Tiempos de compensaciones
MIRIAM CELAYA, La Habana | Julio 22, 2015
Pasado el escarceo mediático levantado por la inauguración de las sedes 
diplomáticas cubana y estadounidense en los respectivos países, algunos 
puntos pendientes de la agenda de las negociaciones entre ambos 
Gobiernos comienzan a aflorar como temas que próximamente deberán ocupar 
la atención de los medios y de la opinión pública.
Declaraciones de altos funcionarios de las dos partes han hecho 
referencia a cuestiones cardinales del diferendo que empañó las 
relaciones Cuba-EE UU por medio siglo, de cuya solución –requerirá 
negociaciones y acuerdos de gran complejidad– dependerá el éxito del 
proceso de normalización que ha estado ocupando titulares y creando 
expectativas desde el 17 de diciembre último.
Uno de esos puntos es el que se refiere a los reclamos de compensación 
de ambas partes. La parte estadounidense, por las expropiaciones 
forzosas sufridas por parte de grandes compañías de ese país en Cuba, 
que quedaron en poder del Estado cubano, a lo cual se suman las demandas 
de ciudadanos cubanos emigrados a Estados Unidos, también despojados de 
sus propiedades en virtud de las leyes instauradas por la Revolución en 
sus años iniciales y que se mantuvieron vigentes por décadas. El monto 
total de las compensaciones que exigen los afectados se calcula en unos 
7 u 8 mil millones de dólares.
La parte cubana, a su vez, exige a las autoridades estadounidenses "se 
compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados 
por las políticas de Estados Unidos", en referencia a las limitaciones 
económicas impuestas por el embargo comercial y financiero que ha pesado 
sobre la Isla (dizque "genocidio"), así como a los daños derivados de 
otras "agresiones terroristas". La cifra que establece el Gobierno 
cubano como compensación al "pueblo" supera los 100.000 millones de 
dólares, aunque se desconoce bajo qué indicadores fue calculada o qué 
entidades supervisaron el proceso de cuantificación de los daños.
Para los cubanos "de adentro", hasta hace muy poco tiempo existía el 
supuesto peligro de las casi 6.000 reclamaciones de compensación 
registradas en EE UU en la Oficina de Control de Activos Extranjeros 
(OFAC, por sus siglas en inglés). Una alarma casi de guerra que emergía 
del discurso oficial, al afirmar que los otrora llamados 
"siquitrillados" –aquella despreciable banda de "burgueses blandengues y 
apátridas" que habían estado robando la riqueza del pueblo humilde y 
después se habían acogido a la sombra del peor enemigo de Cuba– 
pretendían recuperar lo que habían perdido bajo el peso de la justicia 
revolucionaria. Es decir, de desaparecer el poder revolucionario 
quedarían sin viviendas miles de familias cubanas que serían expulsadas 
de los edificios al recuperar los inmuebles sus antiguos propietarios; e 
igualmente quedarían los niños sin escuelas, no habría suficientes 
hospitales ni puestos de trabajo, etcétera.
Y mientras ese era el mensaje hacia los cubanos de la Isla, a finales de 
los años 90, con las arcas exhaustas, el Gobierno mandaba señales 
tranquilizadoras a los inversionistas extranjeros que se interesaban en 
Cuba como mercado, asegurando estar dispuesto a negociar compensaciones 
"justas" con las víctimas de aquellas antiguas expropiaciones.
Pero el miedo, esa herramienta imprescindible de todo poder totalitario, 
había calado tan hondo en la gente común, que hasta la actualidad el 
fantasma del desahucio, del desempleo y de otras posibles pérdidas 
inquieta a no pocas de las familias que habitan los inmuebles 
construidos antes de 1959 o que trabajan en los establecimientos y 
fábricas que intervino el Gobierno de Fidel Castro décadas atrás. Es de 
esperarse, pues, que el punto de "reclamaciones y compensaciones" de la 
actual agenda negociadora despierte mayores expectativas entre los 
cubanos que las mínimas (inocuas) novedades que se han introducido hasta 
este momento en el marco de distensión política que se está produciendo.
Todo cubano está familiarizado con esos enormes carteles que exhiben un 
misterioso cálculo matemático que, sin embargo, nadie entiende, y en los 
que suele verse un texto que declara la cantidad de libros, libretas, 
medicinas o equipos deportivos que se dejan de adquirir por cada equis 
cantidad de días de "bloqueo" contra Cuba.
Las cifras suelen ser astronómicas, pero los criterios e indicadores de 
base son completamente desconocidos. Es decir, ¿qué quiere decir que un 
día de bloqueo estadounidense equivale a una cantidad exacta de 
libretas? ¿Cuáles libretas son éstas y de qué precio son? Algo similar 
ocurre con cuestiones todavía más subjetivas, como pueden ser los montos 
de la deuda de EE UU con los cubanos que han sido víctimas de la 
violencia o del terrorismo en los actos de sabotaje ocurridos en todos 
estos años.
Sin embargo, es absolutamente justo exigir la reparación de daños en 
cualquiera de los casos. Por eso, y porque el escenario parece propicio 
a la conciliación, los cubanos deberíamos aprestar las calculadoras para 
determinar exactamente cuál será el monto de la indemnización que nos 
debe pagar el Gobierno "revolucionario" por todas las guerras en las que 
nos enroló y en las que murieron miles de nuestros compatriotas; cuánto 
por la destrucción de la infraestructura económica nacional; cuánto por 
el derroche del erario público en función de la ideología; cuánto por 
las marchas, por la pobreza, por la emigración, por fracturar a la 
nación y a la familia cubana, por tantas "batallas" inútiles, por la 
estafa que llaman Revolución, por las vidas perdidas en el Estrecho de 
la Florida, por el remolcador 13 de marzo, por la represión, por daños 
morales, por la persecución, las exclusiones, las parametraciones, las 
prohibiciones, los bajos salarios, la inflación, la dualidad monetaria, 
por arrebatarnos la libertad y por coartar nuestros derechos.
Hagamos la prueba, a modo de esos experimentos de los que tanto gusta 
hacer al General-Presidente. Propongo que nos aprestemos, sin prisa pero 
sin pausa, a enumerar nuestras pérdidas en 56 años de dictadura y a 
calcular su costo. Con toda seguridad, nuestra lista de reclamos sería 
interminable, pero el monto de las compensaciones que se nos deben, es 
sencillamente impagable.
Source: Tiempos de compensaciones - 
http://www.14ymedio.com/opinion/Tiempos-compensaciones_0_1820217969.html
 
 
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