La ciudad de las columnas está invadida por los vagabundos
[30-07-2013]
Mario Hechavarría Driggs
(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana.- Alejo Carpentier caracterizó a
La Habana como la ciudad de las columnas, en clara alusión a las
inmensas columnatas que bordean las calles principales de una buena
parte de nuestra capital.
Las columnas sostienen amplios portales de altos puntales, facilitando
el paso de los transeúntes, además de protegerlos contra los frecuentes
aguaceros, junto al sol ardiente del trópico, elementos permanentes en
Cuba a través de todo el año.
Ahora resulta que esos portales están parcialmente ocupados por
numerosas personas, cuya imagen depauperada salta a la vista, mostrando
al público cualquier cantidad de baratijas, sin orden ni concierto. Se
trata de artículos muchas veces sacados de los basureros, otros
regalados por los vecinos antes de botarlos, junto a ciertos orígenes
difíciles de explicar.
Los improvisados puntos de venta ocupan espacios al tránsito de las
personas, generando molestias adicionales cuando están junto a las
puertas de los establecimientos públicos o privados, así como de las
casas familiares. Contínuamente pelean entre sí, afean el entorno con
sus trastos en venta, amenazando a las personas que por alguna razón les
requieren.
Para los guardias resulta un tanto embarazoso proceder contra tales
personajes. Una buena parte consumen alcohol o drogas mientras intentan
vender sus bagatelas. Visten harapos y algunos padecen de retraso
mental. Además, parte de la población muestra conmiseración ante el
intento de reprimirlos, considerando que son un lastre social cuyo
origen es responsabilidad del proyecto social donde viven.
Cada cierto tiempo la policía hace redadas, trasladando a esta pobre
gente hacia el pabellón La Colonia del Hospital Psiquiátrico de La
Habana, antiguo Mazorra y otros centros asistenciales. Finalmente
regresan al lugar de origen. Su vida real terminó hace tiempo, no hay
proyectos, sólo frustraciones. Quebraron, adelantándose al fracaso del
socialismo.
Recorriendo Centro Habana, municipio contiguo a la Habana Vieja, con
unos doscientos mil habitantes, pude contar decenas de sitios ocupados
por los vagabundos, agregándose algunos parques a los ya citados soportales.
Indagar sobre el pasado laboral de estos indigentes es interesante:
Silverio, ex atleta del equipo nacional de levantamiento de pesas es
ahora vendedor ambulante de Ron casero, conocido como Chispaetren y
adicto a los psicofármacos.
Carmen fue Jefe de Obras en una empresa de materiales de la
construcción, ella es adicta a la Coca, vende lo que encuentra para
comprarla en las calles.
Urbano fue un alto oficial del Ejército excombatiente de la guerra de
Angola, hundido en el alcohol pide limosnas por las calles para
alimentar su vicio, la familia no quiere saber de él.
La lista es larga y diversa. Basta un análisis caso a caso para
corroborarla. Estas personas pasaron a la depauperación durante los
últimos años de una etapa histórica llamada aquí Período Especial.
Anteriormente tal fenómeno no era visible en nuestra ciudad.
¿Qué pudo sucederle a seres humanos trabajadores, responsables, llenos
de vida, para terminar de tal manera su existencia?
Cuando de golpe y porrazo se nos vino encima el fin de un mundo soñado,
sustituido por otro real, con valores diferentes, no todos, una buena
parte de la sociedad diría yo, fue capaz de adaptarse. Nuestros
vagabundos son víctimas, representan a los inadaptados ante la difícil
situación de hoy.
Les prometieron la felicidad a cambio de la fidelidad. Ellos cumplieron,
pero finalmente aparecieron tiendas repletas de artículos brillantes que
no pueden comprarse con lealtad, sólo con dólares. No todos tienen
familiares en el exterior capaces de enviar ayuda, menos aún si tu
divisa fue la absoluta fidelidad a la Revolución.
Al paso del tiempo fue peor. Se habla de empresas privadas, el país se
abre lentamente al capitalismo. Los infelices que suscribieron el
antiguo socialismo como sentido de sus vidas, están recibiendo ahora el
injusto pago de sus pueriles sueños.
Ahora resulta que debemos eliminar gratuidades indebidas, reducir al
máximo los subsidios, estimular a la gente con vistas a ejercer su
propia iniciativa laboral. Yo suscribo ciento por ciento estas ideas,
lástima que nos dejó como saldo inicial una oleada de vagabundos que
debió tener mejor suerte y mayor consideración en el momento actual.
Mario Hechavarria Driggs/ Hablemos Press.
Source: "La ciudad de las columnas está invadida por los vagabundos -
Misceláneas de Cuba" -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/51f789083a682e083c5fb305
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