Wednesday, August 24, 2011 | Por Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, 24 de agosto (www.cubanet.org) – El gobierno cubano
tenía como soporte de cohesión el igualitarismo, el paternalismo y el
voluntarismo. Había un pacto social de los gobernantes con el pueblo.
Los primeros entregaban casas, educación, asistencia médica y
hospitalaria, canasta básica, seguridad y protección social, todos
subsidiados. A cambio recibían el apoyo de una parte apreciable de la
población a su modelo de gobierno en el que están ausentes las
libertades y los derechos.
En sus cinco años como presidente, el general Raúl Castro ha guardado
silencio acerca de los errores en que incurrió su predecesor, Fidel
Castro. Consciente de la crisis en que el hermano sumió a la nación, y
para evitar que cayera al abismo, Raúl Castro inició desestructuración
del modelo paternalista que mantuvo Fidel, gracias a los subsidios de la
desaparecida Unión Soviética, y ahora, a la ayuda del gobierno venezolano.
Este igualitarismo afectó negativamente nuestra sociedad, con la falsa
política de pleno empleo, que redundó en la casi nula productividad.
Al liberarse más dinero que mercancía, el gobierno, para evitar un
exceso de circulante y mantener en los límites permitidos el déficit
fiscal, que el pasado año fue de 3,6 por ciento, aplicó una despiadada
subida de precios a los productos de mayor demanda.
En los cinco años que lleva como presidente, Raúl Castro no ha podido
detener la caída de la producción de bienes, y para garantizar los
alimentos que distribuye de manera normada a la población, destinó el
pasado año mil 500 millones de dólares para su compra en el exterior.
Como los alimentos racionados no alcanzan, a las familias no les queda
otra salida que comprarlos de manera liberada en los mercados
agropecuarios, tiendas de recuperación de divisas, o en el mercado
negro, a precios prohibitivos.
Estas penurias son menores para los integrantes del dinámico sector
privado compuesto por campesinos propietarios de tierra,
cooperativistas, usufructuarios de tierra y cuentapropistas, que ya
sobrepasan el millón de personas. Sus ganancias, a pesar de la
restricciones existentes, están ya muy distante de los 448 pesos (unos
18.60 dólares) mensuales que ganan los casi 3,9 millones de trabajadores
que trabajan en para el Estado.
Al cierre del primer trimestre del año, el promedio mensual devengado
por los campesinos y cooperativistas fue de 700 pesos (unos 28 dólares),
los contratados en cafeterías y paladares reportaron una entrada mensual
de mil 23 pesos (40,92 dólares).
Todo indica que la actividad privada se acrecentará, porque el gobierno
-por ahora- no tiene ninguna posibilidad de encontrarle empleo a los 1,2
millones de trabajadores que despedirá.
Por el momento, las opciones que se les brindan a los que quedan
desempleados es sacar la licencia para realizar alguna actividad por
cuenta propia o explotar la tierra como usufructuarios.
Contrario a lo que afirman los defensores del Estado, la solución del
empleo en Cuba hay que buscarla en la actividad privada, la que durante
tantos años el gobierno comunista demonizó, porque afirmaba que lo único
que traería bienestar, estabilidad y desarrollo al pueblo cubano era el
socialismo.
http://www.cubanet.org/articulos/el-fracaso-del-estado-paternalista/
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