Publicado el 09-16-2008
Dos huracanes que azotaron a Cuba y una tiranía de medio siglo
Es una indiscutible realidad que la isla de Cuba acaba de ser azotada
por dos inmensos huracanes, el primero llamado Gustav y el segundo
llamado Ike, siendo éste más fuerte que el primero. Fueron huracanes
desastrosos, no sólo para Cuba, sino también para otros países,
especialmente Haití y República Dominicana, Puerto Rico y los Estados
Unidos con importantes ciudades costeras en el Golfo de México.
Las imágenes vistas por la televisión reflejan un desastre casi sin
precedente en la historia de los huracanes que han azotado a esta
región. Sin embargo, hay que establecer cierta diferencia entre lo que
se ve claramente como desastre ocasionado por un huracán y las
condiciones desastrosas de las casas, de distintos tamaños y categorías,
que ya estaban en pésimas condiciones como consecuencia del régimen
tiránico, político y económico de carácter totalitario comunista de los
hermanos Castro. Las huellas de la tiranía totalitaria
marxista-leninista se pueden separar de los terribles escombros
producidos por el huracán.
Ya se sabe que los resultados de los dos huracanes son, por sí solos,
independientes de la tiranía que azota a Cuba desde hace 50 años, con su
secuela de conculcación de las libertades publicas y la miseria derivada
del sistema socio-económico impuesto, a sangre y fuego, por esa tiranía
sin precedente en la historia de toda América.
No se requiere un extraordinario esfuerzo de imaginación para establecer
la diferencia entre los espantosos escombros dejados por los huracanes y
las inundaciones y lo que se palpa con respecto a casas y edificios que
estaban en lamentables condiciones antes de esos huracanes.
Es conveniente tomar en consideración el hecho de que con el crecimiento
de la población cubana fue necesario construir inmensa cantidad de casas
que, por razón de la pobreza prevaleciente en ese país, fueron
construidas en forma sumamente precaria, en las cuales, aun sin
huracanes, sus ocupantes han vivido en condiciones miserables. Y eso se
palpa al ver esas casuchas, muchas destruidas y otras que de alguna
forma se mantienen en pie. Por supuesto, para los que conocieron Cuba y
sus ciudades antes de estos huracanes, y antes de la tragedia política
que lleva ya 50 años, ven con tristeza y con dolor cómo casas o
edificios de otros tiempos se encuentran ahora, como consecuencia de la
tiranía y su miseria, en condiciones deplorables.
Hay que reflexionar, con indignación, acerca de lo que sufre el pueblo
cubano, no sólo por la embestida de huracanes terribles, sino también
por una tiranía totalitaria marxista-leninista, la de los hermanos
Castro, una dictadura destructora que está en el umbral de medio siglo.
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