Jueves, Octubre 6, 2011 | Por Rafael Ferro
PINAR DEL RÍO, Cuba, octubre, www.cubanet.org – Los desvelos comenzaron
para los cubanos en enero de l959, cuando triunfó la revolución
encabezada por Fidel Castro y todo cambió. La gesta revolucionaria
contó con el apoyo de la mayoría del pueblo. Castro y sus tropas
ganadoras, dieron el empujón definitivo a un gobierno que desde hacía
rato estaba abocado a la debacle.
El pueblo participó en la batalla y esperaba que fuesen escuchados sus
reclamos. Pero la idea de Fidel Castro era otra y el pueblo estaba
totalmente ajeno a las manipulaciones que estaban por venir.
Desde su condición de autodenominado "Comandante en Jefe", con poderes
absolutos, Fidel Castro se dio a la tarea de buscar un enemigo mayor
para Cuba. Siguiendo las reglas del arte de la guerra de Sun Tzu, el
legendario general chino de la antigüedad, buscó a ese enemigo
indispensable bien cerca y lo encontró en Estados Unidos.
Desde los primeros años revolucionarios comenzaron a inducirnos la
paranoia por supuestas amenazas de invasiones norteamericanas y
probables guerras, que hasta la fecha no han llegado. Estando el país
entero en eterna alarma de combate, el sueño fue una de las
prohibiciones primeras para los cubanos. Había que estar siempre alertas
ante "la amenaza".
Muchas familias se desvelaban además por tener hijos, hermanos o padres
en peligro de terminar en el paredón de fusilamiento, marcados como
traidores o supuestos criminales de la dictadura anterior. Con los
sesenta comenzó además el éxodo y las separaciones que hoy continúan.
Llegó la década del setenta y nos trajo el horror de que los cubanos
fueran obligados a luchar y morir en contiendas lejanas, con las que
nada teníamos que ver. África fue el escenario donde los cubanos dejaron
su sangre bajo el pretexto de una absurda doctrina de "internacionalismo
revolucionario", que nunca entendimos. Fueron muchas las familias con
hijos combatiendo en Angola, condenadas no poder dormir en paz, el
castigo divino de los cubanos.
Los ochenta comenzaron con el éxodo masivo del Mariel. El gobierno
cubano en respuesta de arrebato contra una irrupción de ciudadanos en la
embajada del Perú, abrió el puerto del Mariel para la emigración masiva
hacia Estados Unidos por mar y, en cinco meses, se nos fueron 125 mil
cubanos más. Fue otra década de sobresaltos familiares, lágrimas, nuevas
ausencias y despedidas. Más noches de insomnio para nuestras familias.
Al final de los ochenta y principios de los noventa, cayeron cual fichas
de dominó las dictaduras comunistas de Europa, el llamado "campo
socialista", y finalmente se desintegró la Unión Soviética,
desapareciendo con ella los subsidios que constituían el principal
soporte económico de nuestra dictadura. El gobierno cubano se negaba a
cualquier cambio o a abrir nuevos espacios económicos, y llegó el
Periodo Especial, que nos colocó en la miseria absoluta.
Brotaron manifestaciones de inconformidad a lo largo y ancho de la isla,
y otra vez el mar devino puerta de salida a la esperanza. El gobierno,
como válvula de escape, permitió irse a todo el que quisiera y se
produjo una nueva estampida. Llegaron más de 33 mil cubanos a Estados
Unidos, pero nadie sabe en realidad cuantos huyeron. En las precarias
balsas se fueron decenas de miles, y hubo ahogados a montones. Muchos
familiares de esos muertos quizás tengan aun noches de insomnio
imaginando sus últimos momentos.
Llegó el nuevo milenio y seguimos sin alicientes y sin derecho al sueño
los cubanos. Cambios indispensables que no llegan, desempleo masivo
anunciado, fortalecimiento de las leyes represivas y nuevas maniobras de
los de arriba para asegurar la perennidad de La Familia en el poder.
Parece que los cubanos sólo podemos aspirar a dormir tranquilos en la tumba.
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