Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El periodista Reinaldo
Escobar me llamó aparte y me entrego un sobre, y en tono confidencial me
dijo.
-Chico, mira a ver si la puedes leer y después me das tu opinión.
-Como no, compadre, le respondí y estrechándole la mano salí de su
apartamento donde se acababa de presentar el segundo número de la
revista Voces.
Dos días después leí el texto, titulado Desde el foso. Con el talento
que lo caracteriza, Reinaldo nos presenta la crónica de su vida en los
veinte años que estuvo en el periodismo oficial, hasta que fue expulsado
del periódico Juventud Rebelde, y encontró trabajo en la empresa
encargada de arreglar los elevadores de los edificios altos de la ciudad.
Una característica de la obra es la narración de dos historias paralelas
y convergentes hacia el final. La novela comienza con lo que debiera ser
la última crónica del libro, cuando el personaje principal es ya un
operario de los elevadores y le resulta desagradable sacar una rata
muerta en el foso del elevador. De ahí su titulo.
Por sus páginas pasan los nombres, velados o no, de grandes amigos y
mejores enemigos, de amores posibles y los ingratos imposibles.
Frustraciones y sueños. Desde el foso es un libro de realismo
socialista. Un hombre marcado por la ideología lucha contra las
dificultades, émulo de algunos libros clásicos soviéticos, Así se templo
el acero, La carretera de Volokolam, Un hombre de verdad. Pero a la vez,
es intensamente reflexivo sobre lo que para muchos cubanos es la
traición a la revolución social prometida. De este modo, el libro de
Escobar también está emparentado con Un día en la vida de Iván
Denisovich, El Doctor Zhivago y El Archipiélago Gulag.
Libro biográfico y honesto, Desde el foso es una mirada intensa a la
realidad cubana de las décadas de los años 70, 80 y principios de los 90
del siglo XX.
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