23-08-2011.
Jorge Luis García Pérez
Presidente del Movimiento Presidio Político Pedro Luis Boitel, ex preso
conciencia
(www.miscelaneasdecuba.net).- Quiero y para aclarar malos entendidos,
expresar que no soy contrario a las políticas de diálogo y
reconciliación pues reitero que ellas son sinónimos de civilización,
tolerancia y comprensión, factores que deben primar en todo esfuerzo de
transición.
Pero reitero que un diálogo sin voluntad política de la otra parte es
estéril e inútil, un diálogo con quienes no nos reconocen como entes
sociales, ni como personas, es como decía Bolivar arar en el mar.
Cuando hace unos días leí y escuché el documento titulado "El camino del
pueblo" firmado por prestigiosos y muy queridos compatriotas míos dentro
y fuera del país, pensé en las transiciones de Chile, Sudáfrica, Polonia
e incluso en la nicaragüense y con el mayor de los respeto a los
firmantes considero que las condiciones no están creadas para tan magno
pacto e incluso al régimen le convendría en las circunstancias actuales
tales proyectos. Me explico:
Primero, entretendría a la opinión pública y sobre todo al pueblo con
falsas expectativas sin ceder, en momentos en que la asfixiante
situación económica golpea a sus ciudadanos.
Segundo, le restaría protagonismo a una oposición que a sabido ganarse
espacio en detrimento de una dictadura que carece de la más mínima
voluntad aperturista.
Tercero, el documento el Camino del Pueblo con una elaboración impecable
y conteniendo los anhelos del pueblo, pasa por alto el principal factor
para toda transición, es decir a la acción y a la resistencia de los
ciudadanos.
Cuando el general Augusto Pinochet se atrevió al plebiscito, cuando el
régimen comunista polaco llamó a la oposición a dialogar o cuando los
racistas sudafricanos decidieron liberar a Mandela y desmantelar el
oprobioso Apartheid, no actuaron por solicitud de un documento, ni
porque los opositores y disidentes más notables se lo solicitaron.
Pinochet, Jaruzelski y otros especímenes cedieron ante la presión de la
resistencia de sus pueblos y el respaldo de la comunidad internacional,
porque solo la presión sobre todo la interna puede derivar los
totalitarismos.
No obstante y salvo lo concerniente al dialogo nacional considero un
documento importante y representativo de los objetivos por los que
luchamos y en ese sentido valoro la madurez política e intellectual que
han ido cobrando las fuerzas democráticas dentro y fuera de Cuba.
De todos modos y convencido que todo lo que se quiere hacer a favor de
Cuba, su libertad y de su pueblo es positivo aún cuando no compartamos
en los lineamientos, por lo que lejos de este escrito considerarlo
crítico o de censura es mi modesta opinión o sea es la modesta opinión
de un cubano que también desea ver a su patria libre, pero sin los
Castro y sobre todo con una salida que no puedan significar continuismo,
sucesión, ni tampoco lo que sucedió en la otrora Unión Soviética, donde
en el momento crucial, la oposición por no saber ponerse a la altura del
momento histórico dejó que antiguos represores y jerarcas se repartieran
el poder y las riquezas del país.
¡Ah! y una última observación, que distinto fuera el documento el Camino
del Pueblo si una sugerencia tan objetiva y justa como la del ex preso
político Ángel Moya Acosta formara parte del documento en cuestión.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=33368
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