Que Cuba no vierta más llanto
Lo que necesita la nación es un cambio total, de concepto y estructural,
político y legal
Sayli Navarro, Guantánamo | 06/10/2011
Permanecer actualizados es para el hombre y la mujer contemporáneos
algo suficientemente importante e insustituible. Soy de las que a diario
me presiono para conseguir lo último en materia informativa y noticiosa.
Desafortunadamente las más de las veces, a no ser por algún turno de
sesenta minutos que alcanzo en Internet cada quince días (a donde llego
después de recorrer casi 200 kilómetros), concluyo la jornada frente a
la televisión nacional con su archiconocidas versiones de noticias
tergiversadas y manipuladas.
Por estos días de octubre es casi imposible sentarte a disfrutar por la
televisión o la radio nacionales de uno de los partidos de pelota de la
recién inaugurada Copa Mundial en Panamá, pues en los intermedios de
cada inning el partido gobernante la arremete hasta atiborrarte con
imágenes de terror sobre los sucesos acaecidos en el año 1976, en las
costas de Barbados, con un avión de Cubana.
Resulta ilusorio olvidarnos del dolor y el sufrimiento que esta
explosión trajo para la familia cubana. A diario elevo mis oraciones al
Altísimo porque hechos de esta naturaleza desaparezcan entre las
prácticas para derrotar regímenes totalitarios y antidemocráticos en
cualquier latitud. Pero a la vez, pido que el Gobierno de mi país no
continúe haciendo política internacional con el dolor de la familia
cubana, refrescándolo cada año en el recuerdo de madres, hermanos,
hijos, esposas.
El Gobierno cubano ha dicho que jamás volverán a espacios de nuestras
televisoras y periódicos noticias sobre los hechos de naturaleza
criminal que a diario ocurren en nuestros campos, pueblos y ciudades.
Sería bueno que igual decisión se adoptara para evitar estos montajes
donde en cada momento se trafica indiscriminadamente con el llanto de
los seres queridos hasta el punto de humillarlos en su inconsolable
dolor de siempre.
Si lo que se persigue con ello es justicia, devolver el orden, el
progreso, la paz, bien pudiera lanzarse a desmantelar las turbas
paramilitares organizadas y entrenadas por oficiales del Ministerio del
Interior, con el único propósito de tratar de ahogar el incontenible
anhelo de los hijos de este pueblo de que se restablezca la democracia y
se respeten los derechos civiles y políticos, así como los económicos,
sociales y culturales. Alimentar con dichas turbas las viejas rencillas
y creando otras nuevas nos llevan a velocidad fantasmal hacia un baño de
sangre de impredecibles consecuencias, cuando las ciudades cubanas ya
acumulan la pólvora de la exacerbación necesaria para tal estallido.
De lo que está necesitado este pueblo no es de un escenario para
demostrar su coraje. Holguín, Santa Clara, la capital del país, Santiago
de Cuba, Colón, Palma Soriano, Guantánamo, por citar algunas, hablan por
sí solas de las palizas, detenciones, apedreamientos, gases
lacrimógenos. Todo este accionar violento, recrudecido en los últimos
meses, trajo como consecuencia el asesinato, en la ciudad de Santa
Clara, del opositor Juan Wilfredo Soto García, el 8 de mayo último.
Lo que precisa la nación es un cambio total, de concepto y estructural,
político y legal en el cual, como propone el Partido por la Democracia
Pedro Luis Boitel, el presidente cubano Raúl Castro Ruz ponga su cargo
en manos de una junta coordinadora en la que estén representados todos y
cada uno de los colores del amplio espectro de ideas de la sociedad
cubana, donde se materialice la liberación de todos los presos
políticos, se establezca el espacio legal para la instauración de
partidos políticos y se lleve a feliz término, en un plazo no mayor de
dieciocho meses, elecciones generales y multipartidistas.
El pueblo cubano ha sido siempre amante de la paz, alegre, decidor por
naturaleza. Basta ya de azuzar al cubano al odio y que esta Isla anclada
en el Caribe no vierta más llanto. Volvamos a sembrar la semilla del
amor, la confianza, el respeto y la tolerancia. Regresemos a Dios.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/que-cuba-no-vierta-mas-llanto-269010
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