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Saturday, November 12, 2016

Trucos recurrentes

Trucos recurrentes
Basta recorrer las páginas de Granma en estos días, y se tiene la
impresión que el periódico se hace desde un supuesto Ministerio del
Tiempo, donde impera la retórica bélica y de confrontación ideológica
Redacción CE, Madrid | 12/11/2016 1:05 pm

Un viejo axioma plantea que la política exterior de un gobierno es una
prolongación de su política nacional. No parece cumplirse siempre en la
Cuba de los hermanos Castro, donde con frecuencia parece que ocurre
precisamente lo contrario. La paradoja es que esta inversión de las
leyes les ha permitido sobrevivir a más de un cambio en el equilibrio de
las fuerzas internacionales.
Por regla general, la política exterior del régimen cubano transita por
varios caminos al mismo tiempo —en ocasiones contradictorios—, donde lo
que se destaca en la prensa nacional es secundario y el objetivo
principal se oculta o rebaja de categoría. A veces da la impresión que
el interés del mandatario se concentra en un asunto —al que dedica la
máxima atención en público—, cuando en realidad solo está aprovechando
una ventaja momentánea mientras elabora una estrategia a largo plazo por
un camino paralelo.
Basta recorrer las páginas del diario Granma en estos días y de pronto
tener la impresión que el periódico se hace desde un supuesto Ministerio
del Tiempo. ¿Hemos regresado a la década de 1960, los tiempos de las
movilizaciones militares, la constante confrontación ideológica, la
"batalla de ideas", la "Guerra de todo el pueblo", el peligro ante la
inminente "agresión imperialista"? ¿Dónde está la guerra? En una época
donde las camisetas descoloridas con la imagen del "Che" en el
extranjero —por regla general en individuos al que el propio Guevara no
hubiera dudado un momento en enviar a campos de trabajo forzado o al
pelotón de fusilamiento— han sido sustituidas en Cuba por otras más
floridas, con la bandera de Estados Unidos, la retórica guevarista no
sirve ni para vender perfumes.
Así que vale la pena preguntarse por el destino estos esfuerzos, y la
conclusión es que no están destinados a combatir el peligro de una
confrontación bélica sino a opacar cualquier intento de disidencia en la
Isla: con su vehemencia acostumbrada el gobierno cubano hace política no
de cara al futuro sino para mantener su propio pasado.
Asistimos la puesta en marcha de nuevo de un viejo engranaje, al que se
consideraba oxidado y gastado: la ideología en acción. El gobernante
Raúl Castro ha limitado las definiciones políticas al mantenimiento del
statu quo. Para ello tiene que apelar al espejismo de una retórica de
confrontación que prescinde de la palabra y la idea para limitarse al
insulto y el golpe. La ideología reducida a la gritería callejera y una
actitud soez.
En el caso concreto de Cuba, desde hace años la propia élite en el poder
sabe que no hay que confundir una ventaja circunstancial con un destino.
Lo sabe el gobernante Raúl Castro y también lo conoce su círculo más
cercano. El puente hacia el futuro de una Cuba sin Castro se está
construyendo por otro rumbo, no ideológico sino empresarial, con un
incremento, con prisa y sin pausa, de la participación de elite militar
en los negocios con mayores ingresos en la economía cubana. Lo demás es
retórica y los trucos usuales para mantener el poder.
Isaac Deutscher cita a León Trotsky, quien afirmó en una ocasión que la
revolución rusa corría el peligro de ser derrotada no por una
intervención armada, sino por una "invasión de mercancías extranjeras
baratas".
El vaticinio de Trotsky resultó correcto. Al final fueron los objetos de
consumo y no los misiles los que hicieron polvo al imperio soviético. Es
de esperar que igual ocurra en Cuba, aunque no es una certeza de
democracia y al igual que en la Rusia actual, la desaparición de los
Castro no implica obligatoriamente el final, no de su legado sino de una
persistencia gansteril, que es en última instancia su esencia.
Así que la esquizofrenia castrista puede resultar, lamentablemente, en
dos senderos aparentemente divergentes pero que se bifurcan: al tiempo
que se practica sin vergüenza alguna las formas más burdas de aferrarse
al poder, crece el acomodo mercantil que asegurará la supervivencia a
los herederos de la élite en el poder. Está por verse el resultado.

Source: Trucos recurrentes - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/trucos-recurrentes-327629

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