2008-09-14.
Pablo Felipe Pérez Goyry*
(www.miscelaneasdecuba.net).- El pueblo cubano se debate entre códigos y
sensaciones que lo sumergen en la incertidumbre y confinamiento, la
turbación y desesperanza. Pareciera que es una contestación, conciente o
consciente, de un país enmarañado en contrastes exagerados. Ahora,
después del paso del huracán Ike, esta realidad se acentúa a más no poder.
Los cubanos están sufriendo en carne propia castigo inclemente,
consecuencia de esa fuerza natural ciclópea. El huracán se ha marchado y
ha dejado después de su andadura: desolación espeluznante, destrucción
apocalíptica y muertes inmerecidas.
Se habla de más de 30 mil viviendas afectadas y aproximadamente el 70
por ciento de las áreas agrícolas están arruinadas. En pocas palabras,
la catástrofe es descomunal no-solo en viviendas y la agricultura,
también en toda la infraestructura económica del país y son numerosas
las personas damnificadas.
No es un secreto la difícil situación de los cubanos, que sobreviven en
un aletargado contextus implantado por un régimen totalitario. Ahora
mismo, los nacionales sobrellevan una de las mayores tragedias
ocasionadas por un huracán, que traerá más pobreza y represión.
Pero si algo es repudiable es la incapacidad que enfrentan los
compatriotas que viven en los EE.UU., a quienes se les niega la
posibilidad de ayudar con remesas y paquetes postales a sus familiares,
pues, Bush no quiere declarar una moratoria de 90 días a estas
restricciones. De igual manera, si execrable es la actitud del gobierno
estadounidense, es hipócrita la de aquellos que por décadas ha promovido
y apoyado prohibiciones como esta. ¿Acaso estos no tiene familiares en
la isla? ¿Por qué ahora solicitan ayuda directa para los cubanos que
viven en la isla?
No quiero pensar mal, empero, tengo la percepción que estos "cubanos",
amalgamados al gobierno norteamericano, les remuerde la conciencia o ya
están buscando votos para el partido republicano o demócrata, para las
muy cercanas elecciones presidenciales. De ser así, no me extrañaría,
pues, no es la primera vez que cosas parecidas ocurren en el exilio
floridano. Es posible que, ellos, interpretan al dedillo que la
procacidad conoce "el precio de todo y el valor de nada".
Sin embargo, acepto la pipa de la paz, porque en horas trágicas como las
que viven los cubanos, decente es vigorizar lo anotado por la
compatriota Beatriz del Carmen Pedrosa y cito: "En tiempos de catástrofe
el tesoro más grande que pueda guardar la humanidad es la inteligencia
seguida de la compasión y el amor al prójimo". (Véase 'Tiempos de cambio
para una catástrofe'. Pedroso, Beatriz del Carmen. Misceláneas de Cuba.
6 de septiembre de 2008)
Desde esta tribuna, quiero sumar mi voz a las que hacen un llamado
sincero a la comunidad internacional, para que más allá de los dogmas
políticos llegue ayuda urgente al archipiélago. Detrás del huracán Ike,
las pesadillas y secuelas, sumadas a las ya endémicas, abarrotan a los
cubanos en un calvario interminable e inhumano; es esencial la
solidaridad desinteresada y prudente para pueda llegar con celeridad la
colaboración que permita mitigar la crisis humanitaria que existe en
Cuba. ¡Namaste!
*Pablo Felipe Pérez Goyry.
Analista y Periodista Independiente.
Web Contextus: http://es.geocities.com/libertadeopinion/
Blog Contextus: http://contextuspablofeliperezg.blogspot.com/
Septiembre de 2008.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17121
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