RAUL RIVERO:
Escopeta y pase de sombrero
Madrid -- Anclados en la misma torpeza y similar atropello con los que
ha llevado al país a la pobreza y al secuestro político, el gobierno
cubano maneja ahora el estado ruinoso en que ha quedado su geografía y
la sociedad, después de dos ciclones y medio siglo de falsedades y
frustraciones.
Hacia adentro, un lenguaje triunfalista de mera propaganda de mural y
ferretería, como si el chabolismo viniera enredado en las ráfagas de los
huracanes y la escasez de alimentos fuera un dispositivo anticipado y
exclusivo que acompaña a los aguaceros y se amplifican con las inundaciones.
Para la gente de Antilla, Gerona y Paso Real, noticieros en los que
sacan tejas que no se dejan tocar en las pantallas y chorrean un agua
sin temperatura. Camiones cargados de madera sin olor ni tejido.
Después, unos tipos que recorren las ruinas con aires de entendidos y
señalan las grietas y los pedazos del cielo que han venido a suplantar
la cobija y el amparo de los techos.
Amenazas para los que suben los precios de los alimentos y ni una
palabra de crítica o condena para el sistema que ha conseguido dejar
estéril, sin malangas ni mariposas, como dijo el poeta, la tierra de una
isla fértil que, además, es hermosa. Miedo para el que le pone precio a
una naranja y elogios para el que la suprime y la hace convertirse en
una fruta exótica como las peras o las manzanas.
Trabajo, trabajo y trabajo para los habitantes de los escombros y los
invitados a las comensalías de galletas y caramelos de los albergues.
Trabajo y optimismo, felicidad o la caricatura de lo que debe ser la
felicidad en lo que debe ser el rostro para colaborar con el engaño
diseñado para las funciones interiores.
Cárcel para dos jóvenes opositores en Guantánamo. Son Yordis García
Fornier e Izaél Poveda Silva, condenados a un año y un año y cuatro
meses de prisión bajo la acusación de desacato. Estaban presos desde el
mes de agosto. Abandono para los presos políticos. Agua y humedad en la
celda del poeta y periodista Ricardo González Alfonso, enfermo y sin
atención médica desde julio.
Olvido y distancia para el ex preso de conciencia Margarito Roche, sin
casa y sin ropa en las calles de Caibarién y para Melba Santana Ariz,
esposa del prisionero Alfredo Domínguez Batista, sin casa y sin pan en
Puerto Padre.
Eso, el puño cerrado y la cena segura en el puesto de mando y en sus
burbujas protegidas. Hacia el mundo exterior, el sombrero de guano y las
banderolas para que se dejen caer las donaciones que ellos también
deberán administrar.
Para el universo ancho y ajeno, un discurso a medio camino entre la
limosna y la soberbia, como si hubiera que premiar la ineficacia, el
trillo de la pobreza y la estructura débil y sin intendencia que recibió
temblando la fuerza de la naturaleza.
Hay que escuchar las voces legítimas de allá. Las familias damnificadas,
la gente que está en el camino y en los territorios más inhóspitos y
duros de la sociedad. Hay que prestar atención al viento que trae las
voces de los opositores y del periodismo independiente porque ellos
viven en la verdad y la verdad es enemiga natural de la escopeta, sus
bocas negras y los perdigones.
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