Pueblo de locos
LUNES, 29 DE JULIO DE 2013 06:02
ESCRITO POR FRANK CORREA
Cuba actualidad, Jaimanitas, La Habana, (PD) La crisis económica y
social que azota a Cuba, denominada por el Gobierno "período especial",
ha situado a la locura entre los principales estados recurrentes de los
individuos.
Jaimanitas, por ejemplo, a pesar de ser un pueblo pequeño, cuenta con
todo un arsenal de perturbados mentales.
Miriam, una mujer de cuarenta años cuya demencia la detuvo en el tiempo,
viste y se expresa como una colegiala. Su tema es hacer mandados
imaginarios. Corre todo el día por la calle con una jaba en la mano,
preguntándole a la gente si trajeron algo a la carnicería, o al puesto
de viandas.
Dos hermanos, Pupy y Bali, abandonados por su madre cuando pequeños,
luego de rodar por escuelas especiales sin resultados, ahora vigilan las
mesas de la cafetería Porvenir disputándose las sobras que dejan los
comensales.
Elisa "la artista", repleta de andariveles y con una flor artificial
tras la oreja, subsiste de las encantadoras profecías que revela a los
transeúntes por sólo cinco centavos.
Pastrana, un anciano enjuto y retraído, fue cuando joven un eminente
profesor que el Gobierno envió a Camagüey con una brigada de macheteros
a salvar la zafra de los diez millones. Pero luego del desastre
económico se le "fundió el coco" tratando de regresar a su antigua
cátedra en la Universidad de La Habana. Hoy camina a paso doble por la
acera, recogiendo cabos de cigarros, sosteniendo un soliloquio
indescifrable.
Detrás de la cooperativa pesquera, en una casona destartalada a la
orilla del mar, que antes de 1959 fue una mansión de gente adinerada,
habita un personaje misterioso y greñudo. Vive solo, pero todo el tiempo
se le escucha reprender a una persona imaginaria y lanzarle objetos con
rabia.
Carlucho desmejoró tanto después que la Dirección Municipal de la
Vivienda le quitara la casa para entregársela a un militar, que escogió
el tema del tránsito para descargar su frustración. Consiguió un pito y
una bandera blanca, y plantado en una senda de la 5ª Avenida intenta
poner disciplina al neurótico flujo de autos.
Kiki, arrastrando sus pies descalzos sobre el pavimento, carga los
balones de gas de sus clientes hasta el punto de venta, a cambio de un
buchito de café o un par de tabacos.
Elio bota basura y limpia patios. En compensación solo pide pilas de
radios que ya no sirvan, o fosforeras descompuestas. Le gusta
coleccionarlas.
Yoan "el jazzista" desaparece de Jaimanitas por meses enteros. Se
aventura hasta lugares tan distantes como la Habana Vieja o San Miguel
del Padrón y sobrevive con sus imitaciones vocales de saxofones y
trompetas a cambio de meriendas que lo impulsan a municipios cada vez
más lejanos.
Pero de todos los locos de Jaimanitas, Vicente es el más notable. Viste
regiamente y su hablar es pausado, con un vocabulario tan rico que
supera al de cualquier catedrático. A simple vista nadie sospecha que
Vicente es orate. Ha colocado un catre en la misma entrada de la tienda
recaudadora de divisas y oferta a precios inferiores a los del Estado
gorras, pantalones, camisas, maletines, jabones, tazas de baño, zapatos,
medias, útiles de cocina... productos que la gente le da para revender y
en la transacción Vicente se gana un porciento. La policía lo carga a
cada rato. Pero con la parsimonia más grande del mundo, el loco muestra
su certificado médico y suelta una cháchara que deja atónitos a los
agentes. Luego les increpa: "Apúrense... que estoy perdiendo dinero".
Esta enumeración de locos no incluye las varias docenas de borrachos que
deambulan por las calles. Tampoco a los locos en estado germinal, que
debe ser un número alto, ni a los suicidas, que aumentaron en los
últimos años, y parecían, hasta el momento del acto fatídico, personas
en su sano juicio.
Para Cuba actualidad: frankcorrea4@gmail.com
Source: "Pueblo de locos | Cuba noticias actualidad.Periodismo
independiente." -
http://www.primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/8153-pueblo-de-locos.html
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