Cuba: "Lo que se ha visto es la punta del iceberg''
WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald
A duras penas, sorteando los escollos de una carretera bloqueada por
árboles caídos y objetos arrastrados por la penetración del mar, Marlene
Cruz y su esposo pudieron llegar en bicicleta el miércoles hasta el
poblado playero de Caletone, provincia de Holguín, donde el matrimonio
tenía una vivienda.
La imagen del lugar no podía ser más desoladora. De la casa recién
reparada sólo quedaban escombros entre un mar de destrucción a su alrededor.
"Era el paisaje después de un bombardeo, como lo había visto en las
películas'', contó Cruz, de 37 años, a través de un teléfono celular.
"Me eché a llorar sin consuelo''.
Según Cruz, contó apenas una docena de casas en pie en todo el pueblo,
donde antes se levantaban cientos.
Caletone, un pequeña comunidad adyacente a la ciudad de Gibara, forma
parte de las historias de devastación que permanecen aún sepultadas tras
el paso de Ike por la zona nororiental de Cuba. No es corta la lista de
poblados, ciudades y municipios sobre los que todavía se desconoce la
magnitud de la destrucción o de las que no se han tomado imágenes para
la televisión tras el impacto del huracán; van descubriéndose a
cuentagotas en medio de la avalancha de tragedias que emergen con el
paso de los días.
"Lo que se ha visto hasta ahora es la punta del iceberg de lo que ha
pasado'', relató Yosvani Anzardo, un periodista independiente del
poblado holguinero de San Germán. "Hay pueblos que han desaparecido
totalmente y otros que nunca serán los mismos, pues la mayoría de las
casas están dañadas o derrumbadas''.
Habrá que reconstruir poblados casi totalmente y su fisonomía no será
nunca la misma. En no pocas plazas y parques hay glorietas agrietadas y
bancos destruidos.
Según datos preliminares, sólo en la provincia de Holguín unas 37,000
casas quedaron destruidas y se perdieron más de 3,500 hectáreas de
plátano, hortalizas, yuca y otras viandas. De Gibara, una ciudad costera
que recibió el impacto directo de Ike, las noticias son aún fragmentadas
porque no existe comunicación telefónica y la electricidad permanece
cortada.
"Los rumores son que no tendremos electricidad en Gibara en 20 días, la
gente está alzada'', contó María Gil en un mensaje a un familiar.
Hay casas en pie donde se han ido a guarecer hasta 52 personas. Otras
están protegidas en iglesias y albergues, todavía bajo el impacto
emocional de la destrucción.
Pueblos costeros como Morales, Macabí y Mulas prácticamente
desaparecieron del mapa.
Tampoco hay muchos contactos con la ciudad de Banes, donde se reporta
que el 90 por ciento de las viviendas fueron afectadas, y casi la mitad
son derrumbes o presentan daños irreparables.
"En Banes la situación es tensa, la gente está cocinando en ollas
colectivas en plena calle'', relató Anzardo. "La destrucción es total''.
Según otros testimonios obtenidos por El Nuevo Herald, la situación de
Banes se complicó en las horas previas al paso de Ike, pues el pueblo se
encontraba en carnavales y las autoridades de la Defensa Civil
enfrentaron fuerte resistencia a las evacuaciones.
En el municipio minero de Moa hay mas de 4,500 viviendas afectadas (640
con derrumbe total) y más de 90 postes eléctricos fuera de servicio.
Comunidades cercanas como Haití Chiquito y Los Mangos están
incomunicadas y arrasadas.
La producción de níquel --principal fuente de ingreso del país-- quedó
interrumpida en las plantas de Moa y Mayarí.
En la vecina provincia de Las Tunas, Puerto Padre, Manatí y Jesús
Menéndez (antiguo Central Chaparra) el panorama no es menos preocupante.
Un 80 por ciento de sus viviendas está destruido.
Los desplomes de árboles no sólo provocaron destrozos en viviendas y
postes eléctricos y telefónicos, sino que también afectaron varios
tramos de carreteras en la zona. En Camagüey, la entrada a la ciudad de
Florida quedó bloqueada por la caída de más de 40 caobas que no
resistieron la embestida de los vientos.
En la ciudad portuaria de Nuevitas, 2,500 viviendas quedaron
inhabitables --entre ellas 300 derrumbes-- y el 15 por ciento del fondo
habitacional turístico está dañado.
Pero los derrumbes de viviendas y las evacuaciones de un tercio de la
población oriental no son los únicos descalabros que preocupan con
urgencia a las autoridades gubernamentales. El huracán Ike ha causado
también deslizamientos de lodo y ha provocado impresionantes entradas de
agua a los embalses, obligando a medidas de emergencia.
En las montañas de la provincia Granma, al sur del oriente cubano, se
han producido deslaves como resultado de las prolongadas lluvias,
poniendo en peligro la existencia de caseríos y poblados de la zona.
"Me contó un tío que el rescate fue de película del sábado'', relató
Mario Segura, residente en Bayamo, Granma.
Segura se refería a la operación realizada para salvar a los pobladores
de Las Canarias, en el municipio de Guisa, quienes quedaron aislados por
los deslaves y tuvieron que ser rescatados con helicópteros y fuerzas de
salvamento.
También se han producido deslizamientos en la Loma del Fuerte, en el
municipio Jiguaní; Mompié y Minas de Frío, en Bartolomé Masó; y en
Campechuela, según alertó el Centro Nacional de Investigaciones
Sismológicas de Cuba.
Al mismo tiempo, las autoridades de Granma encaran el crecimiento de
hasta el 97 por ciento en la capacidad de embalse de las 10 presas
existentes en el territorio. El mayor peligro parecen estar en las
presas de Corojo y Cauto el Paso --que llegan a un 80 por ciento de su
capacidad.
Segura contó además que los ríos Cautillo y Buey están crecidos y
comienzan a salirse de sus cauces, lo que significa una amenaza para
poblaciones aledañas como Yara y Veguita.
Las precipitaciones ciclónicas también rellenaron la presa Zaza --el más
importante embalse del país-- y despertaron la alarma de las autoridades
gubernamentales en la provincia de Sancti Spíritus.
En apenas 24 horas, la presa Zaza asimiló unos 300 millones de metros
cúbicos de agua, la mayor cantidad en los 37 años de existencia de esta
obra hidráulica del centro del país. La instalación tiene una capacidad
de 750 millones de metros cúbicos, con 82 pies de profundidad.
La otra clave del rompecabezas ciclónico a lo largo del país es el
abastecimiento alimentario de una población que comienza a impacientarse
por la lentitud de la respuesta gubernamental.
"Aquí no le han dado ni un paquete de galletas a nadie desde que pasó el
ciclón'', expresó Anzardo. "El Estado vendió ayer huevos a 1.50 pesos
cubanos, es decir, 50 centavos más caros de lo que los venden los
particulares, así que debemos estar preparados para sufrir mucho más que
antes''.
Al menos en poblaciones como Nuevitas, Cienfuegos y Antilla se han
reportado pérdidas de alimentos almacenados.
Anzardo ha tratado de recorrer las calles de San Germán para no perder
imágenes y testimonios de esta hora crucial para sus compatriotas, pero
ya han comenzado los obstáculos de la censura oficial.
"Está prohibido tirar fotos y recoger material, con advertencia de que
te pueden confiscar las cámaras... en eso todo sigue igualito que
antes'', señaló Anzardo.
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