el poder en la tierra cubana, rechazaron la
asistencia de los yanquis. Pero nunca pensaron en las paupérrimas
condiciones de vida, en que sobreviven muchos cubanos de a pie. Mientras
ellos viven en sus exclusivos barrios de Atabey, Casino Deportivo,
Kholy, Miramar, Nuevo Vedado o Siboney.
La intransigencia política ante el poderoso adversario primó, sin pensar
un instante en lo que desea la ciudadanía. El acto de negarse a aceptar
la ayuda de los estadounidenses, puede quedar para la historia. Pero
también fue una desfachatez, intentar resolver las diferencias políticas
a costa de la desgracia de los necesitados.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17205
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