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Wednesday, April 17, 2013

Emperadores del reagetton

Emperadores del reagetton
Miércoles, Abril 17, 2013 | Por Camilo Ernesto Olivera Peidro

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Hace 50 años fue creado, como
parte del Consejo Nacional de Cultura, el Instituto Cubano de la Música.
Esta entidad ha sido la encargada de aplicar la política cultural del
gobierno cubano para el área de la creación musical. Con rango
gubernamental de viceministerio, a este instituto se supeditan las
empresas de contratación artística musical y los centros provinciales de
la música. Pero es significativo que sus funciones sean cada vez más
decorativas.

Su principal foco de atención se centra en la protección de la
denominada música culta o de concierto. También ofrece trato
preferencial a determinadas figuras bendecidas por el "urbi et orbi" del
castrismo.

Recientemente, tuvo lugar en La Habana un evento de carácter
internacional dedicado al Danzón. Según la tradición, este es el baile
nacional cubano. Pero en Cuba es donde menos se baila. El festival fue
una vitrina concebida para engatusar y sacarle algunos dólares a
turoperadores e invitados extranjeros.

En las últimas décadas, los cubanos han cambiado su manera de
relacionarse con la música. Esta relación se ha reflejado en el reinado
casi absoluto de determinadas tendencias musicales en el gusto popular.
En los noventa reinó la denominada timba dura, flanqueada por el
fenómeno de la música dance o de discotecas. Fueron los tiempos en que
la UJC Nacional asignó módulos de sonido a sus sedes provinciales. El
objetivo de estos módulos era garantizar el funcionamiento de las
denominadas "discotecas móviles".

Por su parte, agrupaciones como NG La Banda, Manolín, El Médico de la
Salsa, e Isaac Delgado, entre otros, dominaron el espacio sonoro de
buena parte de la última década del siglo XX en la Isla. Lo dominaron
hasta la saturación. Con la llegada de empresas discográficas
extranjeras a Cuba, la timba se convirtió en un producto más o menos
exportable y en un rubro comercial interno y extra fronteras.

Sitios como el célebre Palacio de la Salsa, del capitalino Hotel
Riviera, se convirtieron en bastiones del género y símbolos de status
social y monetario. El precio récord de entrada a un concierto en ese
lugar lo obtuvo El Médico de la Salsa. Los asistentes de aquella noche
de 1994 pagaron 45 dólares por la entrada. En esos momentos el dólar era
cotizado a 150 y 200 pesos cubanos.

Actualmente, para un sector de los cubanos dentro de la Isla, el precio
de un concierto equivale a la mayor o menor calidad del músico. También
pesa en la balanza la presencia de éste en los medios de difusión
masiva. En estos momentos, el reinado lo ostentan no más de cinco
figuras o agrupaciones locales del polémico, popular y casi dictatorial
reagetton. Los productores de este género musical han comprado, mediante
soborno, a directores provinciales de cultura, directores de centros
provinciales de la música y programadores de casi todo el país.

El procedimiento es bien conocido en los corrillos de la farándula. Un
productor o representante conecta con quienes deciden sobre la
contratación de artistas en las capitales de provincia. Éstos cobran por
detrás del tapete un mínimo del 10% de la cifra que autorizan para el
pago del artista contratado. Mientras más alta sea la cifra a pagar, más
dinero va al bolsillo de los funcionarios correspondientes. La sombrilla
legal bajo la cual transcurre todo es el innegable poder de convocatoria
que han logrado los intérpretes de reagetton.

El presupuesto para pago a artistas de toda una provincia puede ir a
parar casi completo a las manos de un reagettonero famoso.
Recientemente, la provincia de Artemisa le pagó a Osmani García 90 mil
pesos cubanos por actuar en fiestas populares. Por otra parte, artistas
de otros géneros de la música casi tienen que rogar de rodillas para que
les paguen 3mil o 5mil pesos.

Las grabaciones musicales se mueven en la Isla a nivel de redes
informales de distribución y venta de CD y DVD. Un extranjero de visita
en La Habana puede conseguir por trasmano música cubana a precio mucho
más barato que en las tiendas oficiales. Para ello, solamente tiene que
ubicar donde están los vendedores de los denominados "discos quemados".
Gracias a las nuevas tecnologías, Cuba es el paraíso de la piratería
musical. Es el escenario de un modo peculiar de las dinámicas del
mercado y el consumo de la música.

http://www.cubanet.org/articulos/emperadores-del-reagetton/

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